Capitulo 1

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-Yo me voy a dormir que me duele la cabeza, quitad vosotros la mesa.-mi madre me dio un beso en la frente y otro a mi hermana y se fue a dormir a su habitación.

-¿Y qué has hecho hoy enana? 

-No mucho, una niña se ha tirado de los pelos con otra y las hemos tenido que separar, me he llevado un buen arañazo.-le enseño el dorso de mi brazo derecho a mi hermano como prueba de que era verdad.

-Ya lo veo, «Calipso, reina de la paz de la clase.»

-Jajaja muy divertido-le tiro un trozo de pan mientras le llamo idiota para mis adentros. Me levanto y tiro la corteza, lavo mis útiles y los pongo a que se sequen en la pila, me seco las manos y tiro la caja de pizza a la basura, mientras mi hermano le quita las migas a la mesa y lava sus platos también. Corro a nuestro baño y aprovecho que mi hermano está ocupado para asearme. Me lavo los dientes y hago pis. Salgo y Linc que estaba apoyado en la puerta esperando, casi se cae por el desequilibrio al abrir yo, lo que me saca una sonrisa divertida. Entra murmurando maldiciones contra mí. Voy a mi cuarto y me pongo mi pijama corto, y me marcho al salón, hago mi rutina de siempre, voy observando los retratos familiares y los objetos sobre la repisa de la chimenea. Mi hermano se asoma por la puerta.

-Ya.

Deja una foto de Linc y yo cuando éramos pequeños y voy a su cuarto. Me subo en su cama y miro en la estantería para coger un libro interesante. Veo uno alto, de tapa dura y rojo. Lo saco y leo su título "El gran libro de los dragones" su portada me llama la atención, en el centro hay un círculo donde hay un paisaje de unas montañas y un lago con un dragón verde sobre volando por encima. El círculo tiene un borde como de tres centímetros de ancho  de color gris azulado con letras negras extrañas y tres jades en forma de esferas, incrustadas. Alrededor del círculo esta dibujado un dragón con una zarpa intentando agarrar un círculo y en la esquina superior derecha y la esquina inferior izquierdas hay una forma de dragón de hierro protegiendo las esquinas de cualquier golpe o caída. Término de admirar el libro y me tumbo enfrente de Linc con sus pies en mi cara (un poco más a la izquierda de mi cara, pero siguen demasiado cerca), le gruño y los aparto mientras se ríe. Abro el libro y descubro que por dentro también es precioso. En la página que da a la portada hay un conjuro para cazar un dragón, lo leo enfrascada en la claridad de la inventiva de Ernest Drake, el escritor del libro; Coged un espejo y espolvorearlo con polvo de dragón. Después colocad un zafiro u otra piedra preciosa azul ante la guarida del dragón. Cuando este salga atraído por el brillo de la gema, sacad rápidamente el espejo para que el dragón lo vea y gritad: Ecce Narcissus draco Pulcherrimus! Este conjuro amansará al dragón, ¡pero no bajéis la guardia, pues su efecto acabará desvaneciéndose!

Un poco más abajo hay un sobre sellado con cera roja además de pegado al libro, lo abro y dentro hay una carta, me dispongo a leerla. 

Dr. Ernest Drake

Bosque de St. Leonard,

Horsham

Abril de 1904.

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La draconología es la disciplina científica que estudia los dragones. Desde el lejano día en que Merlín hallara a dos poderosos dragones luchando entre sí bajo el castillo de rey Vortigern, la draconología ha acaparado el interés de magos y estudiosos de las ciencias arcana de todo el orbe. Ellos han sido los encargados de preservar y transmitir a lo largo de los siglos el conocimiento de los dragones, desde su historia a las distintas especies existentes y sus responsables características, los auténticos avistamientos de dragones, dónde encontrarlos, como domesticar o darle muerto, y como el aspirante a draconólogo puede aprender a utilizar en su provecho las infinitas propiedades del dragón. Y lo que es más importante: que esta sabiduría no debe utilizarse JAMÁS en contra de los dragones, y por encima de todo, que los dragones, al igual que buena parte de la fauna y flora de este efímero mundo nuestro, son seres raros y en peligro de extinción, y sería una verdadera lástima que desaparecieran para siempre.

