Matrimonio

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—Jung Taekwoon, ¿acepta a Kim Wonsik como su esposo?
—Acepto.
—Kim Wonsik, ¿acepta a Jung Taekwoon como su esposo?
—Mmm…tendría que pensarlo —dije en broma y todos los invitados estallaron en carcajadas.
La expresión en el rostro de Taekwoon, dejaba a simple vista su gran nerviosismo. ¿Cómo puede pensar que realmente voy a dejarlo?
—Aceptas o te mato —dijo amenazante.
El juez, tratando de apresurarnos, volvió a repetir la frase.
—Kim Wonsik, ¿acepta a Jung Taekwoon como su esposo?
—Sí, acepto.
—Los declaro esposos. Pueden besarse.
A penas había terminado el juez de hablar y ya me había lanzado sobre los labios de mi cónyuge. Aunque se suponía que fuera un beso casto como parte de la ceremonia, nuestras bocas no querían separarse. Mi lengua delineó sus rosados labios, pidiendo permiso para adentrarse en la cavidad. En seguida él me dio paso y enredó su lengua con la mía. Los gritos de los presentes no se hicieron esperar; todos estaban muy felices de que, por fin, hubiéramos dado el gran paso que significaba este matrimonio en una sociedad tan conservadora.
Nos conocimos en la cafetería “La luz” hace seis años. En aquel entonces yo me encontraba trabajando en ese lugar a medio tiempo, para ayudar a mis padres con los gastos de la universidad. Había un chico que venía todos los días en busca de su café latte. Con el paso del tiempo yo mismo fui encargándome de hacer su pedido y ponía algún dulce extra con la excusa de que era una promoción del negocio. Él siempre se iba feliz con su compra y yo me quedaba embobecido por su exquisita belleza.
Los meses transcurrieron y yo tuve el valor de invitarlo a un café después del trabajo. Él me miró con reservas, pero aceptó. Nuestra cita fue de maravilla, conversamos acerca de nuestras vidas y nos hicimos amigos.
Tres semanas después me llevó a su casa para que conociera a sus padres y yo le presenté a los míos. Sin darnos cuenta, nuestra relación estaba alcanzando grados más íntimos que los de una amistad.
Aún recuerdo el primer beso. Estábamos en su habitación, luego de pasar toda la tarde nadando en la piscina, y mientras cambiamos nuestras ropas yo me quedé viéndolo. Era la primera vez que lo veía desnudo y mi rostro se tiñó de un rojo claro ante aquella vista de su perfecta anatomía. Taekwoon tampoco pudo apartar los ojos de mí; al parecer, tantos años de ejercicios surtieron efecto.
—Yo… —comenzó a hablar avergonzado— siento quedarme mirando de esa forma.
—No te disculpes —dije para que no se sintiera apenado—. Yo también estaba viéndote. Eres hermoso.
—Gracias. Tú igual eres muy apuesto.
—Taekwoon yo…
Los labios de mi mejor amigo callaron a los míos con un dulce beso que, aunque era torpe y lento, venía cargado de un montón de sentimientos.
Nuestros padres, si bien no trataron de separarnos, nos hacían ver día y noche que lo nuestro era repugnante y asqueroso. Muchos de nuestros supuestos amigos se alejaron y fuimos quedándonos solos, pero ahí aprendimos quienes eran las personas con las que realmente podíamos contar.
Todos esos momentos incómodos los superamos; ahora ya no nos importan más, porque él es mío y yo soy suyo.
Los vítores de los invitados fueron muy reconfortantes, pues mostraban que en esta sociedad que tanto juzga y discrimina, existían personas diferentes, tolerantes y concientes de que en el amor no importa el género.

N/A: Este pequeñísimo Wontaek está dedicado a @Woonie321. Gracias por leer mis historias. Me hubiera gustado extenderlo un poco, pero andaba corta de inspiración. Besos y gracias otra vez😘.

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