La Chica Rubia

1.7K 127 175
                                    

Aitana llegó a la cafetería donde había quedado con su cita de Tinder. Sacó el móvil para comprobar la hora y vio que se había adelantado diez minutos, probablemente porque estaba nerviosa al ser la primera vez que iba a una cita de este tipo. Se cercioró de que estaba en el lugar adecuado y abrió la puerta del establecimiento. Respiró hondo y entró.

Dentro de la cafetería solo había un par de personas sentadas solas, y ningún hombre tenía la apariencia del tal Luis con el que había quedado. Aitana decidió no preocuparse, todavía era pronto y era normal si su cita todavía no había llegado. Se sentó en una mesa y dejó su bolso en la silla de al lado.

Una chica, Aitana supuso que la camarera, se acercó. Era rubia, y sus ojos, aun siendo de un color castaño no fuera de lo normal, llamaron la atención de Aitana.

—¿Qué vas a querer? –le preguntó la chica con una sonrisa.

—De momento nada, gracias. Estoy esperando a alguien.

—Como quieras. Si me necesitas, estoy detrás del mostrador.

Mientras la rubia se alejaba, Aitana miró el reloj. Solo habían pasado unos cinco minutos, pero ella no podía evitar ponerse nerviosa. Cogió el móvil y volvió a su última conversación de WhatsApp con Amaia. Si no hubiera sido por su amiga ni siquiera estaría en esa situación. Lo de Tinder había sido su idea, y de hecho, le había creado todo el perfil. Lo único que le había dejado escribir a Aitana era "no quiero un chico malo".

La morena se fijó que su amiga estaba en línea así que le envió un mensaje.

ya estoy en el sitio todavía no ha llegado y ya estoy sudando a chorros

bua tía tranquila ya verás que todo acabará saliendo bien. alfred y yo te enviamos muchos animos!! esto es lo que necesitas, empezar a salir otra vez y pasártelo bien, no estar todo el día en casa viendo netflix en plan depre

espero que tengas razón

Aitana se pasó varios minutos jugando con el móvil. Cuando se volvió a fijar en la hora vio que ya habían pasado diez minutos, y Luis todavía no llegaba. Se estaba empezando a preocupar, pero no quería irse aún por si acaso el chico llegaba un poco tarde. Quién sabe, igual había tenido algún improvisto y no era su culpa.

De todas formas, quería pedir ya algo para tomar, así que se levantó y se dirigió al mostrador. Allí estaba la chica rubia y otra camarera más en la otra punta, esta última con el pelo largo y rizado, como el de una leona.

—¿Por fin has decidido qué pedir? Solo te ha costado... —giró la cabeza para mirar hacia el reloj que estaba situado detrás de ella— un cuarto de hora.

—¡Nerea! —le susurró su compañera— Trata bien a la clientela, por Dios.

—Lo siento —se disculpó la rubia, aunque no parecía muy sincera. En realidad a Aitana no le había molestado. Sí, las palabras no habían sido las más amistosas, pero por el tono de voz de la chica (Nerea, pensó Aitana) sabía que no iba dirigido como algo malo, sino más bien una broma, como si ya fueran amigas cercanas.

—No pasa nada —aclaró Aitana— Tienes razón. Es que estaba —Aitana rectificó:— quiero decir, estoy esperando a alguien. Pero parece que se va a atrasar un poco así que iré pidiendo.

Nerea alzó una ceja, expectante. Aitana se sonrojó un poco, pensando en lo tonta que estaba quedando ante ella.

—Un chocolate caliente, por favor.

—Marchando —la camarera se puso a ello inmediatamente. Aitana no pudo evitar fijarse en cómo se movía de un lado a otro, con total seguridad y rapidez, sin titubear. Se notaba que llevaba un tiempo haciendo el trabajo. Cuando terminó, le puso una taza en el mostrador— Aquí tienes. Un chocolate caliente para una chica caliente —con esto último, la rubia le giñó un ojo.

La Chica RubiaWhere stories live. Discover now