HoSeok lo sabía

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Había que admitir que al inicio no sabía. Cuando se enamoró de él, pensó que al fin había encontrado a la persona con la que compartiría su vida entera. Pensó que había hallado a alguien que lo amara con toda su alma.

Cuán equivocado estaba.

En cuanto se enteró, se sintió fuera de lugar, como una entera distracción para la persona más importante de su existencia.
La felicidad que el otro le daba a su novio era tan enorme que jamás podría ser igualada. Y HoSeok lo sabía.

Cuán dolido se sentía.

Aún así, se hizo de oídos sordos, y continuó amando a aquel chico. Le gustaba su relación, y era demasiado perfecta para ser real. Pero si lo pensaba profundamente, era lo que sea menos perfecta; y aún sabiéndolo, se quedó allí y esperó a que lo amara tanto como deseaba. Aunque quizá ese día nunca llegaría, y HoSeok lo sabía.

Cuán triste su corazón estaba.

Pasó el tiempo, y de algún modo tuvieron familia y se comprometieron.
HoSeok estaba feliz de no haber oído de la otra felicidad de su novio nuevamente. Su corazón se llenaba de calidez al ver a su prometido jugando con sus hijitos. Era un buen padre, aunque quizá no la mejor pareja. Quizá el amor de su vida aún respiraba y moría por el otro.
¿O era que él mismo era el otro? ¿Entonces amaba más al chico que no estaba presente?
Las lágrimas solo se deslizaban por sus mejillas en cuanto estaba solo. Su pecho le indicaba que nunca sería un cuento de hadas, y HoSeok lo sabía.

Cuán engañado se sentía.

Habían acordado una fecha para su boda. Para el día más feliz de sus vidas. O tal vez solo para la de HoSeok. Faltando 24 horas y un poco más, mientras dormían en la misma cama, su prometido confesó que iba a verlo a él siempre. Y aún sin especificar qué hacían, causó un dolor ardiente en el pecho del moreno. Este sonrió y le hizo entender lo mucho que lo amaba, que no iba a dejarlo solo nunca. Pero no importaba qué palabras usara para hacerle entender que quería que se quedara a su lado, solo con él; nunca se resignaría, y HoSeok lo sabía.

Cuán humillado estaba.

La boda no se realizó, y en lugar de eso solo existía un espacio vacío en la cama matrimonial, que HoSeok nunca pudo llenar. Cada vez estaba más lejos de él.
No importaba cuánto llorara y le declarara su amor con una sonrisa, nunca fue suyo. No tenía nada qué reclamar, y HoSeok lo sabía.

Cuán solo se sentía.

Cierto día, el chico llegó a la casa que compartían ya casi nunca. Sus ojos rojos e hinchados, su cabello mojado por la lluvia, su piel pálida y sin brillo, su respiración agitada por haber corrido.
HoSeok y él intercambiaron miradas unos momentos; hasta que al fin fue el mayor quien rompió el silencio con los gritos de un abrazo.

El moreno estaba terriblemente sorprendido. Por primera vez sentía que encontró el amor que quiso desde un inicio; y sus mejillas emularon unas manzanas al oírlo decirle lo lindo que era, lo bellos que eran sus cabellos, su piel, sus ojos y sus labios. Todo esto mientras besaba su rostro amorosamente.

HoSeok no pudo evitar acurrucarse en el otro y llorar de lo feliz que estaba su corazón. Por primera vez era agobiado por ese amor ajeno. Por primera vez fue abrazado por el sentimiento de amor correspondido.

Sin embargo, seguía sabiendo, y esta vez más que nunca, que ese amor solo había sido hecho en base a una pelea entre las almas gemelas. El muchacho solo estaba dándole lo que quería, mientras que HoSeok lo estaba aceptando porque lo necesitaba. Su felicidad nunca sería real, y HoSeok lo sabía, pero...

Cuán feliz estaba.

Así estuvieron unos días que HoSeok deseó convertir en eternidad. Hasta que él volvió a desaparecer la mayor parte del día nuevamente. Aunque ahora no alcanzaba a entender por qué llegaba cada vez más triste. Ese semblante en su rostro lo hacía sentir, poco a poco, más y más miserable. Aún si se acercaba y le daba besos, no podía seguirle la guerra a sus ojos taciturnos. Al fin entendió que él no era lo que su amado quería, y mucho menos necesitaba. Era momento de dar por perdida la guerra, HoSeok lo sabía.

Y cuán desesperado se sentía.

Dicen que todo tiene un límite. HoSeok alcanzó el suyo aquella mañana, dispuesto a dejar a su amado ser feliz con quien debía. Con quien lo merecía desde un inicio. Con quien podía hacerle sonreír y brillar como si fuera una estrella en persona.

En cuanto su amado se fue de casa, rumbo a seguramente los brazos del afortunado, HoSeok no tardó en empacar sus cosas, dejando una última nota donde expresaba que no se sentía triste de no ser amado como deseaba, sino que se sentía destruido al ver a su amado tan triste por su culpa al no dejarlo ir. Le dio buenos deseos en aquel papel antes de tomar sus maletas, sus bebés, sus recuerdos e irse de la casa. Tenía que crear un nuevo futuro solo con sus pequeños amores, HoSeok lo sabía.

Y cuán asustado estaba.

Si lo pensaba por última vez, odiaba saber tantas cosas.

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Parte dedicada a Mafer Nieves por el #Intercambio #AniversarioSope ♡♡♡ Feliz Navidad ^^

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