Especial San Valentín

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Hoy siendo 16 de febrero, espero hayan pasado un hermoso San Valentín, este pequeño one shot estaba destinado a ser publicado el 14, pero asuntos con la escuela lo impidieron.

Dejando eso de lado, los que son del centro de México y zonas de donde fue el temblor, espero estén bien y solo halla sido el susto.

Sin más los dejo disfrutar de esto, el dándome de DC necesita más Heikazu 😍😍

Intento de confesión. ¿Otra vez?

Rascaba su cabeza con la punta superior del bolígrafo, su rostro lleno de frustración lograba que cada compañero que intentaba acercarse a platicar con el desistiera de ello. En el pupitre, la hoja se encontraba totalmente rayoneada, tumbó su cabeza sobre ella.

Rememoró aquella visita a Kyoto donde tuvo que fingir ser Kudo Shinichi, y al hacerlo se hundió más en desesperación, después de todo en aquel viaje, su rival jurado había logrado, por fin, recibir la respuesta a la confesión de amor realizada hace unos meses en Londres.

— ¡Maldito Kudo! — murmuró por lo bajo mientras se acomodaba del lado derecho para poder admirar a su amiga de la infancia. — ¿Porque a ti te salió todo tan fácil con la chica de la agencia de detectives? — justo en esos instantes, en Beika, Conan estornudo.

Continúo admirando a Kazuha quien platicaba animada con sus amigas, Heiji suspiró y cerró los ojos para volver a recordar todos sus anteriores planes fallidos de confesión, desde aquella en donde fueron secuestrados por la loca abogada, hasta aquella última que había sido arruinada por el loco que intentó  asesinar al medio hermano de su novia en la cafetería Poirot.

Se levantó de golpe furioso consigo mismo logrando hacer que la silla cayera al suelo llamando la atención de toda la clase, dándole una última mirada a la castaña, salió del salón. Subió a la azotea a despejar su mente esperando que el viento frío que soplaba congelará sus pensamientos. Vaya error el que cometió, ya que al encontrarse con los últimos vientos invernales de febrero, cada recuerdo de Kazuha desde que admitió sus sentimientos, lo llenaban de una calidez indescriptible. Suspiró.

Del bolsillo derecho sacó su teléfono celular, abrió la aplicación del calendario y contó los días faltantes para aquel evento marcado en aquella cursi fecha.

— Tres días más — murmuró bajo mientras miraba con atención la casilla catorce del segundo mes del año. — Espero nada me salga mal de nuevo — pensó mientras se tiraba al suelo para momentos después quedarse dormido.

El sonido de la campana que marcaba el fin de las actividades extracurriculares lo despertó, miró a los lados y se sorprendió de tener una pequeña sabana que lo protegía de los vientos helados, sonrió tontamente al reconocer la prenda, la acercó a su nariz y aspiró el suave perfume que solía usar su amada. Ante esa acción su determinación creció aún mas.

— ¡Está vez, sin importar que pase, se lo dire! — grito a los cuatro vientos.

Los pocos estudiantes que alcanzaron a escuchar el grito, rieron divertidos por tal vergonzosa acción.

Kazuha negó ante las miradas curiosas de sus compañeros, aún si era la mejor amiga del detective, a veces, incluso ella, no sabía lo que pasaba por la mente de su amigo, quería ir tras  de él, pero la llegada de la profesora de lengua se lo impidió. Resignada tomó su lugar y espero al siguiente descanso.

Una vez la profesora se alejó del salón,  la castaña se levantó y corrió al único lugar en el que su mente pudo pensar se encontraba su amigo,  subió con apresuró las escaleras hasta llegar al piso de la azotea, abrió la puerta lentamente y salió, desde ahí pudo notar a su mejor amigo en el suelo, suspiró aliviada, se acercó de forma silenciosa y reviso que no estuviera inconsciente, sonrió al notar que solo estaba durmiendo. Se sentó a un lado de él y admiraba el cielo, la campana que indicaba el fin de otra clase se escuchó, con sigilo se levantó, bajo hasta los casilleros y de ahí sacó una pequeña cobija de color verde, con cuidado de no ser vista por algún prefecto, volvió a subir a la azotea, se acercó a su durmiente amigo y extendió la prenda.

Intento de confesión ¿Otra vez?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora