DE AMORES FALSOS Y OTROS CUENTOS.

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EL DIA QUE DURÓ UN AÑO

El tiempo, cuya metáfora inmediata es el agua.

J.L. Borges.

Desde los primeros días del mes de agosto el calor ya estaba estancado en el pueblo. Pasaba, desde entonces, las tardes junto a este tanque donde más o menos se guarda un ambiente fresco. A un lado se despliega hacia el cielo un pino formidable de ramas caídas y follaje espeso, y bajo su sombra el musgo crece como una plaga. La mayoría de las rocas se colorean en partes del moho que brota por la humedad que crean todas esas gotas que salen de esa tubería oxidada. Hasta hace una semana también había hongos que crecían, no sé bien si por la humedad del lugar o por la mierda tirada de los animales que vienen a beber agua al tanque. Ahorita ya no he visto crecer alguno, pero en cuanto vea retoñar uno, poco le va a durar el gusto. Yo la verdad prefiero esos a los que les llaman "hongos de huevo". No..., si nada más de acordarme se me remueven todas las tripas.


Como les venía diciendo, ahorita el pueblo está inundado de calor y donde más se siente aquello es en el mero centro, donde está la Iglesia y el Palacio de la Municipalidad, porque en las orillas se siente pero no tan fuerte como en el centro. Para que se haga una idea y trate de entender de lo que le hablo: el pueblo parece un enorme cráter, no tan pronunciado, claro, pero eso parece; a su alrededor hay cerros, y atrás de esos cerros existen más cerros. Para donde se mire se encuentra uno un cerro, por eso cuando llega el calor se encharca y le resulta difícil irse; lo mismo pasa con el frió, la neblina viene acarreada por el viento, viaja a veces con cierta prisa para llegar a donde tiene que llegar, pero cuando pasa por aquí, a éste boquete que es el pueblo, hace una pausa y se queda semanas enteras descansando, inmóvil, como dormida, y después también le cuesta trabajo desprenderse de donde ya se había anidado. Ojalá fuera en agosto cuando llegará ese neblina fría por aquí, que es cuando más se le extraña, no que ahora... si de por si el sol en agosto está más cerca de la tierra, por eso dicen que es cuando más arrecia el calor. Yo no entiendo cómo es eso de que se acerca más, porque por más que uno lo quiera mirar no se deja, apenas levantas la vista y se te ciegan los ojos, ni da tiempo ver de qué tamaño es; a veces alcanzas a ver un punto blanco pero no más. Pero eso es lo que dicen, que por eso hace más calor.

La gente sabe que aquí, junto al tanque, se la pasa uno sabroso, pero son pocas las personas que vienen, más bien nadie, y quien viene sólo lo hace para darles agua a sus animales; a veces se sientan un rato conmigo, se secan el sudor acumulado en su frente, cesan sin descanso, beben un poco de agua y se paran siempre con la intención de irse. Siempre parecen tener demasiada prisa. No sé por qué prefieren estar ahí tostándose y respirando el aire que más bien parece vapor, en lugar de estar aquí. Halla hasta cuesta trabajo respirar, pareciera que el aire con tanto calor se hiciera bolas y terminara cayendo al suelo de tan pesado, pero allá ellos, si para llegar a aquí no es tanto, es el mismo camino que se toma para llegar a la laguna, solo que en vez de seguirte derecho, te desvías por esa vereda torcida que desde aquí se ve.

Como la gente casi no sube, el camino está lleno de matorrales y de hierbas que siempre están secas, allí anidan esas víboras que agitan estremecidas un cascabel, pero no hacen nada, nada más que eso sí: se tiene uno que pasar derecho y sin voltearlas a ver, aun que se escuche su cascabel sonando. Aun que ahorita ya no he visto una, se espantan y se van cuando la gente sube a darles a beber agua a sus animales, se van cuando se sienten invadidas y atosigadas por el ruido y como ahorita la laguna es puro lodazal, y ese lodo no tarda en hacerse polvo, la gente viene con todo y su ruido al tanque, si no, ni vinieran. Parecen tenerle una especie de pavor al tanque, más que al tanque se me hace que es al hoyo ese. La mera verdad yo también le tengo un poco de miedo, con todos esos rumores resonando en el pueblo uno nunca sabe, más vale tomar sus precauciones.

