Me desperté cómo todas las mañanas, sin ganas, y me fui a desayunar. Mamá por lo visto ya se había ido. Está vez me tomé sólo un café y me fui al colegio. Era martes y no teníamos con Pablo, sólo los lunes, jueves y viernes. Cuándo llegué ya estaban Jazmín y Sofía esperándome sentadas. Me senté con ellas y esperamos a que la profesora llegará. El día pasó rápido por suerte y ya nos estábamos por ir, hasta que escucho que alguien me llama por detrás.
-Ania!- escuché
Me gire para ver quién era y en eso lo veo a él, era Pablo. Seguía llamandome mientras se acercaba un poco a mi.
-Profe, que necesita?- me acerqué a él también.
-Quería preguntarte cómo te va en matemáticas?- me dijo.
Me quedé pensando unos segundos en su pregunta, me parecía raro que me lo pregunté hoy y no el jueves que es el día que tenemos con él.
-Bueno muy bien no me llevo con los números- los dos soltamos una leve risita.
-Bueno entonces si querés puedo ayudarte- dijo
-Em...si claro, no hay problema. Me va a dar un trabajo práctico o el jueves me va a explicar lo que no entiendo mientras le da tarea a los demás?
-De hecho estaba pensando en que vengas a mi casa, así estamos más tranquilos- lo notaba un poco nervioso.
-A su casa?
-Sí. Tranquila que no soy ningún abusador ni nada por el estilo- reímos los dos juntos y nos quedamos mirandonos.
-Bueno dale, cuándo voy?- le pregunté.
-Esta tarde a las tres, te parece?- me dijo mientras me daba un papelito con una dirección.
-Si, si está bien- le dije un poco rápido y agarrando el papelito que me estaba dando.
-Eso que te di es la dirección de mi casa. Te espero Ania- me saludó con un beso en la mejilla y se fue.
¿Qué era lo que acababa de pasar? Iba a ir a la casa de un profesor a estudiar "que loco", pensaba mientras me iba a mi casa. Tenía muchas preguntas en mi cabeza y lo único que quería era llegar y contarle a las chicas lo que me había pasado recién.
Ya eran las dos de la tarde y empecé a prepararme para ir a la casa del profesor. No sabía que ponerme así que opte por un short, no tan corto, y una blusa color bordó, ya que hacía un poco de frío. Antes de irme, comi algo ya que no había almorzado.
Cuándo ya llegué a su departamento, toque el timbre y esperé a que me abra. Estuve al menos dos minutos esperando hasta que me abrió.
-Ania, llegaste- me dijo con una sonrisa en su cara mientras me hacía un gesto con la mano para que pasé.
Entre al departamento y no era grande ni tampoco chico. Tenia una sola habitación y después estaba el baño y la cocina. Era ideal para una sola persona, si es que no vivía con alguien más.
-Ponete cómoda, querés algo para tomar?- me preguntó.
-Un poco de agua nada más.
Se fue a buscarme el vaso de agua mientras yo me sentaba en uno de los sillones que tenía el living. Me sentía rara estando ahí, nunca había ido a la casa de un profesor. Volvió con el vaso de agua y me lo dio a mi. Tomé un poco y después lo dejé en una mesita chiquita que había ahí.
-Y qué vamos a hacer?- le pregunté mirándolo.
-Vamos a empezar con un par de ejercicios fáciles para después ir avanzando.
-Perfecto. Tengo una duda.
-Si decime.
-Usted trae a muchas alumnas a su casa para que estudian con usted? Ósea, me refiero a si...-
-No, no. Vos sos la primera- Me contestó riendo- Y no estamos en el colegio, así que no hace falta que me trates de usted.
-Bueno, Pablo- le dije tímidamente y nos quedamos mirándonos unos segundos a los ojos.
-Bueno empecemos- dijo Pablo para descongelar el momento.
Después de pasarnos una hora con los ejercicios, decidí volver a casa. Me despedí de Pablo y me fui. A pesar de que fui sólo para estudiar debo admitir que la pase lindo con él, sentía que había una conexión entre nosotros. Pero nunca íbamos a poder porque él es mi profesor, yo soy su alumna. Él es mayor y yo soy menor. "¿Pero que cosas estas diciendo Ania? ¿Acaso te estas enamorando? No, no puede ser" pensaba mientras me acomodaba para dormir. Necesitaba descansar. Mañana sería un nuevo día.
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AMOR PROHIBIDO
De TodoEsta es la historia de Ania. Una simple chica de 16 (dieciséis) años que cursa su tercer año de secundaria pero sin querer se enamora de su profesor de matemáticas, Pablo, que tiene 23 (veintitrés) años, el cuál también se enamora de su pequeña alum...