Noche de soledad.
Lejanía.
Tu carencia rompe mi ser.
Me destroza.
Me atrapa.
Siento ahogarme por tu ausencia.
El vacío se apodera de mí. Y de todo mi ser.
Detesto la lejanía en la que estamos.
Mi cuerpo te pide a gritos.
Mi piel te necesita.
Me urge con desesperación estar contigo.
Me urge tenerte cerca,
besar tus rojos labios
y acariciar con ellos mi piel.
Me urge, me urges tú;
tú y tu ser completo.
Me urge tocarte, sentirte.
Siento tu falta y me desespero.
Deseo con desesperación la noche de nuestra cercanía.
La noche intima del deseo.
Te deseo y tu piel me es lejana.
Lejana te hundes en la oscuridad,
En las tinieblas de mi nostalgia te escondes
y allí poco a poco muero.
Deseo tu piel en esta agonía.
Deseo rozar mis dedos en tu cuerpo;
Crear poesía en el calor de nuestras pieles,
entre los versos y las prosas de nuestro cuerpos.
Miles de kilómetros
y una frívola desgracia nos separa.
Más mi corazón arde por ti en deseo.
Eres en lo único que pienso.
Mi mente es rehén de tu cuerpo,
soy, somos rehén del amor que por ti siento.
No sé decirte adiós,
no sé si quiero decirte adiós.
Ardes en mis adentros.
Ardes;
y tenerte lejos rompe mi corazón en silencio.