7-. Jeon JungKook

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El ascensor pitó con la señal de que estaba en el balcón y apenas las puertas se abrieron, salio de ese espacio cuadrado, estaba ahogado.

Trotó como pudo y se apoyó contra el barandal que daba a la calle. Se inclinó mirando todo Seúl, la calle de abajo se veía lo suficientemente bien como para lanzarse el día de hoy. El pelo se le mecía con el viento y quiso gritar.

No podía creer que había echo todo eso. Subió los pies a el barandal, sintiéndolo débil, quiso lanzarse. No soportaría la vergüenza de ver a sus compañeros a la cara otra vez. No soportaría el sopor interno que tenia respecto a todos ellos.

Suspiró.

—Jeon Jungkook. —Se habló a sí mismo. —¡Soy Jeon Jungkook y encerio estoy mal de la cabeza!. —Gritó hacia abajo, unos autos tocaron la bocina.

El ascensor sonó a sus espaldas y de volteó agitando su pelo al viento y vio a Jin, vestido como exactamente la ultima vez que lo vio, con unos tejanos negros, un poleron grande a rayas que le hacia lucir súper joven y una playera con el dibujo de Perry el Ornitorrinco. Tragó duro. Se veía hermoso con su cabello despeinado y los labios pintados.

Pero algo en su interior, mas allá de las mariposas, comenzaron a agitarse un montón de cosas en su interior. Sintió un suave remecimiento de todos sus órganos al mismo tiempo.

—Oye... ¿Todo bien?. —Preguntó Jin. Su tono amable le jodió los órganos.

Jungkook sonrió de lado aferrándose al barandal. Una fuerte ventisca despeinó a Jin y le gustó mucho.

—Ya sabe lo que hice, ¿No?. Váyase Jin Hyung.

Se volteó hacia la cuidad y se limpió una lágrima. La vergüenza le carcomía por dentro.

Jin llegó a su lado pero no fue capaz de mirarle.

—Cuando era joven, bueno, mas joven. —Jin soltó una risita pero Jungkook no pudo reír. —Había una señora, una chica joven, que llegaba todos los días inconscientemente a pedir la misma habitación al hotel donde yo trabajaba. —Jungkook lo miró atentamente. Jin era tan guapo de perfil. —No lo entendí hasta que meses después me enteré de que ella sufría alzheimer, una fuerte enfermedad sin cura, y que esa había sido su antigua habitación desde siempre. Entendí entonces que no podía juzgar a las personas por cómo actuaban, siempre había algo detrás de eso, ¿Y sabes?, la chica resultó ser la nieta del hombre que ahí vivía, pero ningúno de lo dos lo sabia. —Suspiró entendiendo la analogía de Jin. —Fue una buena experiencia, eso de ser amigos, pero era como vivir con doris.

—Jin Hyung encerio yo...

—No importa eso Jungkook. Todos tenemos motivos para hacer lo que tenemos que hacer y no te voy a forzar a nada. Si no quieres contarme, está bien, es tú derecho, pero espero que...

—Jin Hyung sí quiero contarle. —Jin giró un poco la cara y le miró. Jungkook observó fijamente sus ojos chocolate... Y le encantaron. —Verá...

Despertó esa mañana todo mareado como si hubiera tenido resaca, y quizá la tenía, pero era una extraña resaca electromagnética. Se movió en la cama hasta que tuvo que despertarse por el sudor y se dio una ducha con agua tibia. Mas caliente que helada. Nisiquera se arregló, como era su costumbre de todas las mañanas, apenas se vistió con una playera corta y jeans cortos.

Luego de saludar a Jin, cruzó a la habitación de enfrente y se fué al botiquín de la pieza del SuJin. Caminó con sigilo para no despertar a Suga y cuando llegó al baño se encerró.

—Pues claro. —Dijo Jin. Tapándose la boca con la mano. —Hasta ahí estaba todo bien.

—No Jin Hyung, no estaba bien. Encerio me sentía muy mal, apenas podía mantenerme en pié del dolor.

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