U N O

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Te subis al auto familiar, cuando todavía, el resto, estaba dentro de la casa terminando de empacar.
Los auriculares negros te los enchufas en las orejas y escuchar Arjona diciéndote que "del otro lado del sol hay un mundo en decadencia", apoyas la cabeza contra la ventanilla y tu padre ya se pocisiona agarrando el volante, tu mamá cebará mate en el asiento del copiloto y tu hermano, a tu lado, dormirá durante todo el recorrido. El viaje comienza cuando notas que las veredas se mueven y las casas dejan de ser siempre las mismas. Cuando los árboles se van corriendo y los vehículos, que pasan por tu lado, lo hacen a la velocidad de la luz o eso es lo que te parece.

Amanece en la ruta, no me importa donde estoy me he dormido viajando y he soñado tan intenso y en ese sueño yo me veía en ese auto, pero no era el mismo porque estaba todo roto en su interior.

Se puede decir que después de varios pasajes, muchas rondas de mate y una pequeña larga siesta, estacionaron en una acogedora cabaña donde la rodeaba mucho el color verde llegaron a Colón, Entre Ríos, luego de arduas horas, minutos y segundos de viaje. No haces más que bajarte del auto, sacar del baúl la caja que te corresponde y observar con detenimiento, no muy convencida de lo que acabas de hacer.

- Puedo elegir mi habitación?- escuchas un "Si" lejano, de parte de tu madre, y ya estas caminando para adelantarse a esa casa de madera.

Relojeas un poco el gran living y la alfombra, intercalado el color marrón y rojo, entre los sillones la chimenea que hará su gran efecto en invierno y la cocina, más alejada, que ofrece lugar como para veinte personas, subis las escaleras con muy poca voluntad (y por que te pesa la caja) para encontrarte con cuatro habitaciones. Tres cuartos y un baño (también hay otro en la planta baja). Y como no sos ninguna tonta, eliges el cuarto más amplio que tiene una ventana inmensa dando a la entrada de la casa (desde allí veías como tu papá arreglaba cuentas con el chófer del camión de mudanzas), al bosque, un poco más allá, el río de un color celeste natural. Amas los paisajes.

Este paisaje es tan extraño, se parece al de un tren eléctrico, esos árboles tienen contornos, darme cuanta es tan hermoso.
Y en ese sueño yo me veia en ese auto pero no era el mismo, porque tenis fuego en su interior, en su interior.

-¡Ey! ¡Te elegiste el mejor cuarto!-
Gabriel, tu hermano, tiene veinte años pero, el ochenta por ciento de las veces interpreta a aquel que dejo atrás, al de quince- hagamos un trato. Vod te pasas al del medio y yo no te jodo por los años que me quedan de vida.

-No- seca. Continúas concentrada con el otro lado de la ventana.

- Te presto mis ahorros sin quejarme?- no lo estas mirando, pero seguro que está pataleando y puteandote por ser muy complicada.

-Tampoco.

-Todo vuelve en la vida, eh. Todo vuelve-
Y se va enojadisimo sin poder cantar victoria.

Apoyas la caja sobre el suelo y vos, a su lado. Esperas a que tu papá, junto a tu hermano, suban la cama de plaza y media, el escritorio, el placard, el equipo de música y la computadora. Y después si, te ocupas de lo otro restante: Los miles de libros, las enciclopedias que, alguna vez usaste para la secundaria- Allá en buenos aires-. Los infinitos cuadros (Sola o acompañada) mostrando la sonrisa de siempre. Y los adornos los cuales cada uno tenía una anécdota e historia merecida de ser contada. Cuando terminas, y todo esta en su lugar, te sientas estilo indio sobre tu alfombra color rosa circular, cuando tu celular vibra en el bolsillo canguro de tu buzo gris. Sonreis al ver el nombre en pantalla.
Ya te estoy extrañando amiguilla. A Rocio - Y otros-  los abandonaste en capital federal. Yo también. Lo que daria por unos mates con vos. Tecleas rápido. Sin equivocarte. Ya voy a caer por esos pagos, vas a ver. Te quiero enana linda. Y te dieron unas ganas terribles ganas de llorar. Mucho más de mi parte, rubia.

