¿Prometidos?

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Dedicado a : GcMoonPurple FiraLili PuniTaisho123 ImSweetPoison 

Disclaimer: Los personajes de Inuyasha no me pertenecen sino a Rumiko Takahashi.

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. -indica cambio de escena.

Indica el pasado. –

—indica tiempo actual-

—"Indica diálogo de bestia interna".-

"Indica pensamientos"

永遠の愛, Eien no ai (amor eterno)

Capítulo 4

— Sesshomaru -repitió aquella misteriosa persona.

— ¿Que quieres? -volvió a contestar tajante.

— ¿Quién eres? -pregunto la azabache que estaba sentada al lado derecho del demonio.

— Eso es lo que yo debería de preguntar, estúpida humana -insultó aquel ser desconocido para ella.

— Que grosero de tu parte y deja te informo que yo no soy "humana" por ahora soy una Inu-Hanyō.

— Eso a mí no me importa, de igual manera sigues siendo inferior.

— Cierra tu puta boca. –espetó molesto el platinado.

Esto hizo enojar de más a aquella persona con la que estaban... ¿hablando?

— No me hables así Sesshomaru que tu madre aún puede acabar con tu vida en este instante.

— Hump.

— ¡Basta! -grito alguien más detrás de ambos.

— Padre –susurró al instante el platinado.

Mientras que Inukimi se limito a mirar de manera seria a Tōga que a pesar de verse mal estaba ahí de pie.

— ¿cuántas veces tengo que decirles que se comporten? -Kagome miró a Tōga y sonrío.

–Tōga-sama —salió disparada a abrazarlo—Lo he echado tanto de menos.

–Kagome —abrazó al cuerpo pequeño de la chica—, yo también te he echado de menos pequeña traviesa.

Después de besarle la frente se separó de ella y se dirigió enojado para encarar a Irasue.

— Irasue –llamó– te dije que dejaras a nuestro hijo en paz.

Irasue, esposa oficial de Taisho, yokai completo, cabellos platinados atados perfectamente en dos coletas altas, ojos dorados, igual que Inu no Taisho único que los hacía diferentes eran las marcas en sus rostros, Irasue tenía una luna en el centro de su frente mientras que Taisho no.

— Kagome ¿podremos ir a tu casa? –preguntó Tōga mientras jadeaba un poco.

— Tōga-sama usted y su familia son bienvenidos en casa -contestó la aludida sonriéndole.

— Bien gracias pequeña. -así emprendieron camino hacia la cabaña de la familia Higurashi.

Sesshomaru no apartaba la mirada de su padre, sabía que estaba mal

"¿Qué hace aquí?" –se preguntó.

Caminaron por un rato la casa de la azabache no estaba lejos pero para Taisho era demasiado dadas las circunstancias de salud.

Eien no AiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora