Las calles de Santa Teresa, en Sao Paulo, Brasil. Son sin duda las calles en donde la alegría y solidaridad abunda, un barrio humilde, no por la economía, sino por las personas quienes lo habitan.
Hace tres semanas que llegué a Brasil, estuve caminando por varios lugares de la zona, hasta que sin querer, terminé en el barrio de Santa Teresa.Cecilia, una chica de ojos miel y cabellera negra,me ayudó a encontrar un lugar en donde quedarme, una pensión, es bastante acogedora, llegué en la noche, y al día siguiente en la mañana, me ofreció un trabajo en un puesto de frutas, en una semana ya me había presentado a todo el barrio, y a su familia, que consistía en prácticamente toda la pensión.
-Sara,cariño.-habló Elia,la abuela de cecilia.-No puedes irte a trabajar con la barriga vacía,muchacha.
-Elia, no tengo hambre, pero gracias.
Nona es una mujer de avanzada edad, ella se encarga de que todos los "nietos" como les llama a todos lo mas jóvenes de la pensión, se alimenten bien antes de empezar con cualquier otra labor.
-Nada de peros,señorita,usted come antes de irse.-dicho esto,sirvió un poco de guiso con frijoles en mi plato.-Así que a sentarse.
Todos los mas jóvenes de la casa nos sentamos a comer juntos. Mauricio,un chico apuesto,de ojos azules y cabello castaño,es un chico muy amable,tiene 23 años y es el encargado de reparar las cosas de la pensión,le ayuda a los ancianos del barrio con los deberes,hemos cruzado miradas de ves en cuando.
Terminé de comer y levanté mi plato para lavarlo,una vez hecho esto,subí hasta mi habitación y me lave los dientes,me despedí de nona,y salí rumbo al puesto de frutas,donde trabajo con Cecilia.
-Buenos días señorita.-saludó Atilio,uno de los niños que viven en la pensión.
-Buenos días a ti también,Atilio.
Después de caminar un par de cuadras más,llegué finalmente al puesto donde ya se encontraba Cecilia.
-Hola Cecilia.-saludé con una sonrisa-¿Todo bien?
-Hola sara,si,todo en orden.-respondió con una sonrisa en el rostro.
Comenzamos a ofrecer la fruta a las personas que llegaban,mucha gente hacía revuelo por comprar la fruta del puesto,que no es por nada,pero es el puesto de frutas que mas se llena.
Cecilia atendía a las personas mientras yo cobraba el dinero,ambas hacemos bien nuestro trabajo y así terminamos más rapido. Así estuvimos hasta que llegó la hora de la salida de la escuela.
-Sara-la voz de Cecilia llamó mi atención-Iré a recoger a Georgina a la secundaria,¿te importaría quedarte un rato en el puesto en lo que regreso?
-Claro,ve sin cuidado,yo me quedo aquí.
La venta de fruta es mas por las mañanas,las personas se levantan muy temprano para escoger la fruta fresca para sus desayunos,y por la tarde,los puestos del mercadillo no se llenan mucho debido a que solo las personas vienen a resurtir,incluso los camiones llegan a depositar cargamento de frutas y verduras.
-Disculpa,¿se encuentra Cecilia?-la voz de Mauricio se hizo presente,haciendo que pegara un brinco del susto. -Disculpa,no quería asustar-dijo está vez, con una sonrisa.
No puedo negar que es un chico muy guapo,a pesar de ser delgado,tiene los músculos marcados,es de piel clara y tiene varios lunares en el cuerpo. Su voz es algo gruesa,pero agradable al oído.
-Descuida-dije de la misma manera-Cecilia no está,salió.
-¿Dijo a dónde iba?
-Si,dijo que iría por Georgina a la secundaria.
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Sara.©
Adventure-¿Te volveré a ver?-preguntó el sonreído. -Eso no depende de mí-dijo ella de la misma manera. -¿Entonces,de quien?-volvió a preguntar,esta ves confundido. -Depende del destino-dijo ella dando media vuelta y caminando a paso seguro.