Capítulo 03

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Capítulo 03: Lejos de él.

Rosie:

Castiel me dejó a dos cuadras de mi casa y el resto del camino preferí emprenderlo a pie, porque era cierto, si mi madre me veía llegar en una motocicleta con un chico que llevaba una chaqueta de cuero y, a su vez, resultaba un tanto intimidante, me mataría y no quedaría nada de mí además de mis restos y los sueños frustrados que no habré cumplido.

Mi madre siempre ha sido una persona sumamente estricta y organizada, para que las cosas salieran bien debías tener un plan, una guía para no perderte. Por lo mismo, ella me ayudó a planear y organizar mi vida de la forma que creyó correcta y que yo debía seguir al pie de la letra. Desde muy pequeña me advirtió que si no hacía o cumplía mis planes, nunca sería feliz. Y yo le creí, le creo, porque es mi madre y, claramente, ella sabe lo que es mejor para mí.

Mi padre no intervino en ninguna de mis decisiones, más allá de los consejos que siempre me ofrecía, no me obligó a idear nada respecto a mi futuro. Él decía que yo tenía que ser independiente y forjar mi camino sola, sin presiones y de la manera en que yo lo quisiese. Me inculcó la creencia de que estaba bien cometer errores, ya que de ellos aprendíamos. Mamá estaba en total desacuerdo con él, pero no refutó sus palabras.

Y sí, yo podría definir a mis padres como una completa contradicción.

Cruzo la calle, dejando atrás la acera frente al Victoria's Secret y recordándome agendar un día para ir de compras. No era una compradora compulsiva, pero sí que me gustaba ir de compras de vez en cuando. Ese había sido un punto a mi favor a la hora de entablar una conversación con el bonito chico de pelo azul y la deslumbrante chica de melena platinada, o bueno, eso creía yo, aún no sabía con exactitud cuál era el color de su cabello.

¿Había hecho amistades? Sí.

¿Me gustaba el instituto? No estaba nada mal, podría acostumbrarme.

Pero había un fallo: Castiel, el caliente pelirrojo.

Él era todo lo que me habían advertido que debía alejar, mantener la mayor distancia posible. Mi madre lo dijo: «Mantente lejos de los chicos que conduzcan motos, Rosie. Ni siquiera respires su mismo aire», ¡y yo había respirado su mismo aire durante toda la primera hora! ¡Me había montado en su moto con él! ¡Le llamé caliente y sexi! ¿Qué rayos me pasaba?

Castiel era peligroso y tentador. Pondría la mano al fuego sin dudarlo dos veces a que solo quería jugar a cuánto tiempo tardaba en enamorarme de él. Pues bien, no iba a pasar.

Lo siento, Castiel, pero planifiqué todo lo que quería en mi vida. Y tú no estás ahí.




Saqué las llaves de mi mochila y la introduje dentro de la cerradura, permanecí así durante unos instantes, con la llave dentro de la cerraja, sin apenas moverme. Tenía miedo de entrar y tener que mentir diciendo que vine caminando, las mentiras no iban conmigo y me agobiaba de sobremanera no poder escaquearme de la situación. Al final suspiré y giré la llave, la puerta se abrió y entré cerrando la misma detrás de mí.

Avancé dejando caer la mochila en el lado izquierdo del sofá, donde papá se encontraba viendo la televisión.

—Hola, papá —saludé.

Mi padre sonrió y cogió mi mochila de donde la había dejado para colocarla sobre la mesita. Palpó el espacio ahora vacío del sofá, indicándome tomar asiento. Lo hice y acto seguido él me acercó más para abrazarme y acariciar mi cabellera rubia. ¡Qué manía de mi padre el acariciar mi cabello! Desde pequeña le había gustado, decía que mamá y yo poseíamos un cabello increíblemente suave.

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⏰ Última actualización: Feb 02, 2018 ⏰

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