Unos dicen que quien entra permanece en él un año entero, hablo del agujero aquel; otro que un año, estando allí, es un día; otros más agregan que dentro de él se llega con un cansancio inevitable y quien entra solo desea descansar por unos días. Nadie sabe exactamente qué pasa adentro, aun así las personas suponen ciertas cosas y entre tanto rumor y suposiciones han pasado a traer a mi familia desde que yo era pequeño, a mi madre le hicieron creer que ese hoyo le había robado vida a mi padre. Un día se le vio subir por esa vereda que usted ve adelante y volvió hasta los veinte o veintiún días, terroso y consumido, como si una fatal enfermedad lo hubiera ahorcado. Llego tan débil a la casa que paso tres semanas tirado en el piso donde dormíamos, envuelto en sarapes y yerbas de olor, antes de que ahí mismo la muerte lo despojara de lo poco que le quedaba. Mi madre nunca creyó nada de lo que decían en el pueblo, siempre pensó que eso era cosa de brujería, por eso envolvió a mi padre con no sé qué tanta yerba, lo que sí sé es que eran de olor, es lo único que sé.

Por eso la gente no se acerca por aquí, le tienen miedo a ese agujero y a unos seres que les llaman "los duendes". Igual y también solo son eso: rumores. Ahora que a esos seres yo si lo he visto, y más ahorita que me vine a aquí junto al tanque, que dicen es donde se hallan. Salen de momento, primero uno cree que son criaturas, revoloteando y jugando con el agua, riendo como si fueran niños. Pero después uno les ve bien la forma y parecen todo menos niños, hasta ajolotes parecen, pero niños no. Son pálidos de su cara, tienen el cuerpo lleno de lama, los pies lodosos y son de este tamaño, de lo que no me acuerdo es si tienen cola.

Y ahora que traigo a colación lo del agujero aquel, cuando uno se acerca, se siente una especie de temor, un recelo de un daño que podría llegar a ocurrir; se siente una especie de necesidad por acercarte más y más, una urgencia de entrar en él. Quizá son más que solo rumores

No sabría decirle si fue la agonía de mi estado o si en verdad ocurrió aquello, pero hace un par de semanas, cuando el calor llego a estancarse al pueblo, la pena de perderlos a los dos llego ese mismo día a inundar todo esto que ve como hombre, quiero decir a mi persona. Sinceramente no podía quedarme allá abajo esperando a que la resignación llegara, con ese calor nada llegaría, porque uno no puede pensar más que en las penas y cuando estas se enrollan de esos rayos de sol que no hacen más que desolarlo a uno, lastiman el doble. Por eso decidí venirme aquí junto al tanque, a esperar, y como fue por aquí donde dicen que los vieron por última vez, pues aquí estoy, esperando, desde los primeros días del mes de agosto. Cuando llegue, claro que pensé en buscarlos dentro de ese agujero, cuando subía por esa vereda torcida que desde aquí se ve, ya venía pensando en eso, y como está aquí juntito pues lo primero que hice fue acercarme para ver si se podía distinguir algo en medio de ese hoyo oscuro, uno podría jurar que es la cueva de un animal, pero aun estando al frente de él no se advierte absolutamente nada. Cuando estaba en frente del hueco ese, algo raro sucedió, y antes también: no supe cómo me acerque tanto a él, ahí fue cuando sentí esa especie de necesidad por acercarme, y justo delante de él, una voz alargada, entrelazada en suspiros, casi imperceptible, empezó a llamarme. "acéééércate" decía. O eso creí escuchar. Lo cierto es que día a día siento que cada vez estoy perdiendo el juicio. Desde los primeros días del mes de agosto no he dejado este tanque, agua me sobra y cuando puedo hallar algo de comer me siento conforme, y cuando no, también, siempre fui de muy poco apetito; día, tarde y noche, el ambiente es fresco aquí junto al tanque. Lo único que me falta habrá de salir de ese agujero, y aquí me quedare lo que me tenga que quedar, así sea solo para ver a mi único hijo convertido en todo un hombre y a mi mujer consumida, débil, de cabello canoy con el rostro tejido de arrugas. Así tenga que sentarme junto a ella a ver llegar su muerte, o nuestra muerte. No esperare tanto como para permitir que se me vuelva a ir.

Y ultimadas cuentas, si no salen me meto a consumirme allí con ellos, ¡falta más!

FIN

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⏰ Last updated: Jan 26, 2018 ⏰

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De amores falsos y otros cuentos.Where stories live. Discover now