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Hacía un hermoso día en el Reino del mar,  todos los subordinados de la princesa se encontraban en el castillo del dios del mar.

—Princesa,  estoy tan preocupada. . .
Mencionó Tatsumiya con tristeza.

—¡Todos estamos preocupados!,  tenemos que hallar una solución a este problema...
Dijo un pequeño tiburón albino,  que parecía estar bastante preocupado.

—Esos estúpidos del Reino Totsatsu..  Me las pagarán..
Helica se encontraba muy molesta.  Refunfuñaba y maldecía en voz baja.

—A toda costa,  creo que debemos proteger a la princesa..
Sal estaba tembloroso,  y a medida de que seguía hablando,  sus ojos se cristalizaban poco a poco.
—No podriamos hacer nada si ella.. 
El Albino paró en seco. Unas pequeñas lágrimas desbordaron de sus ojos.

—Poooobree saaaaal...  Seee preeocuupaa demasiaaaadoo poor loos demaaaas...
Pulmo miró con algo de lástima a Sal.

—No te preocupes,  la princesa estará a salvo con nosotros.. En dado caso de una invasión,  intentaré proteger el castillo. .
La chica albina intentó reconfortar a Sal.

—Está bien..  Yo también debería ayudar..  Haré guardia fuera del mar,  veré si encuentro a algún soldado Tosatsu.
Las palabras de Tatsumiya parecían haber calmado al tiburón.

—Bien,  buena idea,  tiburón. Yo también haré guardia,  pero dentro del mar.
La peliverde decidió que era la mejor alternativa,  así que accedió inmediatamente.

—A miii tambieeeeen mee gustariiiaaa ayudaaar..
Pulmo se unió rápidamente. Ver que Helica estaría vigilando le inspiraba cierta confianza y valentía.

—Decidido,  todos haremos guardia. 
Anunció la pez remo con alegría.
—Princesa...
Volteó su cabeza para poder verla y esperar su aprobación.

—¡Si,  me parece excelente!
Respondió Jiiya, como ya era costumbre.
—¡La princesa piensa lo mismo!
El pequeño pecesito lucía alegre con el plan de los subordinados de la princesa.

Todos asintieron,  y se marcharon presurosos del lugar.

El tiempo pasó,  y finalmente sucedió lo que todos esperaban. 
La invasión del Reino Tosatsu.

Tatsumiya intentó defender el castillo,  pero falló.
Helica y Pulmo se encontraban rodeadas.
Sal..  Nadie tenía ni idea de donde estaba.

La princesa Uomi se encontraba sentada.  Serena,  como siempre. Esta vez se encontraba despierta.
Escuchó pasos.

—¡Princesa..! 
Jiiya balbuseaba,  se encontraba muy nervioso.

La princesa se reincorporó.  Se levantó,  dispuesta a enfrentarse a lo que se viniera,  salió de su pequeño trono.

Poco a poco,  los pasos eran más presurosos,  y se escuchaba el abrir de las puertas hacia la habitación en la que se encontraba Uomi.

★Traidor★ Syakesan × Uomi ; One ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora