Mi mirada se encontraba perdida en algún punto aleatorio del techo sobre mi.
Con manos entrelazadas sobre mi estómago, simplemente reflexionaba sobre mi vida. Nada raro, creo que todos lo hemos echo en algún punto de nuestra pequeña existencia.
Diversas situaciones pasaban por mi cabeza, algunas cosas que me arrepiento de haber echo, fragmentos de recuerdos felices con mi familia... hasta que el rostro de una persona en especial se agrando en cámara lenta, y una vez más, ésa pregunta vino a mi.《¿Qué somos?》
Sé lo que los demás pensarían,
"Tal vez hermanos de distinta sangre". "Son buenos amigos"."Son mejores amigos"
No somos amigos.
Creo, que nunca hemos sido amigos. Siempre me miraste... con ésos ojos, un amigo no te mira con ésos ojos. Ésos en los que siempre me pierdo, ésos que me otorgan ésa cálida mirada.
Me levanté de la cama mirando la hora. No era buena idea salir a éstas horas, pero no me importa. Debía salir, tomar algo de aire fresco, creo que éso era lo que necesitaba.
Y mientras me vestía, seguía dándole vueltas al asunto.No... No somos amigos.
Sé que no somos solo simples amigos.
Sé que no me miras como sólo un amigo. Puedo verlo en la forma en la que te me quedas observando, y como yo puedo ver el mismo paraíso en ésos inexpresivos orbes. Ésos que me regalan las más dulces miradas, cargadas de sentimientos, de los cuales seguramente no conocemos ni una parte de ellos.Pero, ¿Por qué lo escondemos? ¿Por qué nos esforzamos en mantener éstos sentimientos ocultos? Creo que me conoces tanto como yo.
Tal vez es por el miedo. El miedo a que todo sale mal. Aunque yo creo que somos muy fáciles de leer, creo que es obvia nuestra situación.
Yo creo muchas cosas,
Como podrás ver. Pero, también, al igual que tú, tengo miedo. Miedo a qué es lo que ocurrirá si se enteran, miedo a que todo salga mal, y me alejen de ti. No quiero que te vayas de mi lado,
No sobreviviria.
Se notaría tu ausencia en mi vida.
Creo que es seguro.
¿es por el miedo, verdad?
Sé que no obtendré respuestas de igual manera, y que este monólogo personal es algo estúpido, pero no eres quién para juzgarme. Bueno, eres yo en realidad, ya que no le estoy hablando a nadie, pero ése no es el punto.Me coloqué mi capucha, y abriendo mi paraguas, abrí la puerta y salí, disfrutando de la melodía natural que las gotas de lluvia reventando en cada sólido que tenían me regalaban.
[ Hey. ¿Estás despierto? ¿Puedo ir para allá? Ya estoy en camino de todos modos 3:13AM ✔✔ ]>
Salpicaba la tela de mi pantalón cubriendolo en rocío con cada paso que daba. Aún seguía dándole vueltas al tema, a este punto no lo dejaría, y terminaría siendo lo único que hay dentro de mi cabeza.
Pero es que no lo entiendo.
Nosotros no somos amigos, y lo sé bien.
¿Quieres saber por qué estoy tan seguro?
Es fácil.
Mis amigos no me tratan de la manera que tú lo haces.<[ Genial, estoy realmente aburrido, no puedo dormir, y me haría bien un poco de compañía 3:16 AM ]
[ Y que mejor compañía, ¡que la tuya! 3:16 AM ]De una u otra manera lograbas sacarme una sonrisa tan solo con un simple mensaje. Tenías ése extraño poder por así decirlo.
Quedaban tan solo un par de cuadras para llegar a tu residencia. Y ya no cargaba con la misma seguridad de antes. A pesar de todo lo que me había dicho antes, ahora tenía miedo de decirtelo. Pero ya no había oportunidad de echarse para atrás. ¿Verdad? [...] ¿Verdad....?Mi constante andar se vio afectado al hacerme ésa pequeña pregunta.
¿podría arrepentirme, y echarme ahora para atrás, como todo un cobarde? El olor a lluvia, tierra mojada, viento moviendo mis cabellos, agua salpicando mi cuerpo. Nada parecía querer darme una respuesta a ésa incógnita.
