CAPÍTULO 1

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Las vacaciones habían terminado y ya era hora de volver a clases. Me levanté y me fui al baño a lavarme la cara así me despertaba un poco más. Termine y bajé a desayunar mientras miraba un poco las noticias. Estuve un buen rato hasta que mire la hora y se me estaba haciendo tarde. Deje todo y subí a mi cuarto, agarré mi mochila y me fui. Cuando llegué estaban todos esperando a que les dijeran cuál iba a ser el aula que iban a ocupar según el año en el que estaban. Salí al patio del colegio y ahí estaban mis dos mejores amigas. A Sofía la conocía desde primer grado y a Jazmín la conocimos hace dos años pero eso no importaba, porque había algo especial que nos unía. Nos abrazamos y charlamos de lo que fueron nuestras vacaciones, ya que no pudimos vernos porque estuvimos todas de viaje. Así estuvimos hasta que nos llamaron a todos para ir al aula. Entramos y me senté atrás de todo con Sofía y en el banco de al lado Jazmín (con una chica nueva) así estábamos más cerca. Esperamos alrededor de 10 minutos, mientras todos hablaban alto, hasta que llegó la profesora de Historia y nos tuvimos que callar. La mañana pasó muy lenta y no veía la hora de irme a mi casa lo mas pronto. Nos tocaba la última materia y entró un profesor nuevo, parecía apurado.

-Buenos días chicos- dijo con su voz gruesa.

-Buen día- dijeron todos sin ganas.

Dejó sus cosas en el escritorio y se presentó.

-Bueno, me llamo Pablo y soy su nuevo profesor de matemáticas porque como ya saben, la profesora que tenían antes se fue-

En ese momento pude ver como todas las chicas del curso se baboseaban por él, menos yo. Era joven y lindo pero no me llamaba para nada la atención.
Nos hizo decir a todos nuestros nombres, iba uno por uno hasta que llegó a mí.

-Y vos? Cómo te llamas?- me preguntó mientras me miraba a los ojos.

-Me llamo Ania- le dije por lo bajo pero por suerte logró escucharme.

-Ania...que lindo nombre- me dijo sin dejar de mirarme y una leve sonrisa se le dibujó en su cara.

Me estaba poniendo roja, porque no dejaba de mirarme, hasta que a alguien se le cayó algo y eso parece que le hizo volver a la realidad al profesor y me dejara de mirar. Siguió preguntando los nombres y cuando terminó, empezamos con la clase. Pasó rápido y por suerte ya nos íbamos. Cuándo estaba por salir del aula, él me volvió a mirar pero yo no le preste atención.

-Vieron que hermoso es el profesor de matemáticas?- dijo Sofía.

-No estás exagerando un poco Sofi?- le dije mientras las miraba.

-No exagera, además no digas que no te parece lindo porque sabemos que si- me dijo Jazmín.

-Nada que ver....Bueno puede ser un poquito nada más, pero tampoco para tanto- les dije sin ganas.

-Si claro- me dijeron las dos juntas.

-Ani, no viste cómo te miraba? No sacaba su mirada de vos- me dijo Sofía

-Qué? Nada que ver. Además que tiene que ver eso?-

-Mucho- dijo Jazmín mientras Sofía me guiñaba un ojo.

Suspire y decidí cambiar de tema. Les pregunté si tenían algo que hacer está tarde y me dijeron que no. Así que decidimos ir a tomar un helado juntas y seguir hablando. Las chicas no dejaban de hablar del nuevo profesor y ya me estaba cansando de escucharlas.

-Pueden dejar de hablar de ese profesor!?- les dije enojada ya sentadas en la heladería.

-Bueno tampoco es para que te pongas así- dijo Sofía.

-Bueno, tenes razón...Se me está haciendo tarde así que ya me voy. Chau, nos vemos mañana- me levanté, las saludé y me fui a mi casa.

Cuando llegué ya estaba Solé cocinando la cena. Ella me cuido desde que tenía dos meses y siempre fue un amor conmigo. Entre, la saludé y me fui a mi cuarto a bañarme. Mientras me estaba bañando me puse a pensar en Pablo, en su mirada y su sonrisa cuando le dije mi nombre. Sacudi mi cabeza haciendo que dejé de pensar en él. Terminé de bañarme y me fui a hacer la tarea que tenía. Cuándo terminé mi mamá, que recién llegaba de trabajar, me llamó para cenar.

Luego de una charla entre las dos sobre lo que hicimos en el día, terminamos de cenar y me ofrecí a levantar la mesa y lavar los platos, ya que mi no me gustaba mucho ver a Solé hacerlo. Mi mamá me saludó y se fue a dormir. Ella es lo único que tengo en mi vida. Mi papá nos dejó cuando ella se embarazo de mi, ni una sola foto tengo de él. Cuándo nací, mi mamá solamente me cuido dos meses para luego comenzar a trabajar todo el día, hasta la noche, en una casa para darme todo lo mejor y que no me faltará nada nunca. Mientras ella trabajaba, a mi me cuidaba Solé. Y así fue pasando el tiempo hasta el día de hoy y todo sigue igual.

Terminé y me fui a mi cuarto a descansar. Preparé mis cosas del colegio para el día siguiente y me acosté. Hable un rato con las chicas hasta que se hizo tarde y decidí dormir. Deje todo lo que estaba haciendo y me acomode en la cama. Antes de quedarme dormida me puse a pensar en Pablo. Las chicas tenían razón, él era hermoso.

-¿En que estás pensando Ania?- me dije a mi misma. -Él no te puede parecer lindo ni nada. Es 7 años mayor que vos y es tu profesor! Basta Ania?-

Y así fue cómo me di la media vuelta e intente quedarme dormida hasta que lo logré.

AMOR PROHIBIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora