Julie's Nightmare

1

Tan sólo huye, no regreses más.

La menor miraba el ocaso mientras las palabras de su madre fallecida estaban torturándola. No tenía amigos, no tenía ayuda. No tenía nada.

Julie se levantó con dificultad, pues estaba sentada por un buen rato, lo cual le provocó un leve mareo. Los ojos de la pequeña se posaron en la arena, la cual se iba yendo a la marea.

Ella lo entendía como algo normal, así que se quedo un rato más contemplando el paisaje que se le presentaba a sus iris algo grandes para su edad. Sintió como unas manos arrastrándola a el oceáno. Vió abajo suyo los granos de la arena, la iban arrastrando tomando forma de unas manos gigantes y algo gordas. La tomaban por ambos talones, impidiendo de que la escurridiza niña se pudiera salvar de una de sus variadas muertes.

Su corazón iba acelerando sus latidos por cada segundo que pasaba, llegó a un punto el cual pensó que podría desmayarse, pero no. No tenía habla: gritar no era su opción esta vez. Intentaba librarse de las extermidades pateando, pero era inútil.

La adrenalina aumentaba: estaba perdida en sus pesadillas.

Pasó por muchas de estas, pero sufría como al principio de aquel infierno.

Las aguas del mar tomaron una forma: Una cara deformada. Tenía una sonrisa algo macabra que duraba de una esquina a otra. No aguantaba más; cerró los ojos con esperanza de que aquella pesadilla acabe como las otras. 

Esta no sería la excepción, recordó todo lo bueno que sucedió en su vida: su único amigo, su gato por su regalo de cumpleaños, la sonrisa de su madre por su dibujo del Día de la Madre y la muerte de su enemiga; eso la hacía feliz. Cerró sus ojos con fuerza y pasó rápidamente todos esos recuerdos por su cabeza.

Abrió los ojos. Estaba de vuelta al lugar que amaba: el cielo obscuro que acababa en un tono púrpura y las estrellas trasladándose de un lugar paea otro, haciendo un hermoso vaivén alrededor de la de melena castaña clara de la menor, provocando algunas cosquillas y sonrisas en la pequeña, la cual nunca se ponía así, a menos que esté inmesamente feliz.

Pesadilla N°1.

Superada.