La avaricia del hombre va mas allá de su vista, es mas preciada que el amor y mas duradera que un reinado.
Una vez cada 100 años un ángel es enviado a la tierra para saciar las búsquedas humanas de lo divino. En su visita se puede enamorar, se puede casar o simplemente decide morir en manos de aquellos impuros, el amor de un ángel trae riqueza, trae fortuna, trae lo que mas desees.
Había una vez un joven ángel enviado al mundo humano, se enamoró de un hombre de noble corazón, dio sus alas a cambio de riqueza, dio su belleza por suerte, dio su vida por amor. Sintió el dolor, sintió el calor, vio amaneceres y durmió en las estrellas, dejo su esencia y se llevo lágrimas, vio demonios y escucho ángeles, sintió pena y derramo sangre, regalo sonrisas y se llevo odió, vio el amor y murió de amor.
Un caballero de corazón destrozado vio su suerte cambiar, un ángel a sus manos llego. Le vio reír y llorar, rezar y perdonar, le vio amar y dejarlo ir. Vio a la creación divina rendirse a sus pies, se volvió el rey de un ángel sin alas.
Un rey sin corona, un ángel sin alas y un amor mortal. Los hombres no viven mas de 80 años y un ángel sólo muere cuando la vela se apaga, una vela que alumbra en la oscuridad mas densa, una vela por un pecador, una vela que se enciende al amar.
Su destino era encontrarse, amarse pero no quedarse juntos. Pues el amor de un ángel nunca ha de acabarse, nunca ha de ser infiel, nunca ha de morir. Ser un ángel es ser la gracia y belleza pero también es el castigo de un hombre.
Un ángel sin alas nunca surcara el cielo, un rey sin corona no la necesita para en contar a su reina. Un amor mortal puede ser el mas triste final.
Un rey,
Un ángel,
Un amor,
Un final.
-Chins Yuutaro & Gods