Dentente, no le hables. ¿Por qué le sonríes? Eran los pensamientos que pasaban por la cabeza de Jaehyun al ver cómo el pequeño Hufflepuff ayudaba a algun chico de primer año. Entendía la naturaleza amable de aquella casa pero aún así deseaba que el menor no fuese de esa forma. Incluso si gracias a eso él terminó con estos sentimientos.
Un año atrás, él estando en cuarto año, lo conoció. Conoció a ese pequeño tejón quién sonreía emocionado a sus padres mientras se despedía de ellos en el andén 9 3/4 de King Cross. Le había parecido tierno, no lo iba a negar, pero no le dio la importancia que le daba ahora.
Fue cuando éste entró al compartimiento en el que él y sus mejores amigos (Seokmin, Sicheng y Mingyu) se encontraban, preguntando por el sapo de un amigo suyo. Recuerda vagamente haberle dicho que ellos no lo habían visto y que ante cualquier cosa, le diría; pero lo más nítido de ese encuentro sin duda fue la sonrisa amplia y agradecida que le brindó el menor. Ni siquiera le importó recibir bromas por parte de los chicos en cuanto el muchacho se fue, estaba más ocupado repasando esa sonrisa en su memoria.
Después del viaje, esperaba ver a ese muchacho de vuelta en el gran comedor (se había entusiasmadocon él) Sonrió al ver a los de primer año amontonados, le recordaba a ese entonces en el que también tenía once años, en donde el Sombrero Seleccionador lo había asignado a Gryffindor, había sido el día más feliz de su corta vida, ya que compartiría casa con los chicos que conoció en el tren.
Podía ver algo de pánico en los rostros de los jóvenes y no evitó sonreír nostálgico, esperaba que buenos gryffindors se unieran este año.Aunque, en realidad, lo que más anhelaba era que ese pequeño mago fuese de la misma casa que él.
Distraidamente felicitaba a un chico llamado Jaemin, quién terminó siendo de su casa; lo único que tenía su atención en ese momento era la cara del muchacho lindo, quién cada vez se veía más nervioso.
-Lee Jeno -llamó la profesora McGonagall, haciendo que el pequeño mago que llamó su atención caminara hacia el Sombrero.
Lee Jeno, saboreó en su mente. Era un nombre hermoso, pensó. Notó la mirada del chico posarse por todos lados, detuviéndose al hacer contacto con los suyos. Jaehyun se moría de vergüenza por haberle mirado por tanto tiempo pero decidió ocultarla y, a cambio, le dio una sonrisa tranquilizadora, esperando que eso calmara al más joven. Sonrió aún más amplio al verlo más relajado y con un leve rubor en sus mejillas. Una ligera voz adulta llenó los oídos de los estudiantes. El Sombrero Seleccionador estaba hablando sobre la cabeza del pelinegro.
-¿Hm?... Vaya, qué mente más encantadora. Podría ponerte en Ravenclaw y serías un excelente pensador pero, no... una mente como la tuya merece estar en un lugar más acogedor -empezó, Jeno sólo cerró los ojos, aceptando lo que el sombrero eligiera. Éste se decidió:-. Serás un perfecto... ¡Hufflepuff!
Jaehyun quedó petrificado, mientras oía las exclamaciones de la casa mencionada y la sonrisa de Jeno de alivio. Lo único que lo volvió de su trance fue la mirada agradecida de Jeno, quién ya estaba sentado en su lugar.
Y así había pasado la mayoría del tiempo durante todo ese año, buscando la mirada del más joven. Siempre que estaba cerca del menor se volvía pálido, un torpe y, sorprendentemente, cobarde Gryffindor. Le costaba relajarse al principio de cada conversación que tenían, pero con el tiempo se sentía calmado, feliz y encantado. Hubieron muchos momentos agradables; Jeno preguntándole por indicaciones, Jeno hablándole de herbiología (incluso si a él no le importaba), Jeno estando en la biblioteca leyendo libros de quidditch. Eran momentos atesorables en su memoria. Poco a poco cayó ante esa cara dulce y esas palabras amables, tanto que recuerda hablar con Jaemin en busca de ayuda, también habló con Renjun, un Ravenclaw amigo del menor, quién también le fue de ayuda para acercarse al menor.
Incluso si ahora era bastante cercano a él, no podía decirle nada. No eran pareja y aunque así fuese, Jeno podía hablar con quién quisiera. Pero le molestaba; incluso si su amabilidad y dulce sonrisa fueron lo que lo hizo caer ante él, ahora parecía odiarlo.
Porque él no se volvería el único en apreciarlo. Esa hermosa sonrisa que vuelve más hermoso al pequeño no era exclusiva para él y, gracias a eso, la tristeza se acumulaba en su corazón.
Miraba atentamente al niño que hablaba con Jeno. Ojos pequeños, pelo castaño y su risa era rara. Jeno no se daba cuenta de las insinuaciones que ese muchacho le daba, de cómo le acariciaba el brazo, sonreía coqueto. Mientras Jeno le hablaba tranquilamente, ese muchacho lo miraba fijamente. Era peligroso. Todo chico interesado en el menor lo era, porque nadie merecía a ese ingenuo tejón. Tenía tanta curiosidad, ¿de qué hablarían? ¿por qué se ríen tanto?
Lo único que pensaba en ese momento era que en verdad Jeno debería dejar de sonreír tanto, era cómo un hábito.
Recuerda una vez en la que sus celos se notaron demasiado. Jeno hablaba con una chica de quinto año y Jaehyun no pudo resistirse. La muchacha le había dado un beso en la mejilla. Recuerda haberle preguntado a Jeno quién era, de dónde la conocía, por qué hablaban. Parecía psicópata pero el pequeño con una sonrisa le había dicho que era una buena amiga y que si estaba interesado en ella le hablaría bien de él. Vaya tonto que no entiende que la persona especial del mayor era él. Vaya torpe que no entendía sus sentimientos.
Lo peor fue pasando con los días, veía tantas personas hablar con el menor, tantas personas queriendo conocerlo más, estaba preocupado. Se sentía egoísta por querer que aquel hermoso ser sólo fuese visto por él pero también creía que todas aquellas personas no iban hacia el menor con las mejores intenciones.
Pero al final, ¿qué era él para el menor? Incluso si le decía a todos que ni lo miraran, no cambiaría nada mientras él no lo aceptara. Él veía sólo a Jeno pero no sabía si el menor lo veía a él. Deseaba que aquel tejón confiara en él y abriera sus sentimientos, realmente lo hacía.
Incluso Jaehyun se sorprendió al sentirse a si mismo acercarse al par, Jeno sonriéndole al notarlo y el gryffindor mirándolo confundido. Incluso él lo estaba.
No midió sus acciones, había sido demasiado tarde. Había besado a Jeno en frente de aquel león y se estaba arrepintiendo. Estaba, hasta que los tímidos y suaves labios contrarios se movieron torpemente, correspondiéndolo. Sonrió durante el beso, Jeno era precioso.
-Quiero darte todo de mí -dijo el mayor, al separarse-. Por favor, mírame y sonríeme sólo a mí.
Jeno le sonrió, dulce, para luego responderle:-. Acepto ser tu novio.
Adoró el beso que recibió después de aquello.
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Detente, chico
FanfictionEsa sonrisa, no se la dediques a nadie más que a mí HarryPotter!au