Detrás De La Pantalla

Un Año Antes

Esto es ridículo. Tengo que hacerlo. Mi nivel de timidez está llegando a lo absurdo.  Tengo que poder hacer esto. Es sólo una pregunta. En Ask. Va a ser anónima. No puede ser que esto me esté llevando al borde de los nervios, no es como si la aplicación va a pensar "Ah... ¿Con qué este es tu amor platónico? Sería una pena que... ¡LA OPCIÓN DE "PREGUNTAR ANÓNIMAMENTE" SE DESMARQUE! Buajajajaja", con todo y las caritas de memes que aparecen en las redes sociales. Tengo que poder escribirle una estúpida pregunta a Liam sin que mis nervios se destrozaran, esto no debería ser tan complicado.

Abrí la aplicación, busqué su perfil y seleccioné la opción para escribir una pregunta. "¿Tienes novia?" escribí. Y lo borré. Eso era extremadamente patético. Necesitaba escribir algo que fuera tierno e intrigante, pero no lograba concebir qué sería eso. Ojalá mi mejor amiga Macie me hubiera dado una idea cuando le conté mi plan para hacer esto.

Y entonces se me ocurrió. Tal vez la verdad funcionara. "Tienes mucho tiempo de ser mi amor platónico. Es una verdadera lástima que no nos veamos tan seguido.". Preguntar. Listo. Ahora sólo queda esperar. Cerré la aplicación y decidí no pensar más en el asunto, hasta que Liam contestara.

Tomé mi ropa y me dirigí al baño.

Eran las 6:00 a.m. cuando mi despertador sonó, pero yo tenía una hora de estar despierta, durante la que pasé discutiendo conmigo misma y reuniendo el valor para escribirle a Liam.  Leo y Emma seguían dormidos, así que traté de hacer la menor cantidad de sonido cuando cerré la puerta del baño. Yo no quería tener peleas esta mañana, era un buen día y pretendía que siguiera así.

Mi insomnio probablemente tenía que ver con que hoy era mi primer día de clases como alumna de segundo (sophomore). Estaba realmente emocionada por eso. No que el año anterior hubiera apestado completamente, pero seguro que este iba a ser mejor.

Me di una ducha caliente y me vestí con el conjunto que Macie y Emma me había ayudado a escoger el día anterior, y me apresuré a salir del baño para que mis hermanos pudieran usarlo cuando se levantaran. Ellos también debían de estar emocionados porque era el primer año (freshman) de Emma y el cuarto y último año (senior) de Leo.

Me arreglé el cabello con unas hondas suaves, me puse una capa ligera de maquillaje y bajé a desayunar. Todavía faltaba una hora para la entrada del colegio, pero mamá ya estaba hecha un manojo de preocupación, siempre era así los primeros días de clase.

-Buenos días, mamá.-dije dándole un beso en la mejilla mientras ella vertía un poco de mezcla de panqueques en el sartén.

-Oh, hola June. ¿De verdad ya estás lista? No pensé que estuvieras levantada tan temprano. Estoy segura de que tendré que ir a levantar a Leo yo misma.

-Me duele cómo me subestimas, mamá.-contestó mi hermano, apareciendo por la puerta y sentándose a mi lado en la barra de desayuno. Estiró su largo brazo y tomó una manzana de la frutera que teníamos en frente.

-Leo, deja eso, estoy preparando panqueques.

-Tranquila, no te preocupes. Yo soy un niño en crecimiento y puedo con todo-dijo Leo, sonriéndole a mamá, haciendo que su hoyuelo derecho saliera a relucir. Ese hoyuelo era la perdición de cualquier ser femenino alrededor de Leo. Todas cedíamos. Todas. Cuando éramos niños, Leo solía sonreírle así a nuestras tías y abuelas y conseguía el pedazo más grande de pastel. Yo estaba completa y absolutamente celosa de esos hoyuelos.

Y como de costumbre, mamá sólo negó con la cabeza y continuó dándole vuelta a los panqueques en el sartén.

Mi hermano era guapo. Alto, con el cabello castaño, como el mío; ojos oscuros y cuerpo musculoso de todos sus años de practicar full contact. A mamá le aterrorizaba la idea de que él practicara un deporte tan agresivo, pero para su alivio, Leo nunca había salido más que con unos cuantos raspones o moretones en su peor pelea. Era realmente bueno. Todo esto, en conjunto con su personalidad extrovertida, hacía que el ochenta y cinco por ciento de la población femenina de mi colegio babeara por él. El otro quince estaba compuesto por Emma y yo (mi hermano era guapo, pero no tanto como para sucumbir al incesto), la pequeña población de lesbianas, y las profesoras, aunque yo estaba bastante segura de que algunas de ellas también babeaban por  Leo. Sin embargo, mi hermano no era el tipo de chico que tenía una larga lista de amores pasados. Él me había confesado que simplemente no creía que hubiera conocido a nadie aún con quien quisiera tener algo serio. Claro, había tenido un par de citas aquí y allá, pero nada que tuviera material para convertirse en una relación digna de ser presentada al mundo, y por "mundo" me refiero a Emma, mis padres y yo.