Soy Carmen Guerrero, de Tarango, de ti.
Soy Carmen Guerrero, y vivo en Tarango. Tarango es un pueblo mediano ubicado en un país que no tiene nada de relevante en esta historia. Mi nombre es Carmen, el de muchísimas mujeres más en Latinoamérica, y mi apellido es Guerrero, "como nuestro espíritu" dice mi padre. Mi edad tampoco importa mucho, pero puedo decirles que no soy tan joven como para no haberme enamorado nunca, ni tan vieja como para haber sufrido lo necesario por amor. Claro, que eso es relativo: no se es muy joven ni muy viejo para estos asuntos, pero sí lo suficiente maduro o inmaduro para las situaciones a las que nos enfrentamos cuando las cosas no salen bien, o no salen como esperábamos.
Vivo con mis padres y hermanos, una familia común y corriente, yo soy la hermana del medio, tengo un hermano mayor, y una hermana menor. Mis padres son jóvenes: en este pueblo no había mucho qué hacer para entretenerse en los tiempos en los que fui concebida.
Mi casa es una casa normal, ni fea ni bonita, es de color Melocotón y tiene puertas y ventanas como todas las demás, en el patio hay un enorme árbol de mango. Todos los abriles me la paso en las tardes comiendo mango entre verde y maduro, con sal y limón, y desde que lo besé a él, le echo también un poco de café para recordar el sabor de sus labios: agrios de tanto negar que hace mucho quería besarme, salados de tanto contarme historias de sus vacaciones en el Caribe, a veces dulces cuando me dijo: "Ay mi Carmen, eres el azúcar que endulza mi café mañanero", y con sabor a café de tanto viajar a Colombia. Al principio me preguntaba si tal vez ya se había acostumbrado a ver tanta mujer bonita allá, que las de Tarango le parecíamos las menos agraciadas de este país y del mundo entero, pero no era así, sólo calló por mucho tiempo el hecho de que me quería, de que le gustaba.
Lo conocí una tarde lluviosa mientras regresaba de comprar alpiste para mi canario Josefo. Ya eran cerca de las cinco, y debía apurarme en llegar a casa, mi padre detesta que, a la hora de la cena, no estemos todos en la mesa. Ese día era especial, cenaría con nosotros el primer novio oficial de la hija del medio de la familia Guerrero Rodríguez, es decir, yo. Dos meses antes había aceptado ser la novia de Alfonso, mi mejor amigo. Me dolió mucho pensar que si le decía que no, se alejaría, así que, después de mucho meditar, decidí acceder a su petición y me hice su novia en la plaza de Tarango, en donde me dio un beso (a mí, que nunca había besado), nunca olvidaré ese momento: acercó sus labios a los míos y los entrelazó, yo que no tenía idea de cómo se hacía, sólo me dejé llevar. Fue un momento muy incómodo, sentí que estaba besando a un hermano, pero pues éramos novios y los novios se besan. El punto es que dos meses después de ese día, conocí a Jorge, mi colombiano...
Como les decía, fue una tarde lluviosa, eran cerca de las cinco y debía llegar rápido a casa. No estaba muy lejos, pero en medio de la lluvia y el viento, lo mucho que podía hacer era caminar rápido mientras, con una mano sostenía mi vestido contra mis piernas, intentando que no se me levantara, y con la otra agarraba fuerte la bolsa de alpiste para Josefo, mi Josefito. En Tarango hay uno que otro coche, pero la mayoría son de los Restrepo, los ricachones del pueblo, y yo no hago parte de esa familia ni de esa clase social, por eso, cuando escuché la bocina de un auto acercándose, no me preocupé mucho.
-Hola, ¿necesitas que te dé un chance?... ¿Puedo acercarte a tu casa? - Oí decir luego de que alguien bajó la ventana del carro.
-Hola, tranquilo, ya estoy cerca- Respondí al apuesto y amable moreno que me acababa de ofrecer su ayuda, mientras seguía sujetando mi vestido y el alpiste.
-¿Estás segura? Mira que está oscureciendo y puede llegar algún bandido y hacerte algo, ese vestido está que se te sale de las manos, y el pajarito al que le llevas ese alpiste, parece que va a quedar sin comida. ¡Vamos, sube!-
YOU ARE READING
Soy Carmen Guerrero, de Tarango, de ti.
RomanceCarmen es una joven de Tarango, un pueblo ubicado en un país irrelevante para la historia. Siendo novia de quien fuera su mejor amigo, se enamora de Jorge Restrepo, un taranguero hijo de una colombiana.