Pero realmente no quería hacerlo.
¿Qué?
¿No quería confesarme, o no quería rendirme?. No lo se. Tal vez un poco de ambas. Creo que más que nada, no quería decepcionarme a mi mismo.Ya que sé que luego me arrepentiría de no hacerlo.
Seguí mi andar, tratando de despejar mi mente tarareando un poco.La distancia entre nuestras almas comenzaba a acortarse, y de alguna manera, podía sentirlo.
Me planté frente a la puerta.
¿Y ahora qué? ¿Debería de tocar la puerta, o simplemente pasar?
Tenía miedo de realizar cualquiera de aquellas opciones. Simplemente miraba fijamente la superficie de madera.Para mi sorpresa, ésta símplemente se abrió, y ahí frente a mi estabas tú, con una cansada mirada, bolsas violaceas debajo de tus ojos verdosos, cabello enmarañado y vestimenta desarreglada. Pero a pesar de todo, me dedicabas una de tus cálidas sonrisas, que tanto amaba yo. Y te veías perfecto a mis ojos.
Te devolví una pequeña sonrisilla, y soltando una suave risa te hiciste a un lado para dejarme pasar.Nos sentamos en los extensos sillones, enfrentados. Tan solo mirándonos, sin decir nada.
Pero es que no necesitábamos de palabras para saber lo que el otro pensaba, con solo mirarnos a los ojos sabíamos lo que teníamos en mente. Si es así, ¿Por qué sigo con esto?
—¿Te encuentras bien, Luis?—
No podía decir que si, ya que sabrías que mentía. Sabías más de mi, que yo mismo, tenías tus trucos para leerme como si de un libro se tratara.
—¿Qué tienes en mente?Silencio. Es lo único que había entre nosotros, y podía oler el amargo olor de tu preocupación. Ya que no era normal como estaba actuando.
Me levanté del sillón y fui directo a donde tú te encontrabas.
Me miraste con una dubitativa mirada reflejada en tu ceja levantada.
Y yo tan solo me arrodillé frente a ti, tomando ambas manos ajenas con la mirada baja.
—David... Creo que tanto tú como yo sabemos esto—
Ahora habías fruncido el ceño, sin saber a lo que me refería. Pero no te dejé preguntar, continuando con mi ya ensayado guión miles de veces, ya que había considerado hacerlo antes, pero no sabía de dónde sacar el valor. Pero aquí estoy, ahora.
—Yo no soy tu amigo. Nosotros no somos amigos. —
Tu mirada cambió, mientras tus cejas demostraban confusión, tu mirada reflejaba tristeza, o éso es lo que yo podía deducir.
Y a pesar de que el nudo que tenía en mi garganta dolía mucho, no era lo suficiente para que yo deje de hablar.
—Nunca hemos sido amigos, Dee. Y ya no puedo más con esto, quiero dejar de esconderme... de ti— Apreté más el agarre entre nuestras manos, mientras elevaba la cabeza para mirarte.Me quedé callado. Por unos segundos, mi voz me había dejado. Se había ido. Pero me esforce en seguir.
—Sé que hay un límite para todo y... Deberías saber que...Los amigos... los amigos no se toman de las manos. Los amigos duermen en camas separadas...Mis-. Mis amigos no me tratan de la manera en que tú lo haces—
A este punto creo que comenzabas a entender a dónde estaba tratando de llegar. Comenzaba a preocuparme de que esto salga totalmente mal.Cuando abrí mi boca, disponiendome a emitir alguna otra palabra, tu dedo sobre mis labios detuvo mis palabras.
—No es necesario que digas más— Tomaste mis mejillas de imprevisto para mi, y encorbandote a mi actual estatura, besaste mis labios suave y dulcemente. Un sabor a cerezas inundó mis papilas gustativas.Si no somos amigos, creo que podemos intentar.
Y una vez más, no somos amigos.
Porque mis amigos no deberían besarme de la manera en la que tú me besas.
Y se que hay un límite para todo.
Pero mis amigos no me amarían de la manera en la que tú lo haces.No, mis amigos nunca me amarían como tú.