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—Buenos días Florida, hoy es otro hermoso día solea…— no terminó de decir el hombre de la radio, con su típica voz de locutor; ya que fue interrumpido por mi mano golpeando la vieja radio de mi cuarto que usaba como despertador.

Era estresante vivir aquí, odiaba con todas mis fuerzas la playa y mamá había preparado un "hermoso picnic" para darnos una gran noticia, lo más probable es que nos dijera a donde iríamos de vacaciones o algo por el estilo, lo cuál me enojaba más ya que siempre era lo mismo, era una rutina.

Con toda la pereza dentro de mi cuerpo, me levanté de la cama, en busca de qué ponerme para nuestro "picnic".

—Allie— gritó mamá haciendo que se escuchara hasta donde me encontraba —¿qué pasa?— grité de vuelta.

—Tienes 5 minutos para bajar, si no quieres que nos vayamos sin ti— gritó por segunda y última vez.

La idea era tentadora, pero si me ponía a pensar en el castigo que esto implicaría, prefería apurarme. Al bajar a la planta baja de mi casa me encontré a mi mamá al pie de las escaleras, de brazos cruzados, esperándome. Este sería un largo día.

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Me encontraba sentada en un viejo tronco que parecía que en cualquier momento se destrozaría, pero era lo único decente que había para sentarse, no quería estar en la arena. Observa cómo toda mi familia sonreía y reía con ganas, dentro del mar.

Cuando veía estás escenas me preguntaba ¿por qué no podía ser más como ellos?.

—Hija ven acá— gritó mi mamá para que me acercara al pequeño picnic improvisado en la arena.

Me levante sacudiendo la arena de mis pantalones, y camine a paso lento hacia ellos.

—Chicos, la noticia que su padre y yo queríamos darles es bastante seria e importante— Dijo tomando la mano de mi padre, buscando apoyo.

—Bueno, dejando los rodeos, la noticia es que nos iremos a vivir a Gales, ya que su abuela está comenzando a enfermar. Su madre debe de estar las 24 horas del día a su lado.— Dijo con un tono de seriedad en su voz, se notaba que a él no le agradaba tanto la idea, pero su amor por mamá era más grande.

Dios, no podía creer esto, por fin dejaría este lugar y podría comenzar de nuevo, además extrañaba a la abuela, ella me contaba las extraordinarias aventuras que vivio con Abe Portman, un hombre bastante peculiar a decir verdad, pero estoy segura de que nunca conoceré un amor tan puro y lleno de vida como el de ellos. Tengo que confesar que los primeros años de mi vida creí que cada una de las historias eran reales, hasta que mis padres tuvieron una larga charla conmigo, de lo que era real y lo que no.

Al principio tuve un poco de enojo y decepción con mi abuela por mentirme, pero después comprendí que ella lo hacía para darme una infancia llena de alegría y emoción.

—Allie— dijo mi hermano pasando su mano por en frente de mi cara —ya nos vamos, estabas como muerta— comenzó a reír.

Cuando volteo a mirar a todos lados, ya estaba todo recogido y mi familia estaba en el auto.  

Subí al auto, me coloqué el cinturón de seguridad y recargué mi cabeza en la parte trasera del asiento. No sabía qué pensar, era una noticia un poco impactante, no era que me molestara, de hecho, me encantaba la idea, pero de todas maneras es un poco extraño saber que ya no vivirás en donde toda tu vida creciste.

—¿Y qué piensas acerca de esto?— dijo mi hermano mientras intentaba quitarle el teléfono a mi hermano menor. —Es raro, pero me encanta la idea— comenzé a reír al ver cómo peleaban por el teléfono.

—Extrañare el sol, la arena y a las nenas— dijo alzando y bajando las cejas, acompañado de una sonrisa de lado. —Me das asco— dije riendo y haciendo una mueca de asco, mientras me colocaba mis audífonos.

Después de un rato llegamos a casa, en dónde papá y mamá comenzaron a empacar todo lo de la mudanza rápidamente. —Si que están desesperados por irnos— pensé.

Subí a mi habitación,  lanze mis zapatos a algún lugar y me arrojé a la cama en busca de algo de tranquilidad, cuando de repente se escucha como mi puerta se abre de golpe.

—Oh no, pequeña floja, levántate y comienza a empacar— dijo mamá mientras comenzaba a recoger mis zapatos y acomodarlos en una esquina.
—Pero mamá, es tarde y tengo sueño, además aún tenemos tiempo— puse una mueca de desesperación.

—¿Tenemos tiempo? Oh claro dos días son tiempo suficiente para empacar todo lo de una casa— dijo con su voz llena de sarcasmo.
—Vendré en media hora y espero que al menos tengas una caja lista— cerró la puerta detrás de ella sin ni siquiera dejarme responder.

Comenzé empacando mi ropa del armario.
En un mal movimiento que hice para alcanzar algo del estante de arriba, una vieja caja de zapatos cayó en mi cabeza.

—Ouch— susurré mientras tomaba la caja en mis manos para ver su contenido, no podía creerlo, era mi vieja caja de aventuras, así la llamabamos mi abuela y yo.

En ese momento, montones de recuerdos vinieron a mi mente. Es impresionante como una caja puede guardar tantas emociones.

Comenzé a observar cada objeto que ésta contenía, desde mi viejo cuaderno en donde escribía mis historias, hasta las viejas fotos que mi abuela me había regalado. Pasaba de una foto a otra, observándolas con atención, todas eran de los niños peculiares que existían en las historias de mi abuela. Sigo preguntándome cómo las editaron, ya que según mi abuela, son del año 1943, y en ese tiempo, no existía el photoshop. Reí ante mis propios pensamientos, hasta que una de las fotos captó mi atención, era la de aquel chico que siempre me había parecido fascinante, no podía despegar la mirada de sus ojos, desde pequeña creía que tenía tanto misterio en su mirada.

Escuché pasos provenientes del pasillo advirtiéndome que mamá estaba a punto de llegar. Me apresuré a guardar la caja debajo de mi cama y sentarme en ésta.

—¿Terminaste?— dijo mamá inspeccionando mi habitación y sonriendo satisfecha.—Si— sonreí nerviosa.

—Bien, buenas noches pequeña, descansa, mañana será un largo día— dijo mientras se inclinaba para besar mi frente. —Buenas noches mamá— observe como cerraba la puerta detrás de ella y suspiré.

Me recosté en la cama y observé al techo, no podía dejar de pensar en todas las historias que alguna vez mi abuela me había contado, no pude resistirme más y me quedé dormida.

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⏰ Última actualización: Feb 07, 2018 ⏰

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Peculiar house [Enoch O'Connor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora