Capítulo 1

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Apenas había pasado una semana desde que había empezado el nuevo ciclo escolar. Cecilio tuvo un sueño peculiar antes de ir a la escuela: Mientras caminaba por las calles de algún lugar que nunca antes había visitado, acompañado de Ella, se encontraron frente a una caverna algo surrealista, en mitad de la ciudad, como si fuera un edificio.

– Me gustaría entrar– dijo ella

– No me parece una buena idea

– ¡Por favor! ¿No te parece que podría ser divertido?

– ¿Divertido?

Entonces salió del interior de la extraña cueva un hombre bien vestido: llevaba un traje de gala color tinto al igual que sus zapatos, tenía un peinado estilo Jelly Roll y llevaba un bastón de algún metal precioso con un animal grabado en el mango. Los invitó a pasar. Dentro del lugar no se veía muy diferente al exterior, nada extraño sin contar que todo se veía claro dentro de la caverna sin ninguna fuente de luz. –Llegamos– dijo el hombre, se giró hacia Cecilio, y en un movimiento tan rápido que no le dio tiempo de reaccionar, el hombre lo atravesó de lado a lado con su bastón. Empezó a brotar agua y vida marina de la herida. Entonces Ella tomó la palabra –Este... antes de que despiertes, ¿viste mi dibujo verdad?– Cecilio asintió con la cabeza. El dibujo era el de una joven de la edad de Cecilio: tenía cabello corto hasta el cuello color castaño claro, tez blanca, ojos grandes color avellana, delgada y tenía puchas pecas en sus mejillas y nariz.

Al despertar, Cecilio anoto todo lo que pudo recordar. Se dio cuenta de lo particular del dibujo de Ella: nunca antes había dibujado un retrato de a una persona.

Cecilio se arregló para ir a la escuela y después de desayunar algo salió a tomar el camión a las 6:30. Se sentó junto a Nedra para hablar de su sueño, a ella le gustaba hablar de los sueños y le ayudaba mucho con sus interpretaciones.

– La verdad no creo que sea muy complicado de desenmarañar. A mí me parece un símil nada más

– ¿A qué te refieres?

– Qué parece algo más obvio: "Un suceso inesperado hará que te llenes de vida" o algo por el estilo.

– Me pregunto qué suceso podrá ser.

– Podría ser amor.

– ¿Disculpa?

– ¡Ah, nada! ¡Ja, ja, ja!

– ¿Eh?

–...

–...

– Es solo que a veces me pareces algo amargado. Quizá, si tuvieras a alguien a quien amar, tu mundo sería más colorido, por decirlo de alguna forma.

– Ya veo. Dudo que pase pronto.

– ¿Tú crees?

El día parecía bastante promedio; en el salón D tuvieron clases de matemáticas, luego de filosofía y después de biología; en el salón C fue literatura, educación física e informática; el A tuvo filosofía, literatura e idiomas. Después tuvieron un receso de 15 minutos. Nedra se reunió con Franco y fueron a buscar a Cecilio al árbol de lima que frecuentaban. Antes de llegar a donde él, se dieron cuenta de que estaba hablando con otra niña, algo muy extraño. Franco se acercó con confianza a saludar. Nedra iba detrás de el sin decir nada, se sentía celosa.

La muchacha se llamaba Jade, estaba reclutando miembros para abrir un club de arte. Franco y Nedra rechazaron la invitación pues les parecía que no era su campo, pero por lo que oían, Cecilio estaba interesado en asistir a dicho club. –Siempre podemos aceptarlos si cambian de opinión– dijo Jade y se fue.

A Franco parecía agradarle que la escuela empezara a incluir clubes artísticos

– Claro, yo no tengo madera de artista ¡Pero es bueno que la escuela cambie para el bien de los alumnos!– dijo así.

– ¡Lo sé! ¡Es genial! ¡Al fin podré practicar en condiciones mis técnicas! Siempre dibujo a escondidas de mi padre –Agregó Cecilio.

Nedra no dijo nada al respecto.

Cecilio fue a donde Jade le dijo que esperara después de clases; tenían que presentarse todos los integrantes del club ante el director antes de hacerlo oficial. Cuando Cecilio llegó al lugar ya había dos personas esperando: Larisa y Dante de 3° grado. Los conocía por que ambos habían sido miembros del consejo estudiantil el año pasado. No había tenido contacto con ellos dos antes. Cecilio se presentó y conversó un poco. Dante tenía aspecto de ser rebelde mas era calmado y conversador. Larisa era algo más distante y miraba al chico como si lo despreciara. Un momento después llegaron otros tres tipos de primer año (Cecilio no los conocía). El pequeño grupo se presentó como Troy, Félix y James. Pasó poco tiempo antes de que llegara Jade para llevarlos a todos con el director.

– Así que estos son todos los alumnos que logró reunir, señorita Jade– –En efecto, señor Director. Son más que suficientes ¿No?

– Tiene razón señorita, pero dígame ¿Acaso hay aulas disponibles?–

– ¿Creyó que vendría sin haberlo comprobado antes? El viejo dojo del ya extinto club de tae–kwon–do está en desuso, es lo suficientemente amplio para guardar el material y admitir más miembros.

– Esta algo descuidado ¿No le parece? La escuela no se encargará de arreglarlo ni mucho menos darle mantenimiento.

– De eso nos encargaremos nosotros, no se preocupe.

– Espero que así sea

Con eso dicho el director les entrego una hoja con las normas a las que se tendría que adaptar el club –Nada muy diferente al manual de convivencia– pensó Cecilio.

Ese mismo día, el grupo se dirigió a ver el dojo, que estaba cercano al edificio de secundaria, para analizar en grupo las condiciones de este. En verdad lucia descuidado; por fuera la pintura blanca ya se le caían algunas capas y estaba llena de manchas de tierra y polvo, la parte inferior estaba enlamada y al techo de tejaban le faltaban algunas piezas; por dentro se podía ver como las goteras se habían encargado de pudrir la pintura, la madera del piso se estaba levantando y la humedad no le ayudaba a su aspecto, también había lama en las esquinas.

–James– Parece que tenemos mucho que hacer.

–Larisa– Ni hablar del dinero ¿Cómo vamos a hacer para cubrir los gastos del material?

–Troy– Empieza a parecer una mala idea esto del club.

–Dante– ¡Creí que estaban dispuestos a hacer lo necesario por este club! Jade nos dijo que no iba a ser sencillo, pero creo que si tenemos suficiente pasión por esto podremos hacer de este viejo dojo un salón apropiado para nuestras actividades.

–Cecilio– ¡Hablas como si fueras un personaje de televisión!

–Dante– Bueno, es que de verdad quiero pertenecer a este club. Siempre he querido compartir mi talento con más personas además de Larisa. Mis padres casi nunca están en casa y...

–Cecilio– Sí, ya entendimos. Pero Larisa tiene razón ¿De dónde vamos a sacar presupuesto para arreglar todo?

–Félix– Mis padres me mandan dinero cada semana, puedo poner unos $1500.

–Dante– Yo trabajo en una cafetería. Me darán mi quincena el viernes.

–Jade– Yo me las puedo arreglar para conseguir unos $1000

–Troy– ¡Ah! ¡Está bien! Pondré $500

Al final acordaron reunir $7500 y asignaron que Jade sería la tesorera. Cecilio no prometió aportar nada, quería evitar problemas con su padre. Ya tenía que pensar en un pretexto por llegar tarde para empezar.

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⏰ Last updated: Jan 31, 2018 ⏰

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Tinte EstrambóticoWhere stories live. Discover now