Martes.
Un día cualquiera para algunos.
Un día especial para otros.
Un día inusual.
Un día normal.
Un día tranquilo.
Un día emocionante.
En mi caso uno de los peores días de mi vida.
El día en que me desgarré por dentro.
El día en que mis sueños no pudieron hacerse realidad.
El día en que la vida me dio una patada en el estómago.
O más bien en el corazón.
Mis sueños salieron disparados por el golpe.
Y todavía no han regresado.
Simplemente se han volatilizado.
Han desaparecido.
Un año de mi vida invertido en esos sueños.
Bueno en realidad prácticamente toda mi vida.
Ese año fue simplemente el definitivo.
Este ultimo año pensé que se harían realidad.
Pero ahí está la vida siempre para sacarme de esa nube.
Bueno, ¿fue realmente la vida?
Quizás me hice demasiadas ilusiones.
Todo el mundo creía que lo conseguiría.
Soy la perfecta.
O así me han llamado siempre.
Pero no.
A veces creo que todo esto sucedió por una razón.
No solo fueron mis grandes ilusiones.
Llegó un momento en que lo usé como excusa.
La excusa que siempre me salvaba.
Pero ahí está la vida.
¿Realmente la vida o solo la casualidad?
No solo ha expulsado mis sueños.
Me tengo que enfrentar a ellos.
Yo había asumido que no me iba a enfrentar a ellos final finalmente.
Pero sí.
Porque realmente todo ha sido por eso.
O así creo yo.
Para enfrentarme a eso a lo que no quiero.
A mis miedos.
Y todo sucedió un martes.
Puede que un día cualquiera.
Puede que un día feliz.
Puede que un día triste.
Yo siempre lo recordaré de un modo.
El día en que mis sueños se escaparon.
El día en que me tuve que enfrentar a mis miedos.
El día en que la realidad llegó a mi vida.
Uno de los peores días de mi vida.