Algo brillante captó mi mirada, monedas. Monedas de distintas denominaciones destellando al fondo de la fuente. Monedas de 50 centavos, un peso, dos, cinco e incluso de diez bajo el agua.
¿Cuántas personas lanzaron una moneda al agua pidiendo un deseo? ¿Cuántas personas creyeron y confiaron su mayor anhelo en una fuente y una moneda? Y lo más importante ¿a cuántas personas les funcionó y se les cumplió su deseo?
Mirando las pequeñas olas del agua, sólo puedo preguntarme ¿cuántas personas pidieron que su amor se quedase con ellos? ¿cuántas otras pidieron que la salud de un ser querido mejorase? ¿cuántas personas tristes pidieron unos instantes de felicidad para seguir adelante? ¿cuántas personas lanzaron la moneda con desesperación pidiendo encontrar la respuesta a sus problemas? ¿cuántas personas habrán pedido cinco minutos más para tener el valor de hacer o decir algo a alguien?No lo sé.
Y nunca se sabrá si a alguien le funcionó el tirar una moneda a un lugar donde se almacena el agua. Sin embargo, todos lo hemos hecho con la esperanza de que sea cierto.
A lo largo de la historia el agua ha sido un símbolo de fertilidad, sin ella, nada vive y nada se regenera.
Y las monedas, un símbolo de buena suerte, las hemos visto en pulseras, collares e incluso en personas que negamos a gastarnos nuestra moneda favorita.Pero ¿qué pasa realmente con los deseos? ¿Se cumplen?
Creo firmemente que es sugestión. Al momento de lanzar la moneda adquirimos el valor suficiente para buscar eso que estamos pidiendo o adquirimos las fuerzas necesarias para sobrellevar nuestra situación.
Somos más fuertes de lo que creemos y a veces lo único que necesitamos es un poco de confianza, en nosotros mismos, en un ser superior o en una moneda y una fuente.Todo es válido y todo es correcto.
Sean 50 centavos o diez pesos, si quieres lanzar una moneda al agua, hazlo, y cuando pidas tu deseo, pídelo con tanta desesperación y anhelo en voz baja, que la vida se vea obligada a cumplirtelo en voz alta. No le des a la vida la opción de no cumplirte. Hazlo con confianza, aunque después te sientas estúpido por creer. Tal vez encuentres todo lo que estás buscando.
Por mi parte, mi deseo al lanzar la moneda siempre será verte volver.