Is It Love? Nicolae Bartholy

Capítulo 1

Mi nombre es Melanie Martinez, tengo 21 años. Provengo de un pequeño pueblo al norte de Estados Unidos, sin embargo decidí venir a Inglaterra. Un cambio de aire y un nuevo estilo de vida, es lo que busco.

Estoy tan emocionada, pero al mismo tiempo me siento triste por dejar a muchos amigo y familiares atrás, (Suspiro).
He buscando trabajo en el periódico, pero nada.

De pronto, escucho murmurar algo entre dos mujeres.

— Los Bartholy buscan niñera.

—¡¿Los extraños?!– pregunta en tono fuerte y extrañada.

—Si, dicen que si pones un pie en su propiedad, te matan. Hace tiempo hubo una investigación, encontraron cadáveres muy cerca de su casa.

— Todos ellos son muy extraños, y más el joven alto de cabello largó. Se rumora que mató a su prometida, de una forma desalmada.

Y se sobre saltan...

— ¡Ay! las muchachas de ahora, chismosas...

— Señora, por favor, tenga un poco de dignidad... Deje de estar hablando de las personas y concéntrese en su trabajo –Exclamó un poco molesta.

Le hago la parada a un taxi, con dirección al hotel. Al llegar, acomodo algunas cosas en la maleta.
Después de un rato, caigo rendida a la cama.

Al día siguiente me dirijo a una cafetería para poder hojear el periódico, con la esperanza de encontrar un trabajo. Casi al terminar de leerlo, en la parte de noticias no tan relevantes, me llama la atención una pequeña noticia:

SE SOLICITA NIÑERA DE MANERA URGENTE.

Contar con mayoría de edad, extrema paciencia y con disponibilidad de horario.

LA FAMILIA BARTHOLY.

Esto parece coincidencia. Anoto inmediatamente los datos de dirección y número telefónico en una servilleta.
Apresurada, voy por mi equipaje y gasto el único dinero que me queda en una taxi, con la esperanza de que me contraten.

Al rededor de 4 horas después, por fin me encuentro en la casa de los Bartholy.

Esto no parece una casa, es una mansión. Una cuadra completa con un jardín hermoso, y más hermoso por la temporada en donde las hojas se convierten anaranjadas y amarillentas. Abro las rejas enormes, al observar que no hay timbre ni algo para golpear. Mientras me acerco a la entrada, me permito contemplar aquella belleza singular del lugar. Parece transmitir melancolía, tragedia y paz, si, todo eso al mismo tiempo.

Al llegar a la entrada, dejo caer mi maleta. Inhalo y exalo. Y golpeó la puerta. *TOC, TOC, TOC*.
Y antes de permitirme arreglarme el cabello, escucho unos pasos. Abren la puerta. Me quedo perpleja al mirar a un joven de cabello largo, color café. No puedo decir ninguna palabra, su belleza es extaciante, su mirada electrifica, me electrifica...

— ¿En qué le puedo servir, señorita? –me pregunta con una pequeña sonrisa.

—Ve... Ve... –No puedo pronunciar una palabra.

— Oh... ¿Acaso vienes por el trabajo de niñera? –pregunta riendo.

— Si... –solo dos palabras logró gesticular.