PARTE I .- "La Tragedia"

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Capitulo 1. Y Así Pasó.

La noche parecía más larga de lo que en realidad era, fuera del ventanal podía ver la luna y su reflejo en el lago, la cual estaba por ocultarse atrás de las nubes, nubes grises llenas de desesperación y tristeza, que eran arrastradas por el sufrimiento, el silencio era tan vacío que llenaba cada esquina de esta cabaña, pero cuando un rayo se abría paso por el cielo e iluminaba toda, parecía que cualquier cosa podría abundar, ya que su luz llenaba el cuarto y su sonido rebotaba por todo el lugar. El relámpago dejaba ver un espectáculo visual, pero algo no cuadraba, no podía disfrutar de él, todo estaba en orden, dentro y fuera de la casa, pero el voltear a ver la casa me daba inquietud y miedo, mirar atrás no era buena idea, pero el sonido del reloj me sumergió en un pensamiento que no parecía tener fin, lo voltee a ver, el sonido del segundero parecía hacerse eterno y cada vez que se movía, tardaba más en avanzar, hasta detenerse, se quedó congelado marcando las 22:53, un trueno me quitó del trance y me fijé de la hora en mi teléfono, y sí, eran las 10:57 p.m. ahí lo sentí otra vez, mirándome en la nada mientras la lluvia empezaba a caer, su mirada era penetrante, hacía tiempo que no lo sentía, "¡Déjame! ¡déjame por favor!" decía caminando hacia atrás, alejándome cada vez más del ventanal hasta que mi teléfono sonó, quise ver si la presencia seguía aquí, pero ya no la sentía. La llamada era de un número desconocido, contestar no sería prudente, no estoy en condiciones de contestar, tal vez es algo importante, no pude evitar contestar.

- Bu.. bu... bue... no

- Sí, este... ¿Es usted Janeth Castro? - dijo el tipo del otro lado de la línea

- Sí... Sí, soy yo

- Hola, mire. Soy parte del cuerpo de policías

- ¿Qué sucede oficial?

- Mire, el motivo por el que le llamo es porque... eh... encontramos una agenda con información de pertenencia de un sujeto llamado Manuel Ayala, ¿Lo conoce?

- Sí... Sí, es mi esposo, ¿pasó algo?

- Pues mire, su número estaba registrado como número de emergencia

- Pero... ¿Cómo está? ¿Se encuentra bien?

- Lamento decirle señora, pero su esposo murió....

La voz del policía iba desapareciendo rápido, mientras el vacío inundaba la habitación, y me absorbía hasta no dejar rastro de mí. El teléfono cayó al piso, "¿Q... qu... qué?". La luz de mis ojos se iba, al igual que mis sentidos, se sentía como caída libre, y no saber si en realidad hay algo bueno que pueda amortiguar el golpe. La lluvia era prominente y parecía que no pararía en toda la noche, los rayos caían al son de mis pasos, era como una coreografía astral. Mis movimientos eran de desesperación y sin consuelo, los sonidos desgarradores que salían de mí es capaz que se pudieran haber oído a kilómetros, no podía detenerlos, y más el saber cómo él arreglaba mi mundo con solo su sonrisa, su mirada de felicidad y un "te amo".

Quizá la tristeza me agobió, la cabeza me dolía y tal vez por eso empecé a imaginar cosas, sensaciones de presencia, "Alguien me observa", ¿alguien? más bien algo, su mirada penetraba todo mi ser, era claustrofóbico e inquietante, "¿Dañarme? quiere ¿DAÑARME?".

- ¡DEJAME!

Gritarle a veces funcionaba y me relajaba en los peores momentos. Aunque no paré de llorar, supe tranquilizarme, me moví, pero no creo que haya querido detenerse ahí, ahora escuchaba como se acercaba fuera de la casa, como daba unos golpecitos por la pared de madera, paraba unos segundos, segundos que se hacían eternos, y en seguida se oía delante de donde se escuchó, repitiendo lo mismo en dirección al ventanal. "¿Qué hago?". *Vibración*, una notificación, el teléfono seguía vivo, no esta cerca de mi alcance, ¿por qué?, pararme no era un plan, pero ¿y sí fue un error?. Los golpes se habían cada vez más fuerte mientras seguía su curso y cada vez más cerca, no quería esperar a ver si era un producto de imaginación o no, "¡PARATE!", me levanté, fui por el celular y salí de la sala; los golpes eran tan ruidosas, que parecían estar a punto de romper el cristal, "¡No voltees!, ¡NO VOLTEES!", el pasillo era eterno cada vez que se oía un golpe al vidrio, la puerta estaba a unos pasos, sin mirar a atrás, pasé por la mesa junto a la puerta y agarré las llaves de mi carro, los golpes parecían nunca acabar, pero al abrir la puerta se dejaron de oír, algo que me alarmó y salí corriendo al auto sin cerrar la puerta, desactivé la alarma y boté los seguros para poder entrar rápido al carro, me metí, y chequé que decía el mensaje, "Km 45 carretera Bratoun/Antona - Número desconocido"

- "Es cerca" pensé.

Introduje la llave y di marcha, pero el carro no arrancó. Tanta preparación fue en vano. Intentar ir a un lugar imposible, arrancar y no moverte, no podía, y empecé a llorar en el carro, al verme ahora y en un lugar vulnerable me hacía creer muchas cosas que al final quizá si estén pasando, si yo no hubiera perdido el tiempo.

- ¡VAMOS! ¡DATE PRISA!

Salí corriendo del auto cerrando la puerta, llorar no me dejaba ver el camino así que me sequé las lágrimas y corrí a la salida del terreno, quizá fuera pasaría un auto y pudiera llevarme, o llamaría un taxi, pero nada dentro de aquí.

- oye - algo susurró

Eso me heló la sangre, ahora era inevitable, alguien estaba asechándome. Escuchar eso me sacó de mi objetivo, y empecé a buscar el origen del sonido, pero no vi a nadie. El haberme desconcentrado hizo que me tropezara, bastó que eso pasara para que al instante en el que yo me trato de incorporar algo me desmallara con un golpe en la cabeza.

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⏰ Última actualización: Apr 15, 2023 ⏰

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