Había días en los que se sentía una mierda. En los que creer que todo iba bien no hacía más que desquiciarlo y gritarse internamente que nada en aquella palabra tenía sentido.
Que escuchar en los demás frases de apoyo no hacía más que fastidiarlo más y terminar con la poca paciencia que le quedaba deseando desaparecer de todo el malestar que sentía.
Días en los que encerrarse en su cuarto, acurrucarse bajo las sábanas y aguantar las ganas de llorar eran su única manera de no terminar con todo aquello a lo que muchos llamaban vida. Era la única forma que conocía en la que no se veía a el mismo autodestruyendose o destruyendo a alguien más en el proceso.
Días en los que acostado en su cama aguantaba las ganas de llorar. De gritar a los cuatro vientos y clamar por ayuda. Llevándose ambas manos al pecho y sintiendo un nudo en su garganta que amenazaba con destruir sus cuerdas vocales. Dejando de lado el poder contarle algo de eso a los demás.
Dejando todas sus emociones para si.
Sufriendo por dentro y en peligro de algún día caer en su locura llevándolo a cometer una atrocidad.
Mostrándose tranquilo al mundo.
Pensando que periódicamente su dolor desaparecería.
Y si embargo aquel intruso que se adentra en su cuarto sin previo aviso. Se acuesta a su lado y lo abraza hace que la faceta que significaba su máscara de quemeimportancia se destruya ante sus ojos y termine por hacerle derramar lágrimas de impotencia.
Hace que aquello que le ha venido aquejando se esfume en un fuerte abrazo y termine con su rostro débil en el hombro de Tweek sollozando palabras incomprensibles y disfrutando la caricia que su novio le propina a sus cabellos. Aquellas caricias que parecen llevarse todo su dolor. Que le devuelven la calma y hacen que llorar sea más fácil permitiendose al menos por una vez el ser débil.
Se permite abrir su corazón y sus problemas hacía alguien más que si mismo o su mascota. Y comparte con aquel intruso los sentires que le oculta al mundo. Lo abraza más fuerte y de su cuello pasa a su pecho. Refugiandose en sus cálidos brazos y su fragante aroma. Callando sus sollozos y quedándose recostado en aquella posición hasta que su ser le dice que aquel intruso era digno de confiar.
Y se siente listo para hablar.
Se siente listo para dejar de ser fuerte.
Porque sólo al rubio le daría el privilegio de verlo en ese estado.
Porque de alguna u otra forma ese mismo rubio fue el que le enseñó que estar triste no podía ser algo malo. Y que demostrar cariño no era un signo de debilidad o sentimentalismo.
Porque cuando lo besaba en los cabellos como Tweek lo estaba haciendo en ese mismo instante. Podía sentir el calor emanar de sus labios y llenar cada parte de su pecho, de su corazón. Podía sentir como el más horrible de los días se convertía inmediatamente en uno no tan malo y le hacía olvidarse de aquello que le producia dolor.
Porque en los labios de Tweek las palabras de "todo va a estar bien" contaba sentido y le hacía creer que en efecto. Todo iba a estar bien. Porque era capaz de creer ciegamente en ellos. Pues, unos labios como aquellos capaces de calentar su corazón, no podían decir mentiras.
¿Verdad?Y sus párpados caen ante la lentitud del momento. Y los brazos de Morfeo lo abrazan regalandole el mejor de los momentos.
Un momento que se roba sus malos pensamientos. Que se roba su tristeza. Y que le hace sentir que no hay nada mejor que encontrarse así en ese momento.
"Porque en tiempo de tormenta...tus brazos me calman, y me ciernen tus ojos glaucos y tu aliento de menta".
FIN.
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Cuestión de estaciones (CREEK)
FanfictionPorque no me importa ser cursi. Si a tu lado ser cursi es igual a ser feliz. Historias cortas cursis. En lenguaje cursi. La imagen de portada no es mía. Es de la talentosa Kisu-no-hi a quien admiro mucho. CREEK.