Capítulo único

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Elecman

¿La tristeza? ¿Que es?

Nunca pude sentirla hasta ese día, recuerdo cuando me llamaron diciéndome que él tuvo un accidente y que había perdido la vida en él, sentí como mi respiración se cortaba y como caía al suelo con lágrimas en los ojos, yo... pude sentir la tristeza en ese momento.

Como pude me había levantado y había salido corriendo hasta aquel lugar aún con la esperanza de que todo fuese una broma de mal gusto de parte de él, pero no fue así. Esa imagen no me la podré quitar de la vista durante un buen tiempo, su cuerpo yacía vilmente aplastado y lo único que quedaba era su cabeza y parte de sus restos.

Sentí como todo en mi se rompía lentamente, dolía demasiado. No sé cuántas horas me quedé allí llorando y abrazando lo que quedaba de él, empecé a maldecir al quien le hizo esto y me maldije a mí mismo por no haber sido yo, ahora mismo daría lo que fuera para ser yo.

Me separaron de su cuerpo ni bien llegaron los policías, ellos se encargaron de juntar todos sus restos y yo sólo me puse a llorar recordando casi todos los momentos que habíamos vivido juntos, ahora ya no podré verlo nunca más, no podré ver su sonrisa ni escuchar su voz.

Los días pasaron, y toda la gente me veía con pena, hasta me llevaban comida pero yo no aceptaba, nadie parece comprender que quiero estar sólo.

Me siento en el piso mientras miro a mi alrededor, todo está destrozado, gracias a mí, pensaba que descargar todo lo que tenía en mi interior ayudaría pero no fue así, me siento más vacío que nunca, hoy pensaba visitar su tumba, quizás así me pueda sentir algo mejor.

En su tumba habían flores ya marchitas, las saqué desesperadamente y puse sus flores favoritas en su lugar, acaricié el pasto con la esperanza de volver a sentirlo y me desilusioné al no sentir nada.

-¿Por qué te fuiste?- solté unas cuántas lágrimas al decirlo-. Yo... no puedo vivir sin ti, quisiera haber muerto yo en tu lugar.

Y sólo me quedé ahí, toda la noche y toda la mañana siguiente, abrazando su tumba y llorando hasta que mis lágrimas se secararan, hasta que los guardias del panteón se acordaron de que estaba allí y me echaron sin pena alguna.

Vagué por la ciudad, no quería volver a esa casa donde aún permanecía su olor y todo aquellos recuerdos que vivimos juntos. Miré alrededor, no conocía ni un poco este lugar pero parecía como un barrio chino o algo por el estilo, vi un robot cocinando lo que parecía ser sushi mientras los demás le gritaban que se apure.

Me senté en el borde de la calle y miré al suelo aún pensando en que haré, las personas de aquí me miraban con pena, eso me desagradaba.

En mi mente sólo rondaba aquella imagen al verlo despedazado, ni siquiera pude despedirme de él o obtener algunas palabras para darme un poco de fuerza, nada, no sabía que hacer en estos momentos y la ansiedad me comía vivo, otra vez me largué a llorar como un niño, vagamente escuchaba su voz cuando me decía que me amaba o cuando trataba de convencerme de hacer algo, pero la realidad era que él no me hablaba.

Furioso levanté mi vista, era el mismo robot de antes quien me preguntaba si estaba bien, su aspecto era extraño... como un pez pero más extravagante.

-¿Que quieres? ¿Que nadie me puede dejar solo con mi dolor?- me levanté de la acera y sequé mis lágrimas con rudeza.

-Yo sólo vine a traerte a esto.

Me entregó lo que parecía ser pescado y antes de que pudiera tirarselo en la cabeza ya se había ido, y otra vez solo.

4 días más

Mi aspecto era deprimente, olía mal, y apenas podía emitir palabras, vagaba en las calles, sin comer y sin beber, y había veces que me quedaba en la tumba de mi amado cuando lo hacía no pronunciaba palabra sólo me limitaba a llorar y a lamentarme, no tenía fuerzas para seguir, al fin y al cabo estaba sólo.

Me levanté ese día del suelo, y fui nuevamente a ver su tumba, dejé allí sus flores, ahora parecía que era la tumba más decorada del panteón, estaba llena de sus flores, me senté y ahora está vez expresé todo lo que sentía sobre su pérdida, no lloré, mis fuerzas ya no estaban ni para llorar, y comencé a recordar los momentos felices que pasábamos y me hice esa pregunta.

¿Si yo muriera volveríamos a estar juntos?

La respuesta parecía estar muy clara en mi mente, rápidamente me levanté y besé su tumba.

-Vamos a estar juntos siempre.

En ese día pensé en todo y a la vez nada, lo único que podía ver era su sonrisa por lo cual yo también sonreí, estaba en medio de la calle con la esperanza de que un camión viniera y me matara como hizo con él, al final creo que la vida no vale la pena si no eres feliz.

Ahora podría sentir paz.

Para siempre.

Como Decirte "Adiós" [ElecFire]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora