Mi cordura.

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Las paredes del cuarto se caen a pedazos,  igual qué lo qué quedó de mí corazón.

La luz ya no existe en este mundo, te la has robado.

Te has vuelto una ratera, no sólo la luz sí no también mí felicidad.

No esperaba nada más de alguien qué sólo se necesita a sí mismo, por lo menos me hubieras dejado las instrucciones para ser alguien desalmado.

Los colores ya no existen, hasta eso te has robado, me dejas con los colores  negro y blanco. 

Nose cuánto tiempo a pasado, desde tu partida y la perdida de mí cordura.

Se muy bien que ya no regresará pues cuando te fuiste no miraste atrás, sólo saliste caminando si mirar el desastre qué a cada paso ibas dejando.

Y todo acabo, las paredes por fin cayeron, mí corazón ya más rato no puede estar y mi cordura se esfumó sin más.

Poemas sin rumbo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora