U n o

381 56 20
                                    

El cielo era de un tono anaranjado rojizo, con tonalidades claras. Taehyung podía verlo claramente mientras extendía su brazo por la ventana del autobús gris metálico. Imaginaba que pintaba el aire con sus dedos y mientras el autobús avanzaba, imaginaba que dejaba una ola de pintura.

Sonrió al pensar en ello. Se acomodó en el asiento y tomó su caja de pinturas, la sacó con cuidado mientras sumergía la yema de sus dedos sobre la pintura de la paleta.

Sacó su cuaderno, el cual siempre llevaba consigo y comenzó a trazar con sus delicados dedos pinceladas del atardecer que podía ver en aquella ventana.

Sus dedos siguieron danzando sobre el papel, creando la esencia de un hermoso atardecer, mezclando un naranja con rojo, rosado, amarillo. Y sus ojos imaginaban el vuelo de las aves en aquél horizonte pintado.

De repente el autobús se detuvo.
Taehyung miró en dirección a la puerta, preguntándose quien sería el siguiente pasajero. Le gustaba ver a su alrededor.

En ese momento alguien subió al transporte, era un chico de piel pálida, que Taehyung podría describir como la piel blanca de la Luna, cabello negro, ojos negros, podía ver la noche en ellos, se preguntó como será su sonrisa.

Vio como comenzaba a subir y buscaba un asiento. El chico buscó con su mirada algún espacio libre, por suerte encontró uno en los asientos de atrás.

Taehyung no podía dejar de verlo: facciones perfectas, piel pálida, ojos misteriosos, labios rosados; era una obra de arte.

El chico caminó por el pasillo del autobús, hasta finalmente sentarse en los últimos asientos.
El corazón de Taehyung latía con fuerza, no sabía por qué, pero esa sensación le agradaba bastante, fue entonces cuando nació el deseo de pintar aquél rostro tan único. Aquél rostro que lo había cautivado y le hacía ver el hermoso mundo que habitaba dentro de él.

Negó con la cabeza, mientras regresaba al atardecer que había pintado, pasó la página y comenzó a dibujar garabatos dentro de un órgano: un corazón.
Confuso de su pintura, inmediatamente rayó con pintura negra aquella obra, suspiró, guardándola y el cuaderno también.

Sin darse cuenta había llegado a su destino, se detuvo sorprendido ya que el tiempo había pasado rápido para él. Buscó unas monedas y bajó del autobús.

El autobús se estaba alejando poco a poco, y Taehyung podía ver como se perdía en aquella calle. Dio media vuelta, pero cuando se volteó algo le provocó una punzada en el corazón.

Era el chico misterioso. Extrañamente estaba mirando hacia el otro lado de la calle y luego cruzó. Taehyung no pudo saludarlo.

Pero en ese momento, mientras el desconocido se detenía y Taehyung lo veía sus miradas se cruzaron. En su interior, Taehyung sintió el choque de olas de un océano, el revoloteo de aves, esos ojos oscuros y vivos lo veían, y entonces pudo notar aquella expresión en él: curiosidad.

El chico desvió la mirada unos segundos después. Pero Taehyung no lo olvidó, repitió ese momento en su mente como a su cassette favorito.

Decidido cruzó la calle, pero el chico misterioso ya se había ido.
Suspiró.

Decidió caminar, mientras imaginaba que cada pisada era de acuarela. Miraba sus pies con sorpresa: primero eran azules, luego amarillas y de repente se volvieron rojas y verdes. Se detuvo en una banca junto a un árbol.

Sacó su libreta y comenzó a pintar nuevamente, esta vez añadió tonos rojos al corazón que había pintado, rosado, azul para las venas.

En ese instante sintió una presencia a su lado.

—¿Te gusta la pintura?

Taehyung volteó, buscando al proveniente de aquella tranquila voz y cuando lo vio se mantuvo congelado.

El chico lo miró, confundido, el también trataba de ver lo que se hallaba en su interior, ambos trataban de ver sus universos internos.

—Soy Min Yoon Gi, mucho gusto.

Le tendió la mano y Taehyung la tomó. Luego correspondió, presentándose tambien.

—Te ví en el autobús, me llamó mucho la atención aquél atardecer que pintaste...

Sus ojos tenían un brillo impresionante, "una estrella negra" susurró Taehyung.

—Sí, me gusta pintar, es el atardecer que vi por la ventana del autobús —le extendió la libreta y el chico la tomó, podía verse la emoción en sus ojos.

Cuando lo vio frunció el ceño en señal de confusión.

—El cielo no es así. Es gris, a veces de un aburrido color azul.

Le regresó la libreta a Taehyung. Taehyung estaba sorprendido por sus palabras, el juraba verlo de tonos coloridos, a veces tonos pastel, otros días más oscuros.

—¿Y ahora como lo ves? —preguntó el pintor, mirando fijamente a Yoongi. El chico no esperaba esa pregunta.

—No lo sé, gris quizá.

Taehyung no dijo nada después de eso.

—Te diré algo, ¿Qué te parece si tú me dices como ves a tu alrededor y yo intento pintarlo?

Yoongi miró el cielo.

—Creo que te aburrirías de como veo al mundo —dijo, mirando aún hacia arriba.

—Estoy seguro de que será todo lo contrario —Yoongi lo miró, con una expresión triste, y cuando Taehyung le sonrió su tristeza desapareció.

—Está bien.. ¿Cómo es el cielo? —preguntó con curiosidad.

—Suele ser anaranjado, rosado, azul celeste.

—Yo... —Yoongi evadió su mirada— imagino que todo es gris, o de colores opacos. Nunca me he detenido a ver un cielo así.

Taehyung no dijo nada.
Luego Yoongi se despidió de él. Taehyung veía algo en Yoongi, algo que guardaba en su interior.

Tomó sus cosas y se dirigió al lado contrario de la calle, donde se hallaba su departamento.
Caminaba, mientras dejaba pasos de acuarela.

Llegó finalmente y entró.
Había frascos de pintura por todas partes, pinceles, lienzos recargados en la pared, había diversas pinturas: una noche estrellada, una ciudad llena de luces, unas hermosas rosas color carmesí, entre otras.

Se sentó en el banco de madera que utilizaba para pintar cómodamente y comenzó a pintar en un lienzo el atardecer de su libreta.

Sus ojos miraban con ilusión la pintura, tomó un pincel con alegría, lo remojó en un anaranjado y comenzó a dar pinceladas con completa libertad y suavidad.

De repente la imagen del rostro de Yoongi llegó a su mente y dejó de pintar, no sabía que sucedía, o a qué se debía que su mente lo visitaba con una imagen de aquél chico de cabellos negros y piel pálida.

Sin darse cuenta Taehyung estaba pintando de nuevo, pero esta vez pintaba dos ojos curiosos, vivos y misteriosos; los ojos de Yoongi.

Watercolor Drops | Taegi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora