Prólogo: Y el Universo vuelve a jugar conmigo.

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Tuc, tuc, tuc. Las gotas de lluvia golpeaban las ventanas del autobús en el qu, Macie, y yo viajábamos de vuelta a Jordantown. Teníamos dos horas y media de viaje y aproximadamente lo mismo de que lloviera. Y yo tenía casi lo mismo de no sentir mis piernas.

Macie dormía profundamente apoyada en mi hombro y yo miraba las gotas caer a través de la ventana. Yo la había acompañado a visitar a su novio en la ciudad; normalmente odiaba ser la tercera rueda de ninguna pareja, pero West me caía bien y no era tan malo salir con ellos dos, aunque se pusieran extremadamente melosos. Además, cualquier cosa era mejor que quedarme en casa, contando las horas para mañana. Necesitaba distraerme de lo que me esperaba mañana en Jordantown: el primer día de clases.

Katy Perry cantaba The One That Got Away en mis audífonos mientras yo veía los automóviles pasar en sentido contrario al otro lado de la carretera. La lluvia hacía la carretera especialmente resbalosa y los autos no pasaban a gran velocidad, pero uno que se acercaba al autobús parecía tener problemas para mantener la dirección. El auto empezó a resbalar de verdad sobre la carretera y cada vez se acercaba más a nosotros. Me enderecé en el asiento, haciendo que Macie murmurara algo ininteligible en protesta a mi cambio de posición.

Estiré el cuello para tratar de ver mejor a través de la ventana. El auto estaba a escasos metros de mi lado del autobús. Mi mente empezó a imaginar que tal vez no tendría que asistir mañana al odioso primer día de clases, y luego me arrepentí de haber pensado eso. Las cosas no estaban tan mal para desear morir. Pero no tuve tiempo de terminar de retractar mi pensamiento suicida y homicida para los demás pasajeros, porque en ese momento se oyó un fuerte ¡crack! y todo se volvió negro.

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