Otoño.
Cuando la desesperanza le invade su pequeña alma solo le queda buscar un lugar cálido donde la brisa rose su mente y alma permitiendo mitigar aquellos sentimientos que no quieren abandonarle. Su esfuerzo es tal que no se permite llorar frente aquellos que le sonríen. Pero eso no le es suficiente, la brisa otoñal mitiga un poco su desesperanza, pero no la acalla, ni la desaparece, mas bien la aumenta, día tras días, como cada otoño por el resto de su vida o de la que le queda. No posee mas fuerzas para luchar, se ahogara en su miseria.
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