Abrí mis ojos y pude observar el cielo, sus colores azulados, morados, junto con un ligero naranja anunciando un hermoso amanecer me hicieron reaccionar.
Me levante con rapidez lo cual aborrecí, me fui hacia un lado, gritando de dolor.
Sentí unos brazos agarrarme y acomodarme. Sentí un latir de corazón. Y un pecho bastante agradable.
—Eres una descuidada, ni dormida te puedo dejar.
Esa voz.
—Se lo dije señor, es terca como una mula. Hasta soñando puede con nosotros.
—Tienes razón Jud. Tienes razón.
Me levante de nuevo de golpe y lo que pude ver me dejo en blanco.
—Hola, preciosa.
El aire me faltó, el tiempo se detuvo, Jud desapareció.
Solo veía unos alborotados cabellos rosados, un rostro afilado. Unos ojos verde musgo y negros a la vez.
Una sonrisa un tanto arrogante y a la vista unos colmillos destacables pero discretos.
—¿Eres… eres tú?
Asintió.
Y me abalance a el, pase mis brazos por su cuello y comencé a sollozar. Las lágrimas no pararon.
Me dolía horrores la espalda, pero se contrarresta gracias a la presencia de END.
Jadee con fuerza. Y sentí sus brazos rodear mi cintura.
—¡No lo puedo creer! ¡Estás aquí!
Grite de emoción combinado con un llanto incontrolable.
—Estoy para ti, Luce.
*Cof Cof*
Volteamos los dos.
—Disculpen por arruinar su momento, pero Lucy necesita el ungüento, y necesito que la agarre bien, por cierto señor, se que es su mujer, así que por favor, hagame el favor de tapar sus atributos de ella. No queremos que algún ojon visualice los senos de Lucy.
Baje mi vista a mis senos y estaba desnuda de cintura para arriba. Mis senos estaban libres de prendas.
Me pegue al cuerpo de END, abrazándome con fuerza.
—Esto es bastante erótico, así que por favor, trata de no frotar a mis niñas favoritas contra mi torso. ¿Quieres?
No quise levantar la mirada solo asentí.
—Bien, señor END, agárrala fuerte, esto le arderá.
Y lo sentí, frescor, ardor, quemar, cocer, hervir.
Grite con dolor.
