Prólogo segunda parte.

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—Mi nombre es Kim, Kim Taehyung.—A pesar de que tenía miedo, sentía que podía confiar, pero sin embargo, no podía enamorarse si quería conservar la vida de ese castaño que tenía en frente.

Después de ese encuentro, cada uno tomó su camino, pero el joven Jeon no se sacaba el rostro de esa persona, aunque más que parecerle interesante, lo quería para su propio beneficio y Taehyung no lo sabía.
Una semana pasó y aquel ser quería verlo de nuevo, solo un poco. Para el, solo dos segundos bastaban.
Emprendió su camino hasta la casa de Jungkook y desde la acera de en frente y transformado en un gato negro como la noche, se quedó viendo su ventana. La casa estaba hecha un desastre, era vieja y muy descuidada, probablemente estaba abandonada y el joven solo la tomó ya que se veía algo pobre. Cruzó hasta la puerta de entrada y se recostó allí durante horas. Jungkook al fin salía de casa tropezándose con aquel gato. Bufo al verlo y cerró la puerta ignorándolo completamente. »Esta bien, debe estar cansado« se dijo a sí mismo Taehyung, pero la realidad era distinta.
Espero durante toda la noche, aguantando el frío y el hambre y Jungkook no aparecía, tampoco quería irse de allí hasta ver al chico una vez más.
El amanecer se hacía presente y a lo lejos vio a aquel chico tambalearse por toda la calle, sujetando su estómago y encorvado casi completamente. Tae se preocupó y corrió hasta él, viendo su rostro. Tenía golpes en todos lados, su labio estaba sangrando al igual que su pómulo y ceja, los rasguños se hacían presentes en toda la extensión de su cara. Su cuerpo no le era indiferente a los golpes, a través de su camiseta blanca se podían ver golpes y sangre. Aquel ser no lo pensó dos veces y tomó su forma humana justo al lado de él sin importarle si alguien lo veía o no. Tomó el brazo del contrario y lo puso detrás de su cuello y sujetó su cintura para comenzar a caminar hasta aquella horrible casa. Una vez dentro, Jungkook se desplomó en el suelo y por primera vez, aquel ser no supo que hacer y comenzaba a tener una leve crisis de pánico. »¿Por que ahora Tae?«
Se repetía a sí mismo y una lágrima salió de frustración. Comenzó a buscar algo que le sirviese para vendar todas las heridas y lo único que había era licor, y camisetas blancas que por cierto, no eran de él. Rompió la camiseta en tiras lo más rápido que pudo y sentó a Jungkook en el sofá mientras respiraba anormalmente, ¿por qué estaba tan asustado?
Con el licor, más bien, vodka, limpio las heridas de toda su cara y cuerpo. A pesar de que el contrario se había desmayado, se quejaba cada vez que Tae ponía tiras de camiseta y limpiaba su rostro. Hizo lo que pudo, pero habían unas heridas demasiado profundas como para ser sólo limpiadas. Tomó el aquel cuerpo entre sus brazos y lo llevó a su casa, allí tenía un botiquín completo. Saco el hilo y aguja de cirugía y comenzó a poner los puntos que ameritaba cada herida, no sin antes poner suficiente anestesia local para que no sintiera tanto dolor. Se pasó toda la madrugada hasta que al fin termino con su trabajo y suspiro fuertemente mirando al chico dormido con los labios entre abiertos, algo de sudor que recorría su frente. Su cabello corto, caía perfectamente, su respiración estable y un ligero rubor. Taehyung volvió a sentir que estaba vivo, pero eso era una desgracia, no se le permitía sentir algo por alguien porque iba a terminar muriendo y era lo ultimo que quería.
Era el diablo... pero no significa que no sentía, de hecho, sentía más amor por la vida que cualquier ser humano. Siempre le cantaba a los árboles en silencio y se ocultaba en las sombras para evitar enamorar a alguien. Los pájaros solían cantar con el. ¿Que pecado fue tan grande para volverlo tan miserable? Hubiese preferido mil veces una muerte tortuosa a que tener que vivir condenado a no amar. ¿Por que el? ¿Por que, si Dios era tan misericordioso, lo castigo de esa forma? ¿Algún día podría morir?
Se hacía las mismas preguntas todos los días, pero nunca obtenía respuestas. La casa de aquel ser era amplia y hermosa. No tenía grandes lujos porque no los necesitaba, pero a pesar de que era hermosa... cada día se sentía más y más vacía y eso, aquel ser lo detestaba y lloraba en silencio rompiéndose cada vez más.
Continuó mirando al chico y sonrió pesadamente.

—Gracias por recordarme que soy humano Jeon Jungkook.—Susurro y se fue para no verlo jamás.

No era un acto de cobardía, sino, uno de valentía desmedida. Su corazón dejó de latir y cayó al suelo tocando el lugar, donde se supone estaría el corazón. Le dolía demasiado, casi tanto que cuando le arrancaron las alas y lo lanzaron a la tierra. Pero este dolor era diferente, uno que no había sentido jamás. Por primera vez, sintió que se destrozaba de la forma más cruel posible.

—Quiero amar.—Susurro en el suelo.—¡QUIERO AMAR! ¿POR QUÉ ESTOY SOLO? ¿QUE FUE LO QUE TE HICE?—Grito mirando al cielo mientras que su vista se nublaba por las lagrimas y se sentaba, golpeando el suelo con tanta fuerza que sintió sus manos partirse.—Ya no quiero estar solo... por favor.—Susurro llorando e intentado acabar con ese nudo molesto en la garganta.

Nadie podía verlo, nadie podía tocar si quiera su rostro sin medir las consecuencias. Quería sonreír y amar de nuevo, pero le era imposible. Se levantó con pesar del suelo y recordó que llorar no soluciona nada. Comenzó a caminar guardando sus manos en los bolsillos del abrigo y desaparecía entre la neblina de la noche para evitar amar, para evitar acabar con una vida. Camino sin descansar, pero...

—¡Espera!

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⏰ Última actualización: Apr 28, 2018 ⏰

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