parte ≠ 1

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“algo que es caótico y hermoso al mismo tiempo.”

[....]

Y sí, después de haber estado enamorada de él durante toda su vida, logró superarlo. Aún que fuese por unos minutos, por que fue chocar miradas y volvió a caer.
Ella no tenía idea que era, sí su sonrisa, sus ojos cafés claros, sus distintos estilos y cortes de pelo, sí era el fuerte olor a perfume que invadía la zona que pisaba, o sí simplemente la forma que él tenía para mirarla a ella, podría él mirarlas a todas igual, pero a ella nadie la miraba como él, no tenía idea, pero algo le atraía mucho la atención a ella.

Entonces, ahí estaba ella, fingiendo prestar atención en clase, pero era difícil, teniendo a Manuel en frente sonriéndole de vez en cuando. Agustina sólo imaginaba, aún que siempre lo hiciera, lo lindo que sería poder presumirlo frente a todas, poder decir "miren el novio que tengo" o que él dijese, "miren la novia que tengo", pero mientras más se metía en su mente esa idea, más imposible sonaba.

— Interesante, ¿No cree, Gómez? — interrumpió el profesor.

Ella no sabía que decir, Manuel la miraba con una sonrisa pícara, lo que distraía más a Agustina. Asintió sin poder responder nada, y bajó su cabeza para volver la mirada a su chico.
Y de la nada, sí, salvada por la campana, respiró aliviada de que ya podía salir de la prisión. Sostuvo sus cuadernos con ambos antebrazos y se dispuso a salir del aula.

— Hey — habló alguien a sus espaldas.

No lo podía creer, ¿Acaso, Manuel Vainstein estaba hablando con ella? Así parecía.
Quedó paralizada frente al chico que con una sonrisa esperaba una respuesta de su parte, y como era de esperarse, no dijo nada.

— Estuve viéndote en clase ¿sabes? — cortó el silencio.

En seguida empezó a ponerse nerviosa, tenía piel de gallina en absolutamente, todo el cuerpo, no pudo evitar sonreír.

— Y no sé, me gustaría saber que es lo que pasa por tu mente — sonrió incómodo el chico.

Vospensó instantáneamente, obvio no se lo diría.

— ¿Hola? — pasó una mano en frente de sus ojos cortando el transe.

— Ah, perdón — respondió nerviosa, si chicos, habló — es que tengo miles de cosas en la cabeza.

Ocultó un mechón de pelo detrás de su oreja.

— ¿Cómo qué? — se acercó un poco más.

Sí, perecían locos, hablándose a metros de distancia a mitad del pasillo escolar. Otra vez toca la campana recordando a los alumnos que era hora de irse. Agustina levanta su mirada hacia la campana y la devuelve hacia Manuel que había hecho lo mismo.

— Ehm, me tengo que ir, hablamos luego — bajó la cabeza y despareció entre los alumnos.

— O..key — respondió Manuel buscándola entre todos.

Era la primera vez que él se interesaba por el interior de una chica, nunca había sido de su preocupación sí la chica era buena o tenía ideas brillantes, sí tenía lindo físico, no importaba nada más, ni siquiera si era linda facialmente hablando. Pero algo estaba cambiando la forma de pensar de ese joven, y era nada más ni nada menos que, Agustina.


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523 palabras.

r a m é; manuel vainsteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora