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Afuera, Taemin se puso a contemplar la longitud de los campos que rodeaban aquella finca, iluminados por la luna llena y el cielo limpio de la campiña; aquella escena encantadora le hizo olvidar la desagradable escena que recién había vivido.

Kibum y Jonghyun habían rentado esta hermosa propiedad desde hacía dos años y aquí celebraban sus encuentros con el comité Francés de Expertos en Fenómenos Paranormales. Una buena parte de los jardines estaba iluminada artificialmente, pero de una manera artística, de la forma que los setos y árboles parecían brillar por sí mismos, creando un ambiente deliciosamente mágico. A lo lejos se escuchaba el sonido de las aguas corrientes de un río que pasaba por esta propiedad y el viento traía el aroma de las caballerizas cercanas, lo que completaba la sensación de vida natural, que contrastaba violentamente con la retorcida intelectualidad de los invitados a la fiesta, que adentro seguía en todo su esplendor. En un reloj cercano sonaron las doce de la noche. "La hora de la transición"- pensó-, "la hora del milagro".

Taemin escucho un ruido detrás de él y no sintió ninguna sorpresa al volver la mirada y encontrarse con Minho; él estaba cerrando las puertas de acceso al balcón e incluso echo el seguro para impedir que alguien más llegara ahí. Taemin no tuvo miedo, pues no había razón para ello; sin embargo se sentía especialmente vulnerable.

Minho se acercó lentamente.

-Usted tiene una lengua ríspida, monsieur, tanto como la mía; eso es raro en un jovencito. Tan grande como para haber dicho que usted me resultaba atractivo; pero ahora no es lo suficientemente grande como para expresar cuanto ha crecido la excitación que usted me provoca. Estoy seguro de que disfrutare enormemente cuando hagamos el amor.

-Seguramente así será, monsieur, pero en su vivida imaginación, porque esa es la única manera en la que usted puede satisfacer sus deseos- dijo Taemin, dándose la vuelta como para alejarse de él; pero Minho lo sujeto del brazo.

-¡Suélteme o gritare!

-Si le gustan los efectos de sonido, grite; nadie vendrá en su ayuda.

-Exagera usted con su cinismo- en un tono de aplomo, pero se sentía nervioso

-Nada de cinismo, se trata solamente de observación de la naturaleza humana. Por supuesto que muchos querrán venir a su auxilio; pero nadie se atrevería a enfrentarse conmigo. Yo tengo una reputación monsieur.

-Ya me imagino la clase de reputación que tiene usted, pero no piense que yo pudiera estar dispuesto a satisfacer alguna de sus perversiones.

-¿Esta seguro?

Minho soltó la presión del brazo, lo miro con intensidad y tomo suavemente su mentón, acercando su rostro para besarlo; Taemin se sintió confundido, pero se dejó hacer y permitió que la lengua de él rebuscara dentro de su boca, en algún momento decidió desprenderse y luchar, pero algo dentro de él le creaba la convicción de que se encontraba aprisionado y que él era demasiado fuerte, aunque en realidad él era libre de huir.

Cuando Minho dejo de besarlo, rodeo su cintura con un brazo y atrajo hacia si con suavidad. "¡esto es ridículo!"- discurría Taemin, o al menos una parte consciente de su mente- "Yo estoy en una fiesta, en un país extranjero, en el balcón de un castillo y cautivo de un demente, o un genio, o las dos cosas". Se sintió extrañamente avergonzado de su propia excitación. "Esto no debería estar ocurriendo", se dijo a sí mismo.

El tomo ambas muñecas de Taemin con una mano y uso la otra para desabotonar la camisa y dejar libre el pecho blanquizco y delgado, de manera que pudo tocar la piel; estando tan cerca, Taemin sentía ambas erecciones por debajo y encima del pantalón. 

Minho desabotono el pantalón y metió la mano en el trasero de Taemin, sus dedos hurgaron entre sus nalgas hasta deslizarse hacia dentro, con firmeza y facilidad, pues Taemin estaba excitado y ambos lo sabían.

Seducción en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora