Recordando lo inolvidable.

Capítulo 3

Cuando finalmente cedí al sueño, no supe cuando me quedé dormida. Esa noche, tuve un sueño que me quito unas dudas pero que me había planteado unas cuantas más.

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Desperté en un lugar algo conocido. Vi que estaba en una escuela, ya que llevaba puesta la misma ropa que los demás. Aparentemente ya era de salida, puesto que varias personas se dirigían a una especie de portón y que a través de él se lograba ver a los padres que esperaban a que sus hijos salieran. De un momento a otro me encontré rodeada de varias personas, supongo han de ser amigos míos.

-Eli, ¿por qué no nos avisaste antes?

-Créeme que me acabo de enterar yo también y realmente no me agrada la idea.

-Que pena, y bueno, dinos ¿cuándo te vas?

-Terminando el mes.

-Es muy pronto.

-Lo se, no quiero que termine este mes.

-Y... ¿Ya le dijiste a Elihu?

-No, aun no lo hago. No quisiera las...

De pronto se escucho una voz que provenía de atrás... Era Elihu.

-No hace falta que me lo digas. Lo escuche todo.

En eso se da la vuelta, trate de acercarme a el pero echo a correr hacia la salida. Me quedé en estado de shock por unos instantes, cuando reaccione fui detrás de él dejando a todos atrás. Tire la mochila, puesto que es difícil correr con ella y más cuando llevas falda.

Corrí una calle y lo alcance a ver a lo lejos. Corrí lo más rápido que pude y lo más que me dejaba la falda. Cuando estaba a punto de alcanzarlo el se volteo con una mirada fría, que decía que no me acercara más o lo lamentaría.

-Pensé que me querías-me dijo algo triste-¿acaso todo lo que pasó fue mentira? Dime, ¿que significó para ti?

-Si te quiero, te adoro y tu significas el mundo entero para mi.

-Entonces, ¿por qué no hablaste conmigo primero?

-No quería las...

No me dejo terminar la frase, cuando lo escuche decir aquellas palabras que no esperaba, que no quería oír.

-Sabes que, ¡se acabo!-grito-ahora, si signifique tanto para ti como tu dices, entonces me dejaras en paz.

-No, ¡espera!.

Se alejo de ahí corriendo, yo ya no podía ir tras el. No sabía que hacer, caí al suelo de rodillas. Quizá fue coincidencia o una mala broma del destino pues cuando empezaron a salir las lágrimas, comenzó a llover. No tuve de otra que levantarme y volver a por mi mochila.

Cuando voltee para regresar a por ella, vi a un muchacho alto, no demasiado pero si me sacaba algo. No podía ver su rostro, se veía borroso.

Corrí a abrazarlo, vi que detrás suyo tenía mi mochila, supongo que mis amigos se la dieron. Pasados un par de minutos, alcance a oír unas palabras que me hicieron sentir reconfortante.

-Tranquila, ya estoy aquí. Puedes llorar todo lo que quieras. Siempre estaré ahí para ti...

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Cuando desperté, sentí que había lágrimas recorriendo mis mejillas hasta caer a la almohada sobre la cual apoyaba mi cabeza.

Seque mis lágrimas y me dispuse a levantarme, pude ver en el reloj que eran pasadas las 10, Charlotte ya debió haberse ido.

...