A medida que aceleramos mis recuerdos se estremecen.

-... Voy a pintarme el cuarto- bajas las escaleras y visualizas que tu hermano y tus padres charlan en la cocina.

-No creo que puedas, es madera- tú mamá está sentada juntó a él esperando a que tu papá termine de conectar la heladera- ¿No te gusto como está? A mi me fascinó.

-Sí, pero tanto marrón aburre. Un poco de color, de naranja, rojo... ¿O no, Emi?- Te ve que pasas por ahí.

-No, yo voy a dejarlo así- y Gabi revolea los ojos. Son el agua y el aceite- salgo a caminar un rato. Después vengo.

-¡Lila Veni!- elevaz las voz para que tu labradora color miel, te acompañe.

-Volve antes de que anochezca- pero ya cerraste la puerta.

Caminas con las manos dentro de los bolsillos de tu campera roja, el pelo lo llevas suelto y por eso se mueve al compás del viento. Lila camina con vos y capaz que te salta, causando te risa.
Nunca en tu vida tuviste una mascota tan loca y compañera. Capaz que se desvía un poco del recorrido porque encontro algo que llama su atención o porque desea sentarse a hacer sus necesidades.

Pasas todo lo que va de la tarde, sentada sobre tu el pasto y revoleas piedras al rio. Lila va de aca para allá y  habra estado sentada a tu lado solo media hora mientras le acariciabas la cabeza.

Ver el atardecer, mientras el sol se escondía, te emocionó por completo. La última vez que pudiste apreciarlo fue junto a tus amigas cuando acamparon en la terraza de una de ellas, allá en capital. Y tantos viajes que hiciste con la memoria que perdiste a lila de vista.
Obvio que te asustas, porque no la vez.
Giras tu cabeza y el cuerpo, cuál búho, buscándola. Entonces te levantas y caminas con agilidad estando alerta a cualquier rincón del lugar. Y allá la encontrás, sentada al lado de una especie de parrilla casera esperando a que el asador le regale alguna presa.

-¡Lila!- y corres los pocos metros que te separan de ella- ay, gorda, me asustaste- te inclinas a su altura para abrazarla y acariciarla. Pero ella ni se inmuta porque sigue concentrada con el olor rico que emana esa comida- Perdonala.

-No, no pasa nada- y cuando volves a pararte te chocas con un par de ojos azules que te dejaron el mundo patas para arriba- ¿Lila dijiste que se llamaba?- ahora el está agachado jugando con ella que solo quiere comer.

-Sí- y sonríes, no sé porque.

-¿No te molesta si le doy un hueso con un poco de carne?

- No, no- te olvidaste por completo que ella solo come alimento balanceado. Pero bueno, un hueso no iba a complicarle la vida. Saltó sobre el regazo de aquel muchacho, apoyando las dos patas en su panza y sostuvo el hueso en su boca para entretenerse- Gracias.

-No, no hay de que. No sos de acá, ¿No?- y te miro entera.

- No, ¿Tanto se me nota?- y ríen los dos- soy de buenos aires, capital federal.

-¡Uh! ¡Que lindo! No conozco pero me llegan buenos comentarios- sonríes asintiendo- ¿Y estás de vacaciones por acá?

-No, vine a vivir- y te duele decir esas palabras.

- Complicado- y asentís.

--Bueno, me voy antes de que anochesca. Vamos, li- le palmeas dos veces la cola.

- Estás lejos?

-No, vivo en la cabaña que esta acá cerca, al lado del puente de madera.

- Si, conozco. Bueno, nos vemos- y se acerca para saludarte.

-Si... Si ¡Vamos Lila!- y la perra corre detrás de vos con su hueso en su boca.

***

Terminaste de comer. Avisaste que no tenes más hambre corres el plato a un costado, tomas un sorbo de jugo y te levantas para ir en dirección a tu cuarto. Lo unico que deseabas hacer es encerrarte, ponerte el pijama, tirarte a la cama y llorar. Extrañabas lo que te corresponde.

"Y pensar que todavía no te conocía...
Pero siempre te imagine así.
Paz."

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⏰ Última actualización: Feb 08, 2018 ⏰

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Amor y (Paz)  //Paulo londra y tú\\ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora