yo te elijo

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Muchas veces le habían dicho que no tenía muy buena personalidad. No es que tuviera mal temperamento, solo que era muy aburrido. Enamorar a alguien nunca había pasado en su mundo. Él se enamoraba, los admiaraba, si podía les hablaba y seguía su camino al darse cuenta que nunca iba a ser capaz de capturar su atención.

Esta vez, al notar lo rápido que se acercaba San Valentín, se puso la meta de conseguir una cita. Poder pasar el día con alguien que no fuera su hermano. Ambos dejaban que desear con lo relacionado al amor.

Renjun guardó sus cosas lentamente, admirando quien podía ser su posible presa. Pasó la mirada de lado a lado, preguntándose que chica sería la elegida. Pero ninguna le llamaba especial atención, tachen eso, ninguna le prestaría atención a él.

Normalmente, a sus amigos les llovían chocolates ese día. Sobre todo a Mark. Por alguna extraña razón, él si atraía a las personas. Lamentablemente, nadie lo quería para algo serio, como si fuera una ley no tocarlo. Donghyuck podía ser algo molestoso, pero también sabía mostrarse alegre. Y luego quedaba él, el regular del grupo que servía para hacer resaltar los buenos rasgos de sus amigos.

Caminó desganado a su casa. Intetentando motivarse mentalmente, comenzó a mirar a la gente que pasaba, las casas, amimorando su paso. Si llegaba pronto a su hogar, sabía que se iba a quedar en su cama mirando el techo y pensando en lo mucho que deseaba tener a alguien a su lado.

Claro que no podía haber nada mejor que justo en ese momento, las parejas comenzaran a salir de paseo, tomados de las manos, dándose besos, y mostrándose lo más empalagosos posible.

Renjun gruñó y se escondió entrando a la primera tienda con la que se cruzó de la orda de zombies enamorados(aunque no le molestaría formar parte de eso). Al parecer, la fecha los estaba afectando a todos. Todavía faltaba un poco más de una semana, pero ya se veían más ramos de rosas que lo común y cartas hechas de antemano con mensajes estúpidos.

Pensándolo bien, ya no quería pareja. Iba a comprar las cartas más tontas que hubieran, las iba a meter en una caja y las quemaría junto al mar invocando al Dios del No San Valentín.

Prefirió ignorar sus grandiosas ideas por un segundo para fijarse en las cosas que vendían en la tienda. Vio velas, cuadernos negros, velas, inciensos, velas y más velas. Miró a ambos lados y acercó su cabeza a una vela para ver si al menos tenía buen olor. Terminó por alejarse disgustado por el horrible hedor.

¿Qué clase de tienda vendía velar aromáticas así de asquerosas?

Decidió tomar otra y otra obteniendo el mismo resultado: su cara deformada en asco.

-Ésta y me voy- murmuró agarrando una más con la sorpresa de que olía de maravilla. Como a una primavera floreada de los más bellos colores, como al sonido tranquilizante de las olas chocar contra el mar, de la sensación cálida de poder pasar el día en cama. Tantas imágenes positivas pasaron por su mente sin pensar a que exactamente olía.

Se vio tentado a comprarla, pero no andaba con el dinero que el producto requería.

Una mano se posó en su hombro y Renjun soltó un grito (completamente masculino). Estaba tan concetrado que no llegó a notar que alguien se le había acercado. Una señora de avanzada edad se encontraban tras él con una suave sonrisa en sus labios.

-¿Quiere llevar eso?-su voz era suave, casi hiponotizadora.

-Emm... ¿no?- la verdad era que si la quería llevar, pero si lo hacía su billetera iba a llorar.

-Le puedo hacer un descuento, si tanto la quiere.

-¿De cuánto?- el chino entre cerró los ojos con sospecha. Normalmente, cuando ofrecían un descuento era para incluir mil y otros productos hasta por el culo si era necesario.

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⏰ Última actualización: Apr 14, 2018 ⏰

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