Cuenta regresiva (Capítulo único)

226 44 10
                                    


Todo el mundo nacía con un pequeño reloj en su muñeca derecha que marcaba una cuenta regresiva. Este reloj indicaba cuando conocerías a tu alma gemela; al amor de tu vida.

Algunas personas tenían una cuenta regresiva muy larga de hasta cincuenta años, otros tenían una cuenta de quince o veinte años, los más afortunados. Sin embargo había otras personas cuyos relojes un día simplemente se detenían, esos eran los casos más tristes.

Levi lo notó cuando aún era un niño.

—Mamá, ¿Porque mi reloj si corre y el tuyo no?

—Porque tú eres el amor de mi vida y se detuvo cuando te conocí.

Levi de 8 años se conformó con esa explicación.

Sin embargo el Levi de 34 años sabía la verdad y prefería no darle tanta importancia al reloj. Vivía casi sin mirarlo. Sabía que su reloj se detendría unos meses después de su cumpleaños número 36 y eso era suficiente para él.

.

.

.

Mikasa creía que su reloj tenía una buena cuenta regresiva, 24 años era una edad óptima para conocer al amor de su vida. Si sus planes de vida iban como ella lo planeaba, lo podría conocer después de la universidad... o la podría conocer. Daba igual, ella era bastante flexible.

Había tenido buenas relaciones antes, no se dejaba llevar por la presión de la cuenta regresiva, en lo que conocía al amor de su vida podría disfrutar de su juventud. Más aún cuando su último año en la universidad estaba a punto de comenzar.

.

.

.

—Entonces... ¿Has pensando en mi propuesta?— Hanji preguntó esperanzada mientras colocaba las dos tazas en la pequeña mesa frente a ella. Le pasó la taza de té negro a Levi y tomó su taza de café bien cargado.

—Lo he pensado y créeme que no me entusiasma pasar mis mañanas contigo y Capitán América. Estoy bien dando clases en la tarde. Los chicos del turno vespertino siempre son más despiertos que los ñoños de la mañana—. Dijo Levi tras tomar un largo sorbo de su té.

—Por eso mismo, mis alumnos tienen potencial pero les falta alguien que los oriente, que les abra los ojos y les diga que esperar en el ámbito laboral—. Mencionó esperando que cambiara de opinión.

Levi había conocido a sus mejores amigos Hanji y Erwin, cuando fue aceptado como maestro de Derecho Empresarial en la Real Universidad de Shiganshina. Hanji y Erwin ya no tenían ninguna cuenta regresiva en sus relojes, había parado un año antes, cuando se conocieron en el café de la misma institución. Los tres daban clases en la Facultad de Derecho y participaban activamente en la elaboración del plan de estudios; sin embargo Levi siempre había preferido dar clases al turno vespertino.

—Sí que te encariñaste con esta generación, ¿no es así?— Pregunto Levi con curiosidad ¿Porque estaba tan insistente?

—¡Así es! Estos niños son muy simpáticos e inteligentes... Al menos inténtalo por un año, si no te gusta, sólo vuelves a pedir tu cambio de turno y listo. Además... oí por ahí que una nueva profesora se va a integrar al equipo— Terminó con una sonrisa traviesa Hanji.

Ahí estaba el embrollo del asunto. Hanji quería hacer de casamentera... otra vez. Bueno, al diablo, hacía mucho tiempo que no tenía una relación, se estaba amargando más de la cuenta y un cambio en su rutina tal vez no le haría mal. Como decía Hanji, podría pedir su cambio de turno al final de año.

Cuenta regresivaWhere stories live. Discover now