He looks perfect ✧ SungLe/ChenSung

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Pueden escuchar la canción en cualquier momento. Recomendable al final~
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Sus manos sudaban, su respiración era entrecortada, se le cerraba la garganta, tenía el estómago revuelto. Se acercó con suma lentitud, tratando de no retroceder y huir despavorido ante cualquier contacto. Al estar lo más cerca que pudo, abrió la boca pero no dijo nada. Se sentía incapaz de emitir sonido.

—¿Jisung?

La voz lo asustó y retrocedió. Se giró inseguro y trató de moldear el rostro más alegre.

—¿Estás bien? —hizo notar su frente sudorosa y su fingida mueca con el dedo índice, le acarició el rostro con una servilleta—. ¿Tratabas de invitarla de nuevo?

—¡No, claro que no!

—No puedes mentirme. Cada que lo tratas de hacer terminas así o peor. —lo jaló de la muñeca hasta el otro lado del pasillo, junto a su casillero.

—¡Pero Chen, de verdad quiero hacerlo! —lloriqueó, halando su propio brazo y haciendo berrinche.

—¡Te he dicho tantas veces que lo haré por ti!

—¡Y yo a ti que puedo solo!

—Sungie, ¿qué tal si ya la invitaron?, ¿qué harías? —abrió el casillero y metió algunos de sus libros.

—Me rendiría —suspiró bajando el rostro, luego levantó la cabeza de golpe—. No estás tratando de decir que ya la invitaron, ¿¡verdad!? ¡Sabes que me gusta Karin, de verdad tengo que invitarla!

—Yo no dije nada. —murmuró acomodando su suéter.

—¡Es el último año, Chenle!, ¡mi última oportunidad de invitarla a un baile! —recargó su cuerpo contra los anaqueles y cruzó los brazos.

—Te entiendo Sungie, sé tus razones pero... —su mirada se clavó en la pareja del frente. Todo iba mal y apenas eran las ocho de la mañana—. Vámonos, Jisung. —haló levemente por la muñeca a su compañero.

—¿Por qué?

—¡Vámonos, por favor! —lo jaló de nueva cuenta, con mayor insistencia—. No quiero seguir aquí.

—Pero no quiero... —negó con un susurro, siendo callado por sí mismo al girar su rostro.

Ahí estaba Jaeno, un viejo amigo de ambos, hablando con Karin. No era tan importante una charla para Jisung, no era tan celoso por la chica, pero para Chenle sí. Desde que dejó de hablar con Jaeno a causa de su padre tan sólo mencionarlo frente a él cambiaba su estado de ánimo. Puede pasar de eufórico a deprimido en segundos. Y es que el del pasado no había sido un simple problema, había sido uno grande, uno que involucró a muchas personas queridas para Chenle y afectó muy dentro de él.

—Está bien, vámonos —mencionó por lo bajo, lo abrazó por un lado y talló su espalda en un intento de reconfortarlo. Le ponía muy mal ver a Chenle así.

[...]

Los días pasaban y el baile de fin de año estaba muchísimo más cerca, Jisung era incapaz de, al menos, compartir frases con Karin. Los «hola» eran difíciles desde que Chenle intercambió lugares con él para que estuviera junto a la chica en el laboratorio; cada que Jisung volteaba a ver a Chenle en busca de ánimos recibía dos dedos pulgares arriba y una sonrisa a su estilo, con todo y ojos.

Fue un día viernes, a pocas horas del momento esperado, cuando se dirigían al comedor a la hora de descanso que les toco presenciar un golpe bajo para Jisung, uno muy duro directo al pecho: la chica estaba muy tomada de la mano de Jaeno, sentada en la mesa de los jugadores de béisbol junto a él, riéndose. Siendo feliz con su nuevo novio. Y ése no era él.