Ayuda

390 49 50
                                    

Nos quedamos así, inmóviles, en los brazos del otro por unos minutos más hasta que decidí separarme de él y limpiar los restos de lágrimas que tenía por mis mejillas. Alfred se mantuvo en silencio hasta que terminé mi trabajo y alcé la vista hacia él, encontrándome con sus dos grandes ojos azules mirándome con preocupación. Creía que nunca iba a llegar este momento.

- ¿Te encuentras mejor?

Posó una de sus manos en mi mejilla acariciándola levemente y lleve mi mano a la suya para cogerla con suavidad mientras asentía. Por su parte recibí una pequeña sonrisa y se acercó un poco más a mí.

- Me alegro...

Terminó de acercarse para darme un corto beso y apartó la mano de mi rostro para mirar la hora en su reloj. Eso me dejaba pensando en la hora que sería, porque la borrachera me hizo perder la noción del tiempo. ¿Habrían cerrado ya el bar?

- ¿Qué hora es?
- Pues cerca de las dos y media...
- ¡¿Ya?!

Pero ¿cómo pudo haberse pasado el tiempo tan rápido? Y lo peor de todo era que aún quedaba hora y media para cerrar, y no tenía ni fuerzas ni ganas para seguir aquí. Me dirigí hacia el sofá donde había dejado mi chaqueta algo nervioso debido a que no había nadie abajo sirviendo a los clientes, y a saber lo que estaba pasando. Pero Alfred pareció darse cuenta de esto y me detuvo cuando me estaba colocando la ropa.

- Tranquilo, no hay prisa.
- ¿E-eh? Pero hay que bajar para servir las bebidas ¿no?

Lo miré algo confuso y obtuve por respuesta una sonrisa mientras me cogía de la mano y me llevaba a los vestuarios.

- Emily ya echó a todos del local viendo que no bajabais~
- Ah... Lo siento...

Bajé un poco la cabeza sintiéndome culpable, había dejado solo a Alfred con todo el trabajo. Pero de repente sentí una mano sobre mi mejilla que me alzó de nuevo la cabeza y me besó con delicadeza, como si me fuera a romper en cualquier momento. Cuando nos separamos nos quedamos unos segundos en silencio mirándonos hasta que Alfred volvió a sonreír y se giró hacia su taquilla.

- No te preocupes por eso~
- O-okay...

Aún no me acostumbraba a los besos de Alfred, era todo demasiado bonito como para creérmelo. Me fui hacia mi taquilla para cambiarme en silencio y con rapidez debido a la vergüenza. Alfred terminó de cambiarse antes que yo, así que se quedó unos segundos más esperándome sentado en el banquillo. Una vez que acabé de recoger todo ambos salimos de los vestuarios, la sala vip y del bar. Al parecer ya había organizado las cosas abajo y estaba todo limpio. ¿Cuánto tiempo habría esperado Alfred solo? Cuando ya estuvimos fuera Alfred se ofreció a acompañarme hasta casa pero tenía que negarme por su bien, ya era muy tarde y mi casa estaba en la otra dirección a la suya.

- Insisto~ Quiero acompañarte.
- Deberías ir directo a casa y descansar, has debido trabajar mucho por nuestra ausencia...

Me acerqué a él y esta vez fui yo quien tuvo la iniciativa de dar el beso. Posé mis manos en sus hombros y estuvimos así unos segundos hasta que nos separamos para respirar. Por respuesta obtuve unos pucheros y un suspiro de resignación, que de algún modo me hizo gracia.

- Okay...~ Ten cuidado~
- Sí, tranquilo~

Le sonreí levemente dándole otro corto beso antes de separarnos y comencé a andar de camino a mi piso. Otra de las razones por las que no quería que me acompañara era porque pensaba ir a ver a Antonio antes de ir directamente hacia mi casa. Sé que podría estar durmiendo ya, pero era una necesidad para mí. Estaba preocupado por él. Cuando llegué a su portal me quedé pensativo intentando recordar el porterillo y al final tuve que sacar el móvil para mirar en el WhatsApp cuál me dijo que era.

The BartendersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora