Epílogo

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Miré por ultima vez ese balcón, a pesar de que sabía que no te asomarías...la esperanza aún seguí en mi. Quería creer que algún día aparecerías, que ese momento de la noche cuando encendías la lamparilla y tu silueta se dibujaba en tus cortinas, se repitiera.

--- Boruto --- escuché mi nombre al instante en que la puerta se abrió. Cerré las cortinas y con dolor, mi corazón. --- ¿Ya? vámonos, nuestro vuelo sale en una hora.

--- Ya voy, ya voy. --- tomé mi diario en donde te escribí cada mes por seis años. Parecía algo cursi, y quizá vergonzoso escribir algo así, pero agradecía a mi familia que no me educó como un machista más.

--- Mi madre me matará cuando le diga que iré al ejército --- Dijo Shikadai, cerró los ojos y sus hombros temblaron mientras sonreía nervioso. --- Si existiese algo peor que la muerte, mi madre lo haría.

Negué divertido y ambos reímos. Quizá era algo egoísta tomar decisiones así, sin preguntarle a la mujer más importante en nuestra vida, pero, ya somos adultos. Qué va.

--- Mitsuki llamó, y adivina... --- lo miré, esperando que prosiga.--- igual irá.

--- ¿De verdad? --- Sorprendido, abrí la boca sin saber que decir en el momento. --- Creí... creí que se iría a psicología o algo así.

--- Dijo que no te dejará morir sólo, bueno, nos... --- soltó un quejido que quizá intentó ser una carcajadas.--- Oye... --- Dijo después de un rato, me miró y yo a él.

--- ¿Ahora qué?

--- Logré conseguir su nombre...

--- No lo digas --- le interrumpí, en verdad no quiero saberlo. Él me miró confundido, era justificable su reacción. Digo, No cualquiera se obsesiona con una chica por seis años.

--- Creí que...

--- Debo concentrarme en lo qué haré ahora --- dije, intentando convencerme a mi mismo. Si me decía su nombre me obsesionaría con ella de nuevo e inclusive, haría lo que sea para encontrarla, pero...no, No debo.

Lo más probable es que parezca un pervertido o acosador.

Debo olvidarla.

--- La tengo que olvidar --- dije con firmeza, pero dolía un demonio.

--- Que problemático --- suspiró.--- pero haces lo correcto.

--- Lo sé

Lo haces, ¡Estás haciendo lo correcto!

No prinunciamos palabra hasta llegar al aeropuerto. Tampoco te pensé, era como si mi mente cerrara las cortinas, tal y como tú hiciste. Joder, dolía tanto.

--- Iré por los voletos.

Cuando levanté la vista estaba alejándose, aproveché para ir a la cefetería. No había comido desde que salimos del instituto, o más bien prisión con profesores de mierda.
Era extraña andar por estos lugares, Ni siquiera en vacaciones me permitían salir, No conocía nada ¿Qué clase de reforma era esa? Pésima.

Pedí un café americano y de nuevo te recordé, cuando nevaba tomabas un café express. Recordaba como tus labios se curveaban y tu aliento abanicaba el vapor de la bebida, recuerdo como te cubría la boca cuando te quemabas, el color vino de tus guantes contrastaba con tu piel blanca.

¡Alto Boruto! Olvidarla hombre... ¿Qué tan difícil puede ser? Negué con la cabeza y terminé de pedir mi orden.

La chica me sonrió y entregó el ticket, palpeé mi abrigo con la esperanza de tener la billetera ahí, pero tuve mala suerte, también con la bolsa trasera de mi pantalón.

La chica de las gafas rojas [1] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora