Parte única.

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Díganme si Jeno no parece un kingsman, SLAJLSAJ. No me culpen por querer escribir esto




RenJun tenía el sueño jodidamente pesado, siempre lo supo y sus amigos le decían que si el mundo estaba ardiendo en llamas, él seguiría roncando tranquilamente. 

Desde hace un tiempo había estado viviendo en la mansión asquerosamente costosa en la que vivía su novio, JaeNo. A él no le iba mucho la opulencia, era un simple estudiante chino que había sido becado para estudiar en Inglaterra, por lo que estaba acostumbrado a vivir escuetamente. Pero su pareja había insistido mucho y él terminó cediendo, después de todo, ¿qué tan malo sería vivir en una casa que cuesta más que todo el patrimonio de su familia? 

Pero su sueño seguía siendo igual de pesado en un colchón tirado en el piso que en la cama más fina del mundo. Obviamente, su espalda le agradecía el cambio de ambiente y JaeNo solía llevarlo a la universidad por lo que no llegaba tarde. Su pareja no estudiaba, lo supo desde el momento en que lo conoció, trabajaba en la tienda de un sastre y él no entendía muy bien como es que había conseguido aquella mansión, pero se tragó el cuento de que le pertenecía a un pariente lejano suyo. 

Sin embargo, entre las muchas cosas que le resultaban extrañas de JaeNo, se encontraban sus aparatosos modales que habían terminado por hacer latir su corazón. Siempre vestido de forma impecable era del tipo que le abría la puerta y nunca decía palabrotas. Todo un caballerito, había dicho su abuela cuando lo conoció una vez que viajaron a China juntos. 

Pero luego terminó entendiendo que JaeNo trabajaba muy duramente porque había días en los que estaba toda la jornada fuera y otras en las que no podía verlo por un par de días. Aunque siempre le avisaba y se excusaba, el hecho de que la mayoría de los cajeros de una tienda no tuviera esa clase de desapariciones intermitentes, tampoco le hizo mucho ruido. Qué sabía él acerca de los ingleses y sus horarios laborales cambiantes. 

Durante la última semana, había estado teniendo problemas para dormir, cosa extraña en él. Usualmente dormía profundamente y cuando despertaba, se encontraba al dulce muchacho durmiendo aferrado a él y no le quedaba más que sonreír mientras acariciaba su cabello. Nunca sabía muy bien a qué hora de la madrugada había llegado o por qué a veces lucía magulladuras que arruinaban su lindo rostro. 

RenJun le encontraba una explicación lógica para todo, su mente pragmática le evitaba hacerse películas acerca de las largas horas fuera de JaeNo y, además, confiaba absolutamente en él. Aunque más de una vez había tenido curiosidad, en un par de ocasiones fue a visitar la tienda en la que trabajaba, Kingsman. Una opulenta casa en la que vendían trajes, zapatos, bastones, gemelos y casi toda la ropa que seguramente ocupaba la gente de la realeza o las personas con mucho dinero. 

Eran las cuatro de la mañana y RenJun caminaba por los pasillos de la casa silenciosamente, de cualquier forma nunca era una persona que fuera muy ruidosa. Estaba buscando un vaso de agua porque se levantó en medio de la noche de una pesadilla con la garganta seca. En esos momentos, estaba maldiciendo porque la cocina quedara tan jodidamente lejos de la habitación. 

Medio adormilado e incluso bostezado, sus pantuflas no hacían ningún ruido al arrastrarse por el piso de parquét que cubría toda la casa. 

Levantó la vista luego de ajustarse su bata y se encontró con JaeNo. Iba a sonreírle cuando se dio cuenta que estaba ataviado en un costo traje. Pero eso no era lo raro, siempre estaba de traje después de todo. Lo extraño era que estaba empapado de sangre, incluso el paraguas con el que siempre andaba y estaba hablando con alguien aunque no había nadie más que ellos dos en la casa. 

Como la persona valiente que es, intentó retroceder tan rápido y silenciosamente como pudo, pero se tropezó con una mesita que estaba contra la pared y eso fue lo que llamó la atención de JaeNo, quien lo miró horrorizado. 

RenJun tomó el abrecartas que estaba sobre la mesa y lo apuntó en dirección a su pareja, aunque estaba temblando y se moría de miedo. 

  — ¡N-no des ni un paso!— exclamó, asegurándose de sostener con ambas manos el pequeño abrecartas. 

— ¿¡Qué es lo que haces despierto, Ren!? 

— ¿¡Qué es lo que haces cubierto de sangre!? ¿Con quién hablabas? ¡Maldición! ¡JaeNo! ¿¡Qué rayos hiciste!? ¡No me hagas daño, no se lo diré a nadie! — gritó, desesperado e indignado por su pregunta. Entonces, volvió a sostener en alto el abrecartas — Si te mueves, te clavo esto, ¿ok? 

JaeNo sonrió, casi enternecido, dejando caer su paraguas mientras se deslizaba hasta arrodillarse frente al ovillo que era su novio actualmente. Con cuidado, sostuvo su mano entre las suyas, quitándole el abrecartas y tirándolo lejos. Luego, para que RenJun se calmara, condujo sus manos hasta poder acunar sus mejillas, acariciándolas con sus pulgares. 

Bueno, en algún momento tenía que suceder. Pensó JaeNo. 

—  Ren, soy un Kingsman. 

— ¡Ese es el nombre de tu tienda! ¡No me confundas! 

JaeNo sacudió gentilmente su cabeza, volviendo a sonreír apenas. 

— No, no. Soy parte de una organización secreta que desde hace varios siglos protege al mundo desde las sombras, gracias a la contribución de personas poderosas que quieren hacer cosas buenas. 

— ¿Como James Bond? 

JaeNo se rió, luego de rodar los ojos. 

— Algo parecido. 

— ¡Por Dios! ¡JaeNo! No puedo creerlo. ¿No es un chiste, o sí? Mira que si es una broma te clavaré el abrecartas igual. 

JaeNo tomó su paraguas y le mostró el mecanismo con el que funcionaba, aparte de su reloj, la pluma, el anillo y los zapatos. RenJun se quedó delirando con los zapatos, diciendo que jamás volvería a pasarles betún para no morirse por el veneno que tenían escondidos en la punta. 

JaeNo se ajustó la corbata, pasándose la mano por su cabello mientras se quitaba los lentes. 

— Ahora, RenJun, yo podría borrarte la memoria o... Esto podría quedar como un secreto entre caballeros, ¿qué te parece? 

RenJun tragó saliva, maldiciéndose por la idea de pensar que aquel gesto que hizo había sido terriblemente sensual. ¡No era el momento para pensar eso! Por lo que asintió firmemente y luego aceptó el apretón de manos con su pareja.



— Pensé que nunca te enterarías porque duermes como si estuvieras hibernando —canturreó JaeNo, desde la ducha, mientras habían puesto el traje manchado en un paquete, para que lo laven personas especializadas en los trajes Kingsman. —Pero ahora que lo sabes, ¿no crees que es un poco sexy, uh? 

RenJun se sonrojó furiosamente y cerró la puerta del baño de un portazo, aunque sí, era bastante más que solo un poco sexy. 

gentlemen secret / noren Where stories live. Discover now