Así pues, estimado lector y draconólogo en ciernes, si he puesto sobre papel toda esta sabiduría, no es para que podías dar a caza y muerte a los escasos dragones que quedan sobre la faz de la Tierra, sino para que aprendáis todo lo que debéis saber sobre ellos y los ayudéis a permanecer ocultos.

Sabio as aquel que aprende mucho, ve mucho, sabe mucho, pero molesta poco. Yo he pasado mucho tiempo entre dragones, pero mi vida toca a su fin, y mi última misión como maestro draconólogo es transmitir esta sabiduría a aquellos dignos de conservarla.

La carta me deja algo atontada, la vuelvo a guardar en el sobre y automáticamente se vuelve a cerrar, la intento desellar otra vez pero no me deja así que supongo que no me volverá a dejar abrirla. Sigo viendo el libro y debajo del sobre esta el carnet de biblioteca de Ernest Drake y debajo una frase que dice: para los dragones amistosos, y una lista de seis nombres que no puedo descifrar, pues están escritos en otra lengua, y que, además, no conozco. Ojeo un poco el libro por encima y veo un montón de ilustraciones sobre dragones, como montarlos, su periodo de gestación, como diferenciarlos de las serpientes marinas, como diferenciar machos y hembra. Paro en una página en la que se muestra un mapa del mundo con unos pocos dragones en algunos lugares, uno en Europa, tres en Asia, uno en Australia, uno en la Antártida, dos en América del norte, uno en América del sur y otro en África, en el norte. Paso el dedo por el dragón de África y siento que se mueve y suelta un halo de fuego, la única prueba de que es verdad y no imaginaciones mías es que se ha creado un humo negro alrededor del dragón. Paso el dedo por el reto de África y empiezan a aparecer dragones por todos los lugares que toco, con sus nombres, sus colores y movimiento. Me quedo pasmada y cierro el libro rápidamente.

-¿Qué te pasa Calipo?

-No me llames Calipo no soy un helado, Calipso, C-A-L-I-P-S-O, Calipso-le deletreo.- en realidad nada importante, estaba viendo este libro de dragones y he visto uno que daba realmente miedo.-le miento.

-¿Un libro de dragones?-le enseño el libro que me estoy leyendo.- ¡Ah! Que va, ese libro me lo regaló el abuelo poco antes de morir, está vacío.

-¿Me estas vacilando? Este libro está lleno de historia sobre dragones y draconología.

-No te inventes chavala. –Vuelvo a abrir el libro y se lo enseño.-lo que yo te decía, en blanco. -Lo miro y veo que las páginas tienen un suave tono color café. Lo cierro y vuelvo a mirar la portada, ahora en el centro en vez de estar el paisaje montañoso con el dragón verde, hay un montón de niebla y un dragón blanco apenas diferenciable echando fuego por la boca.

-Yo creo, enana, que lo que a ti te pasa es que tienes sueño.-mi hermano mira el reloj rápidamente- Si, mira son las doce menos cuarto, entra aquí anda.-levanta el edredón, dejo el libro en la mesilla de noche y me acuesto a su lado.

Llevo un rato en la cama pero no quiero dormir. Pienso en el libro y en los dragones. ¿Por qué el señor que los escribió se apellida como yo? ¿Por qué Linc me decía que no lo podía leer? ¿Por qué había movimiento, literalmente, en el libro? ¿Por qué la historia desapareció? ¿Por qué la portada cambió tan de repente? ¿Por qué el abuelo se lo regaló a Linc? A mí, no me regaló nada, aunque por otra parte la abuela antes de morir a mí me regaló esa cosa que llevo atada al cuello, a petición suya, y a Linc no le regaló nada. ¿Por qué ese libro es tan extraño? Y,  ¿por qué me importa tanto?

-Enana,-siento la voz de mi hermano en la nuca-¿no puedes dormir?

Niego con la cabeza.

-¿Las pesadillas son peores?

Vuelvo a negar.

-¿Qué es lo que te pasa?

-¿Has sentido alguna vez como si las cosas fuesen algo más de lo que realmente son? No sé como explicártelo como si hubiese una “gran verdad” detrás que explicase el porqué de la forma en que las cosas son. No sé si me explico.

-Se queda en silencio y al poco tiempo asumo que se ha quedado dormido totalmente. Asiento con la cabeza y no digo nada más, cierro mis ojos y me preparo para intentar dormir y que las pesadillas me atrapen.

La leyenda del Dragón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora