Había oído antes sobre el tema, un compañero de la facultad me había contado sobre lo que era sufrirla. Sin embargo, yo siempre pensé que exageraba, que el pobre había tenido una pesadilla o que tenía demasiada imaginación.
A pesar de todos lo que pensaba no tardé mucho en comprobar que este hecho no sólo era real, sino que podía convertirse en una de las peores situaciones que había pasado en los ultimos últimos años años.
Estaba en uno de mis últimos años de la carrera, durante gran parte de la misma había cogido una mala constumbre, dejaba todos los trabajos, supuestos prácticos y exámenes para el último momento posible. Así que allí me encontraba yo, estudiando a las tres y media de la mañana el examen de Derecho de la Seguridad Social.
Llevaba un cuarto de hora mirando mi reflejo en la ventana del escritorio, preguntándome como podía ser que siempre cayera en la misma situación. Me gustaba la asignatura, me sorprendía la cantidad de casos distintos que podía tener un problema con solo tocar una variable como puede ser la edad del afectado. Eso le añadía mucha gracia a la asignatura porque la convertía en un enorme rompecabezas que estaba esperando que yo lo solucionase.
Siempre me había sorprendido porque tenía las orejas tan juntas a la cabeza, recordaba que cuando era niño mi madre me había dicho que las tenía tan despegadas que a veces me las pegaba con celo. CONCENTRATE. Deja de mirar al cristal.
Lentamente fueron pasando los minutos y con ellos fue aumentando mi cansancio, de hecho llegó un momento en que estaba perdiendo más tiempo del que estaba dedicando conscientemente a la asignatura.
Miré el flexo, estaba viejo y al igual que yo su luz se apagaba lentamente... Desperté con la cabeza entre los papeles, había dormido sobre ellos durante media hora. Decide que se acababa el hacer el idiota, mañana seguiría, ahora tocaba descansar.
Apagué el flexo y me dirigí a la cama, estaba tan cansado que no pensé que aún estaba vestido con la ropa del día. Me quité las zapatillas y me envolví en la sabana, con el paso de los segundos el sueño fue rápidamente apoderándose de mí.
Toda mi vida he dormido con la misma posición, con una ligera postura fetal en la que acercaba ligeramente mis piernas hacia mi vientre y mis brazos las rodeaban de una forma bastante superficial. Como último detalle siempre dormía con la cabeza en dirección a la pared.
El sueño era especialmente ligero, algo que es extraño en mi persona debido a que siempre he sido de sueño profundo... Unas horas antes de la que debía de levantarme, comencé a abrir los ojos lentamente, me sentía terriblemente cansado, como si no hubiera descansado. Descubrí con enorme sorpresa que no podía moverme, me encontraba como atado por una soga invisible que hacía que cada uno de mis movimientos no pudieran ser realizados. Me centré en el movimiento más sencillo, mover los dedos de los pies, no pude por más que lo intenté.
Esta situación estaba comenzando a desesperarme, no comprendía como me había quedado encajado en aquella posición sin ninguna posibilidad de realizar ni tan siquiera el más ligero de los movimientos. Empecé a ser presa del pánico, me sentía como en un agujero sin fondo en el que sabía que me liberaría del mismo con el primer movimiento que realizará. Sin embargo,lo peor estaba por llegar.
Conforme el terror iba aumentando a causa de que la desesperación estaba haciéndose cargo de mí, comencé a notar una presencia justo detrás mio. Sabía que no podía haber nadie porque en ese periodo de tiempo nadie había abierto la puerta, sin embargo sabía que alguien o más bien algo se encontraba pegado a su espalda, podía notar como su aliento rozaba débilmente mi nuca. Sabía sin necesidad de que nadie me lo dijera que mi fin había llegado, oía como aumentaba la intensidad de su respiración y como cada vez se oía más y más cerca de mí. Cerré los ojos con todas mis fuerzas deseando no estar allí, estar lo más lejos posible de aquella casa, aquella habitación y en especial de aquella cama.
Abrí los ojos lentamente, deseando que aquello ya no se encontrará allí. Algo había cambiado comencé a notar los cambios, en mi pared había luz fruto del nacimiento del nuevo día y podía moverme aunque notaba un extraño dolor en mis articulaciones. Decidí que había llegado el momento de darme la vuelta para ver que era aquello que me esperaba allí, me giré con tanta cautela como pude, allí no había nada más que mi escritorio esperándome con los papeles sobre él.
Me senté en la cama durante lo que a mi me parecieron horas buscando una explicación para lo que había sucedido. Tras tanto tiempo aún no he encontrado un razonamiento científico o moderadamente razonable para el hecho que me ocurrió. Durante un tiempo supuse que se debía a la propia parálisis del sueño de la que mi compañero me había hablado, sin embargo quien o que era el ser que se encontró detrás de mí mientras me sucedía este proceso. Aún hoy busco la respuesta.
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Parálisis del Sueño: Una historia demasiado real
HorrorUn compañero de la faculta me había hablado de este extraño suceso, por supuesto yo nunca le creí hasta que un día...