La profundidad de tu mirada me derrumba,
me haces añicos con sólo observarme.
¿Hay algo que se asemeje a la hermosura de tu porte?
Tu compañía rellena los espacios vacíos del roto y viejo maniquí inerte que solía ser.
Tu dulce respiración sobre mí es un placer que sólo yo podría disfrutar.
Adulo tu descansar sobre mi regazo, sin lugar a dudas.
Sube la luna, observo la noche; y compilo mis grandes ansias de juntar nuestros cuerpos bajo el cielo adornado de estrellas.
Pido perdón por no querer compartir el más grande tesoro que he tenido, es decir... no sólo yo podría asimilar que cada centímetro de ti es lo más parecido al más numeroso conjunto de piedras preciosas habidas y por haber, y ni hablar de tu escarchada sonrisa.
Eres la única modelo que mis ojos vislumbran.
Sólo el hecho de saber que de tu presencia seré testigo... se convierte en el artista de sonrisas en mi rostro.
Fueron tus cálidos besos los que fueron derritiendo el témpano de mi corazón.
Y acepté... finalmente acepté, que sólo contigo quería morir; y si antes tú llegases a morir, igual serías tú.
