Tres.

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Dicen que el amor es sólo de valientes. Pero siempre fueron cobardes

Dicen que la mecánica del corazón es impredecible. Pero nunca trataron de entenderla.

Dicen que los cuentos de hadas no son reales. Pero bailaron al ritmo del latido del corazón.

Dicen que está historia ya termino.
Pero aquí estamos.

El amor es un sentimiento mágico.

día tras día durante despertaron para ver un mensaje tonto de algún tema sin importancia, empezaban el día con una sonrisa, se reían de las tonterías que el otro decía, contaban los minutos antes de que terminar la jornada para salir en busca de su otra mitad.

Era lindo, muy lindo, cuando todo fluye y nada influye, las historias  de cobardes enamorados pueden triunfar sin ningún sobresalto en el camino.
Pero el destino es un amante cruel, y les dio un empujón mortal que separó a lo que nunca lograron unir

Pasaron meses donde uno no supo del otro y el otro no supo del uno, cada día buscaban excusas, pero su corazón les impedía dar el paso certero y volver al juego. 

Tan fácil como llego se fue.

Era patético de ver, ambos luchaban por seguir con sus vidas pero había algo que los amarraba a lo que tenían ya guardado como uno de sus mejores recuerdos.

Tuvieron otras parejas, vaya qué las quisieron, con la misma intensidad que se logra querer al primer amor, pero nunca se olvidaron.

Tal vez el tener a alguien más caminando de tu mano y a alguien tocandote el corazón no sea lo más sano.

Ella se rompio, el peso de cargar con sus sentimientos fue demasiado, hizo daño, podriamos decir que sus dedos estaban envenenados y donde los ponía clavaba una astilla en el corazón.
Nunca quiso lastimar a nadie, se rompió más a si misma de lo que cualquiera podría soportar, Pero hizo todo lo posible por no lastimar a aquellos que habitaban en su corazón, hasta que el tiempo cobro factura y se llevó todo lo que una vez había intentando proteger.

Y entonces ella lloraba,
lloraba como si el sol ya no calentara las mañanas, parecía que sus lágrimas tuvieran el poder de cambiar el ánimo del universo, y caían relámpagos como si el mismo cielo intentara consolarla; Lloraba,
tanto,  que la luna permanecía oculta.
y sus lágrimas parecían poesía de un loco suicida,
de una solitaria gota en medio de un desierto.
Ella lloraba.

Sin embargo era un llanto sin fundamento, no era por pérdida o rencor, era simplemente amor, el miedo a que no entendieran que cada acción, buena o mala, Que cada decisión, terrible o hiriente, todo, siempre lo hizo por amor.

Our last time. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora