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-¿Sentías la misma necesidad?

Su expresión cambió drásticamente a confusión mientras yo reía aún sin soltarle las manos.

-Verás, desde que me hablaste noté que algo en ti me hacía quererte, pero no esperaba que sintieras lo mismo que yo. Además, en la cafetería no dejabas de ver mis labios, ¿Tanto te atraigo?

Pude notar que su a su rostro se le subieron todos los colores, se veía realmente lindo, y también algo apenado.

-Lo siento, quería probar si eran igual de tentadores a como me los imaginé - Mordió levemente su labio inferior -¡Ah dios! ¿Qué cosas digo? Lo siento enserio, demasiado.

¿Por qué no te conocí antes?

-Deja de lamentarte tonto, de todas formas creo que ya comprobaste tu teoría, ¿No es así? - Asintió orgulloso - Por cierto, si no lo captaste antes aunque fuera muy obvio, me gustas, y se que yo a ti.

Parece que me tienes bajo algún hechizo.

Me tomó por el brazo, así enganchandome con el suyo y apretándome con fuerza, como si fuese un tesoro recién descubierto y que no quisiera perder. Llegamos nuevamente a los pasillos actuando con naturalidad, algo importante fue que supo escoger bien el lugar, ya que, nadie vio nada y todo transcurrió normal. Finalmente, pasaron las últimas clases en las que de vez en cuando -y algo cauteloso- mi compañero de puesto me rozaba la mano. A la hora de la salida, tomé mis libros guardándolos en mi maleta, acto que también realizaba mi contrario.

-Sí quieres puedo acompañarte a tu casa- Me sugirió aquello, pero a mí me daba pena que mi casa quedara lejos a la suya y después tuviera que tomar bastantes buses.

-¿Sabes dónde es el barrio cerca a un café popular? - Noté como de sus ojos salía un brillo que los hacía resplandecer como si fuese una noche.

-¿¡Insa-dong!? - asentí alzando una ceja y cruzando los brazos - ¡Yo vivo justamente allí!

¿El destino se encarga de unirnos?

-¿Es...enserio? Entonces puedes ir y quedarte en mi apartamenton un rato, supongo - Oh no, debo ir a el trabajo para arreglar unas cosas y llego un poco tarde, será otro día en el cual pueda ir, pero te acompañaré hasta la entrada.

Fuimos caminando mientras yo me familiarizaba con el sector para saber la ruta de ida y vuelta. Nos echábamos una que otra broma hasta finalmente llegar. Me dejó al frente de el edificio, robandome un corto beso sin que nadie se diese cuenta y despidiéndose para encaminarse a donde fuera su trabajo.

Buscó su llave y se dirigió al piso correspondiente, abrió y saludó a su padre dirigiéndose a su habitación y echándose en su cama pensando sobre el mejor día que quizás haya tenido en toda su vida.

— El beso, sus labios, su sonrisa, esos brillantes ojos, él me tiene bajo un hechizo.

Justo después de mencionar todo eso tocaron a la puerta, suponiendo que fuera su padre le gritó que podía abrir, la sorpresa que se llevó fue aún más grande al caer en cuenta de quién había tocado. Era él.

—¿Qué? ¿Qué haces aquí? ¿Cóm...? —Tu padre me dejó entrar, le dije que iba a explicarte unos temas en la clase de hoy, y sí preguntas cómo supe el número del apartamento, fue sencillo buscarlo en recepción.

Logra lo que se propone.

—¿No dijiste que saldrías más tar...? — Sentí sus dedos posándose en mis labios en acción de que callara. Así hice. —Sólo quería pasar a visitarte, deja de ser tan aguafiestas — Seguido de esto hizo un leve puchero, sentía que me mataba lentamente, esta adicción es peor que el cigarrillo.

No me había percatado de que él había cerrado la puerta con llave, como si tuviera intenciones malas hacia mí. Qué imaginación tienes Wen Junhui.

Pero justamente hizo lo que le prometió a mi padre, explicarme uno que otro tema visto hoy, puesto que según él, lo habían visto el anterior año pero ahora lo profundizan más. Mi padre llegó y avisó que iba a salir, tardaría sólo un poco. Xu Minghao y yo, Wen Junhui solos, en una casa, sin supervisión, nada. Terminamos el tema pero Minghao no demoró en caer dormido a mis piernas. No lo dejo ni dormir. Eres lo peor Jun. Me levanté cuidadosamente posicionando su cabeza en una almohada y plantándole un beso en la frente.

Salió dirigiéndose a la cocina, abriendo el refrigerador sacando una jarra de limonada sirviéndosela en un vaso transparente, y comenzó a beberla apoyándose en el mesón, observando a un rubio cansado salir de la habitación.

— Será mejor que de una vez por todas me vaya para mi casa, disculpa cualquier molestia.

Te tengo, no te dejaré ir ahora.

Lo tomé por una mano acercándome a su rostro visualizando sus rojos labios — Déjame acompañarte a tu piso, ¿Cuál es? — Me mostró una llave que marcaba “torre 10, piso 7”  — Andando — Durante el trayecto se desarrolló un silencio para nada incómodo, era más que todo tranquilizante. Mientras llegábamos y pasábamos por un camino de piedras que conectaba torre con torre, iba pateando una que otra piedrita pequeña que andaba suelta. Subimos al ascensor, en el cual, sí no hubiese estado esa cámara que da una vista perfecta del establecimiento, lo hubiera hecho mío.

Me tomaré las cosas con paciencia solo por ti.

Llegamos al piso, me agradeció y justo antes de que abriese la puerta, lo tomé por los brazos sin llegar a ser muy violento y lo besé delicadamente, intercambiando nuestras fragancias, ahora que sabía dónde vivía, podíamos irnos juntos cada mañana y así volver. Me despedí analizando su rostro rojo cuan tomate.

Llegué a mi apartamento notando la presencia de mi padre allí. Le expliqué que él estaba descansando un rato y despertó por lo que decidí llevarlo a su casa.

No tienes idea de mis sentimientos.

Cerré la puerta de mi habitación y me cambié a una vestimenta más cómoda para poder dormir, agarré el teléfono para revisar una que otra noticia o mensaje. Recibí un mensaje de un número desconocido, lo primero que pude hacer fue mirar la foto de perfil. Exactamente él, con lentes. Después abrí el mensaje.

“¿Quieres ser mi novio?”✓✓  “Sí.”✓✓

No había emociones que describieran cómo me sentía, esto es lo que llaman estar enamorado, creo. Jamás pensé sentir esto y ser aceptado por un hombre.

Experimento lo que nunca sentí gracias a ti.

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⏰ Última actualización: Jan 31, 2018 ⏰

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Rose. | Junhao |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora