Ideales, no perfectos.

Noctámbulos, anhelando entrelazar sus caminos padecen fatídicos desencuentros. Ellos son una mezcla de pasión rocambolesca. Son capaces de crear hogueras en segundos, posteriormente, de provocar tsunamis. Son pecadores como todos los habitantes de este mundo, son víctimas de sombras que aún se escabullen de sus almas. Desconocen cuándo cambió la ilusión que los ataba el uno al otro. 

Sin embargo, solo ellos comprenden cuánto se necesitan, cuánto se extrañan, y solo la vida testiguará el tiritar de sus cuerpos, las centellas en sus ojos y el sismo de emociones y sentimientos cuando se vuelvan a ver. Entonces, entenderán que siempre pertenecieron al mismo lugar, que son amantes de luna y sol, destinados consortes... dos personas ideales, no perfectas.