Capítulo 3. Girl on fire*

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"She's just a girl, and she's on fire. Hotter than a fantasy, longer like a highway. She's living in a world, and it's on fire. Feeling the catastrophe, but she knows she can fly away..."

La canción perfecta para la chica perfecta, Girl on fire de Alicia Keys sonaba en el auto de Ámbar mientras ella conducía en dirección a la casa de su novio. Era la última fiesta antes del inicio de clases, y a la única que ella había podido asistir ya que había pasado sus vacaciones en Chicago acompañando a su madre en un viaje de negocios, estar con Sharon le había ilusionado mucho, pero al final pasó casi todo el tiempo sola, ya que su madre tenía cosas muy importantes que hacer, pero bueno al menos cenaban juntas por las noches, aunque eso también lo hacían en casa.

Ámbar estacionó el auto y suspiró, de ninguna manera entraría a esa fiesta con aquella cara de desilusión. Se miró al espejo y adoptó de nuevo su sonrisa y mirada perfecta, bajó de su auto y entró, como siempre captando todas las miradas, caminó con toda seguridad por la casa de Matteo hasta que lo encontró, se tomó un momento para mirarlo, para admirarlo, era su novio, su chico ideal. El italiano la descubrió y se acercó a ella con una gran sonrisa, la abrazó tiernamente habían sido dos largos meses sin verla.

–Te extrañé, Matteo–confesó la rubia, separándose un poco para poder mirarlo a los ojos.

–Yo te extrañé más, amor–le respondió sinceramente, para luego tomar su mano y besar el dorso dulcemente, la amaba como un loco.

De pronto, dos chicas se aproximaron corriendo a ellos.

–¡Amiga!–gritó la chica pelirroja sin medir su entusiasmo.

–¡Te extrañamos un montón!–le siguió la pelinegra, aún más sonriente.

Ámbar se separó de Matteo para abrazarlas, también las había extrañado, y mucho.

–¡Chicas! ¿Cómo estuvo Miami?–preguntó, reprochándose el no haber ido con ellas.

–Habría sido mejor contigo allá–aseguró Delfina, tan dulce como siempre.

–¡Ámbar! Bienvenida–un chico castaño se acercó para abrazarla.

–¡Hola Gastón!–sonrió, el grupo que tanto había extrañado estaba casi completo–¿Dónde está Ramiro?

–¡Acá!–la sorprendió al llegar con una sonrisa y abrazarla por la espalda, ganándose una mirada de reproche por parte de Matteo.

Ámbar no pudo evitar reír, así era Ramiro, no tenía remedio. Se acercó a Matteo y lo abrazó, los miró a todos y sonrió enormemente. Sus mejores amigos estaban ahí, juntos, como debía ser siempre.

La fiesta había pasado entre risas, bailes, anécdotas, nuevas historias, y muchos besos entre Ámbar y Matteo. Era sábado en la noche, y ella lo estaba pasando con ellos al igual que todos lo sábados desde hace poco más de un año. El día siguiente sería domingo, día que le dedicaba única y exclusivamente a su novio, a su Matteo; se sentía feliz estando con sus amigos y con él, pensaba que no necesitaba más nada en su vida.

"Everybody stands, as she goes by, cause they can see the flame that's in her eyes. Watch her when she's lighting up the night. Nobody knows that she's a lonely girl, and it's a lonely world. But she gon' let it burn, baby, burn, baby..."

Pero cuando más sentimos que la vida que tenemos es justamente lo que queremos, el destino nos hace ver que no siempre lo que queremos, y lo que necesitamos, son la misma cosa.


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